El Quesos toma el relevo

Ochenta minutos le faltan al Quesos Entrepinares para recuperar el título de Liga. O al menos eso intentará en el derbi castellano que protagoniza esta temporada de rugby; será el tercer cruce en mes y medio con Aparejadores, que derrotó 28-21 a Ciencias en la otra semifinal. La última jornada del torneo regular fue para los burgaleses por 29- 31, la final de Copa del Rey fue para los vallisoletanos por 29-25, dos marcadores muy ajustados que presagian una final de Liga apasionante. Atención al horario: sábado 3 a las 19:00 horas con un lleno a reventar en Pepe Rojo, pues es de esperar una caravana de seguidores desde las vecinas tierras del Cid.

La semifinal contra Santboiana fue un golpe de autoridad del Quesos, con la lección aprendida tras el rapapolvo de Merino por el mal arranque de partido ante Ordizia. Hubo tensión desde la salida de vestuarios y la defensa catalana ayudó con unas manos blandas en el primer pateo de la mañana; un avant a cinco metros de la línea metió al Quesos en la veintidós del rival y no salió de allí durante el primer cuarto de hora. Después de trece minutos, con dos ensayos mediante, el marcador señalaba un 17-0 que pareció definitivo. Los azulones jugaron quizá sus mejores minutos del curso, con un Stringer monumental, que corrió, marcó, fijó y pasó para engordar la cuenta.

El Quesos respiró y el Santboi sacó su raza para entrar en el partido, provocó varios castigos a la zaga local, tres de ellos tan seguidos que obligaron a Atorrasagasti a mandar un aviso al capitán Gavidi, el cuarto supuso una amarilla a Cian, que de esta forma se perderá la final del sábado. El decano acortó distancias y puso en hora el despertador del VRAC, que en inferioridad aumentó la diferencia con ocho puntos más (otra vez con Stringer al galope), que no fueron diez porque los líneas no dieron por buena la transformación de Dyer. En la cabina de prensa pareció que la patada entró entre palos.

La segunda parte fue un trámite que sólo podría dejar secuelas a evitar. Oriol Pujol se fue a la calle con una roja por un placaje a Cian y el Quesos aprovechó la ventaja, que durante unos minutos fue de quince contra trece, para conseguir tres ensayos más, todos arrolladores, todos con bola extra por el acierto de Dyer con el pie. Hubo un ensayo más, de un Cian supersónico, pero el línea se apiadó de la Santobiana y señaló un avant anterior que quizá se hubiera callado con un tanteo más ajustado.

Merino ya pensaba en la final, sentó a Perotti para evitar riesgos en forma de amarillas a destiempo, dio minutos a su banquillo y la semifinal derivó en correcalles; faltaban veinte minutos para el ochenta, el Quesos se secó en los 46 y el decano demostró cómo cae un campeón, de pie; buscó un ensayo inútil para la victoria, pero de gran valor para el orgullo del equipo, que salió intacto de Pepe Rojo con el ensayo de Sirvent. No le pareció suficiente al vigente campeón de Liga, que prolongó su empuje durante el tiempo de prolongación y, si no consiguió más puntos, sí forzó que el Quesos acabase con catorce por la sanción a Gavidi.

La tarea estaba hecha, y de forma muy brillante, con seis ensayos de seis jugadores distintos, con un Dyer infalible con el pie (su único 'fallo' fue ese pateo que no subió al marcador) y con tiempo para conectarse con Burgos, vía móvil, para seguir los últimos minutos del igualado y caliente Aparejadores-Ciencias; al entrenador, Diego Merino, le daba igual el rival, lo que no es de extrañar visto el potencial de los suyos; a los directivos seguro que no tanto, frotándose las manos por la presumible taquilla; y a los aficionados tampoco, relamiéndose por el tremendo nivel de un partido que abre una nueva rivalidad en el rugby español entre los dos finalistas de Copa y de Liga.

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