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A Ferrari llegó para sustituir a Lauda, tras el accidente de Nurburgring, pero el retorno de este no hizo fácil la convivencia.
Reutemann, contra sí mismo
fórmula 1

Reutemann, contra sí mismo

Muchos veían en él al sucesor de Fangio, pero lo impidió su personalidad insegura

santiago de garnica

Domingo, 7 de agosto 2016, 07:28

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Carlos Alberto Reutemann, el Lole. Ser argentino y piloto de Fórmula 1 es tener por encima una pesada herencia, la de Fangio y sus cinco títulos mundiales. Hay que estar muy seguro de uno mismo.

Lole era rápido, muy rápido. Lo demostró en su primer Gran Premio, allí, en casa, en su Buenos Aires querido, que se diría con letra de tango pero con la música de los V8 Cosworth: con un Brabham hizo el mejor tiempo en entrenamientos. Nadie en su debut, salvo el gran Mario Andretti, había hecho nada igual. Dirán que conocía cada centímetro del trazado bonaerense. Es cierto, pero Reutemann iba muy rápido. Era el año 1972.

En la siguiente temporada lograría sus primeros podios, el Paul Ricard y Watkins Glenn. Y en 1974 obtuvo sus tres primeras victorias: Sudáfrica, Austria y Estados Unidos. Los Brabham llevaban cinco años si ganar. La cotización de aquel argentino de buena cuna, por cuyas venas corría sangre italiana y alemana, subía como la espuma. Atrás se había quedado el recuerdo del año 1970 cuando, con el apoyo de la petrolífera YPF debutó en Europa en la Fórmula 2, provocando un accidente en el que se vio implicado Jochen Rindt. El austriaco, en desafortunada frase, diría que «los indios deberían quedarse en la selva y no venir a correr a Europa».

Caracteres opuestos

En 1975 logró una sola victoria, pero la regularidad le lleva a la tercera plaza del mundial. En cambio, en 1976 los Brabham no van y decide abandonar el equipo. Ferrari le contrata para sustituir a Lauda tras el dramático accidente del austriaco en Nurburgring. Los argentinos viven un delirio con elLole en Maranello.

En 1977 comienza bien la temporada, pero poco a poco va cayendo. Y es que Reutemann, más allá de su imagen, en realidad es una persona insegura. Todo lo contrario que Lauda, una mente poderosa que hunde a su compañero de equipo.

Se repite la historia. En 1978 es líder del mundial; gana carreras, pero según avanza la temporada no es capaz de mantener el liderato. En 1979, ahora en Williams, le sucede al revés: mal inicio y, tras el triunfo en Mónaco, renace con fuerza y por tercera vez terminará tercero en la clasificación final del Mundial.

En 1981 tiene 40 años y se habla ya de retirada. Pero en su décima temporada en la Fórmula 1 pilota mejor que nunca y hace podio en las cinco primeras pruebas, ganando dos de ellas, Brasil (en contra de las órdenes de equipo en lo que se llamó la guerra de los carteles) y Bélgica. Es líder del mundial y solo Piquet, a doce puntos, parece no perder la estela de Reutemann. Pero luego vendrán siete carreras en las que logra un solo podio y a falta de tres pruebas argentino y brasileño están igualados. Reutemann reacciona y en Monza hace podio logrando una pequeña ventaja que le sirve, a pesar de no puntuar en Canadá, para llegar a Estados Unidos con una pequeña ventaja. Allí se celebra el primer gran premio en Las Vegas, donde en los entrenamientos Reutemann es el mejor. Parece que por fin tiene todo a favor, pero es un espejismo. Los dos Williams rompen motores y para sustituir el suyo Carlos Reutemann pide el único nuevo que queda en el equipo. Pero Frank Williams se lo da a Jones y él ha de quedarse con el viejo. El australiano le aparta en la primera vuelta y se va camino del triunfo. El Lole se hunde, termina octavo y a Piquet le basta ser quinto para hacerse con el título.

Más que derrotado, está hundido. Frank Williams le intenta convencer de que va a tener todo su apoyo para la próxima temporada, en la que Keke Rosberg será su nuevo compañero. Reutemann es segundo en la primera carrera, Sudáfrica. Aquellos que piensan que va a superar la derrota del año anterior se equivocan. Tras accidentarse en Brasil, decide irse a su casa.

Tras la retirada, en el año 1991, a los 49 años y de forma paralela a sus actividades como productor agropecuario, Reutemann inicia su actividad política en el Partido Justicialista de la mano del presidente Carlos Menem, donde permaneció hasta 2015 tras ser senador y gobernador de la provincia de Santa Fe en dos legislaturas. Hoy es senador nacional del Partido Propuesta Republicana.

Rápido, perfeccionista, inteligente y también una personalidad compleja. «Tormentoso y atormentado», dijo de él Enzo Ferrari. En cualquier caso, Carlos Reutemann necesitaba sentirse anímicamente apoyado y eso le falló en los momentos claves, cuando acariciaba títulos.

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