Zapico, al volante del Williams, rozó una calificación histórica y dejó la duda de hasta donde podría haber llegado con un coche competitivo.

El difícil sueño de la F1

Emilio Rodriguez Zapico. Nacido en León, si bien madrileño de adopción, en el Gran Premio de España de 1976 se quedó a siete décimas de hacer realidad un gran sueño

Santiago de Garnica

Valladolid

Viernes, 20 de mayo 2022, 18:04

En estos tiempos en que nos parece un fracaso no ver un piloto español en el podio de un Gran Premio de Fórmula 1, conviene mirar atrás y recordar. Si, revivir aquellos otros tiempos donde los aficionados, pocos pero con pasión y conocimientos, seguían en España la progresión de nuestros pilotos y soñaban con ver a alguno de ellos sentado al volante de un monoplaza de la F1.

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El domingo 2 de mayo de 1976 se corría en el Jarama el Gran Premio de España. Además del Tyrrell de seis ruedas que se va a ver en carrera por vez primera, dos nombres estaban en boca de los aficionados españoles:Emilio de Villota y Emilio Rodriguez Zapico. Vamos a centrarnos en este último al que muchos llamaban «Zeppelin».

Nacido en León en 1944, Zapico había seguido la clásica trayectoria de los pilotos de la época. Había debutado en 1965 con un Seat 600 con preparación Siata, en el Campeonato de Castilla de Velocidad y Regularidad. Luego le seguirán un Alpine y un Matra. En 1968 es copiloto de Lucas Sainz en el equipo oficial de rallyes de FASARenault. En 1970 corre el Rally de Monte-carlo con un R8, con Van Dulken de copiloto. Correrá la Copa TS, será subcampeón de la F-1430 en 1971; disputa rallyes con el Chitty (un 600 prototipo que escondía un fórmula en sus entrañas), más adelante corre el Campeonato de Europa de Turismos con un Ford Escort, es uno de los mejores pilotos de la Fórmula 1800, es piloto de Chrysler España, compite en sport con Chevron, Lola y March...

No vamos a entrar en un listado detallado pero, en cualquier disciplina, la realidad era que Zapico estaba siempre entre los punteros, entre los más rápidos.

En 1976, a pocos días de cumplir 32 años, va a intentar hacer realidad su máximo sueño: la Fórmula 1. Y como no solo tenía una enorme experiencia como piloto sino también, al igual que su tocayo Villota, en buscar patrocinadores, convence a la firma de Seguros Mapfre para que apoye su proyecto. Se va a Inglaterra e intenta hacerse con uno de los Hesketh de Harald Erlt. Pero el motor revienta en las pruebas y, finalmente, alquila un Williams FW-04 con vistas al GP de España que se iba a celebrar el 2 de Mayo en el Jarama. Así, junto a Emilio DeVillota (que pilota con un Brabham-Alfa Romeo y con experiencia en el británico de F1), forma parte de la lista de inscritos.En los entrenamientos, Zapico queda a solo 7 décimas del Larry Perkins (Boro Ensing N175) , que era elúltimo coche admitido en parrilla. Villota, está justo detrás. Tampoco lograron la calificación Lunger (Surtees TS19), Kessel (Brabham BT44B), Ertl (Hesketh 308D) y Hoffmann (Copersucar FD04), con peores tiempos que los españoles.

¿Que habría podido hacer Zapico con un coche mínimamente competitivo? Su monoplaza era el chasis 1 del FW04, nacido en 1975. En realidad era el primer Williams de verdad, una buena base pero Frank aún no tenía recursos económicos para desarrollarlo (incluso había adaptado viejos elementos aerodinámicos de otros equipos). En 1976, cuando se alquila al español, lo estaba utilizando el australiano McGuire en unas carreras británicas de F1.

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Zapico, decepcionado, sigue pilotando, pero reduce su actividad por falta de presupuesto, lo que no impide triunfos y resultados brillantes, demostrando siempre su gran talento en cualquier disciplina.

Años después fallecerá en un accidente de ultraligero.

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