El Quesos Entrepinares cierra el paréntesis con el rodillo

'Sin perdón' es una de las películas más celebradas del recién fallecido Gene Hackman, uno de los grandes; y como si quisiera homenajearle, el Quesos Entrepinares maduró a su rival durante la primera parte para pasarle por encima y pisotearle de mala manera en la segunda. Lo que prometía ser un duelo equilibrado, ajustado en el marcador, terminó como un rodillo quesero ante un Alcobendas inocentón que llegó a Valladolid con metros y metros de papel de regalo en su equipaje.

Empezaron mejor los madrileños, casi siempre en campo contrario, muchas veces en la veintidós rival. Su dominio se saldó con un mínimo 0-3 gracias a un golpe de Cittadini, el mejor pateador de la primera fase liguera; no fue a más porque el Quesos Entrepinares se empleó a fondo en las fases estáticas, con dominio de la melé y atento a las rifas del Alcobendas en los saques de touch, algunos de ellos a cinco metros del banderín.

Los de Merino no entraban en juego, como si todavía les pesara la agónica derrota de hace una semana en Sant Boi. Con el viento de contra, les costaba pasar de medio campo, pero cuando lo hicieron fue para sumar puntos gracias a un empuje que culminó González del Pino. 5-3 al descanso y la sensación de que la victoria se decidiría por detalles, como tantos partidos de este curso. A veces se acusa a esta liga de falta de competitividad, y con razón, lo que llevará a una reducción de doce a diez equipos, pero también es verdad que la mitad de los partidos se resolvieron por márgenes de siete puntos o menos, un porcentaje que se multiplica si nos centramos en los choques entre los seis equipos que juegan en el grupo A, en doce de los quince enfrentamientos el perdedor sumó el bonus defensivo.

Así parecía en esta tarde del Pepe Rojo, hasta que el Quesos Entrepinares le dijo que no al Alcobendas. Los azulones saltaron al campo con un grado más de tensión, no dejaron respirar de salida al Alcobendas y montaron un ataque coral, con muchos pases en ciorto, hasta la definitiva carrera de Taibo. Los madrileños acusaron el golpe y les entraron sudores en las manos, primero Hollingsworth se encontró con un caramelo en la veintidós contraria, con la zaga completada descolocada por el grave error de un pase en la banda, y casi de inmediato, un nuevo fallo en la combinación entregó la pelota a un jugador del Quesos Entrepinares, estaba lejos, más allá de medio campo, pero era Martiniano Cian, que encendió el turbo para sentenciar.

El partido se rompió en esos cinco minutos fatídicos del Alcobendas, el Quesos tampoco quiso hacer leña y el juego se fue diluyendo con los cambios a la espera del minuto final, mucho más desde que Alcobendas se quedó con catorce, fase en la que Entrepinares volvió a marcar casi por aburrimiento, otra vez por el empuje de sus delanteros, esta vez con la firma del incombustible Gavidi.

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