BOXEO

Isa Rivero da la cara en Alemania pero el cinturón mundial se queda en casa

La púgil local se llevó el combate por decisión, después de que la vallisoletana le plantease una pelea «complicada», en la que la movilidad y la velocidad de golpeo de la vallisoletana estuvieron a punto de dar un disgusto a una boxeadora olímpica y que llegaba a la velada con una sola derrota en su palmarés.

'Babyface', además de competir en casa, en el Glaspalast de Sindelfingen, también aprovechó boxear en su categoría de peso, algo a lo que Rivero tuvo que adaptarse, inmersa ahora en el peso átomo, en busca de convertirse en campeona mundial en esta categoría, pero sin desaprovechar «la oportunidad» que se abría en Alemania este sábado.

A vueltas con el peso –algo que la vallisoletana ya ha padecido en el pasado, de ahí el cambio de categoría–, cada derecha que lanzaba la teutona a lo largo de los diez asaltos y que, por suerte, nunca logró impactar en la pedrajeña, sonaba como un misil, que Rivero esquivó a la perfección, en una demostración de reflejos.

La vallisoletana tuvo una puesta en escena muy buena, con un buen primer asalto y un gran final. De hecho, esas buenas sensaciones hicieron llegar a pensar a su esquina que podría rascar algo más de su aventura centroeuropea, pero la realidad es que lejos de 'casa', Rivero tenía que hacer mucho para que el cinturón cambiase de dueña.

El último 'round' también fue muy bueno y claro para la castellana, que aprovechó el cansancio de Bormann y una defensa mucho más baja para conectarla varias manos, después de medirla con el jab de izquierda y golpearla con la derecha. Fue el asalto más ofensivo y claro para una Rivero a la que incluso la expedición española animaba gritándole que el combate era para ella.

Lo cierto es que las manos arriba de la alemana nada más terminar este último periodo ya dejaban entrever la sensación que había en el recinto teutón, en el que se premió también la actitud ofensiva de 'Babyface', que llevó la iniciativa durante casi toda la pelea, en una actitud lógica ante una boxeadora de menor potencia de golpeo, que, eso sí, puso en liza su capacidad para moverse, con un alarde a su juego de pies.

Rivero se llevó los puntos de uno de los tres jueces (99-92), pero pagó ir a la contra durante todo el combate, pese a que Bormann nunca encontró manos limpias, y sí se llevó algún jab de izquierda de Rivero, que no fue suficiente para arrebatarle el cinturón, con un marcador final de 97-93 y 96-93 para la púgil local.