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Lola Fernández Ochoa, a su llegada al tanatorio de Cercedilla. EP

El último adiós a la querida Blanca

Hasta 2.000 personas pasan por su capilla ardiente instalada en el tanatorio de Cercedilla, donde volvió a ser llorada la exesquiadora antes de su incineración en Pozuelo

Amador Gómez

Cercedilla

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Sábado, 7 de septiembre 2019

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Cercedilla, el pueblo en el que creció Blanca Fernández Ochoa y que tanto quería a la exesquiadora y a su hermano Paquito, volvió a llorar este sábado la pérdida de la primera medallista olímpica española de la historia. Todos sus familiares, amigos, vecinos, admiradores y representantes del mundo del deporte y la política, hasta 2.000 personas, acudieron al tanatorio de Cercedilla, donde fue instalada la capilla ardiente de Blanca, para dar el último adiós a la exdeportista encontrada muerta el jueves después de once días desaparecida.

La capilla ardiente de la única medallista española en unos Juegos Olímpicos de Invierno permaneció abierta durante doce horas, desde la nueve de la mañana hasta las nueve de la noche, antes de su incineración en la localidad de Pozuelo de Alarcón. La familia de Blanca desea esparcir sus cenizas, siempre y cuando el juez diese autorización, en una próxima ceremonia íntima en Siete Picos, la montaña preferida de la exesquiadora.

Al tanatorio de Cercedilla acudieron desde primeras horas, aparte de sus familiares, entre ellos sus hijos Olivia y David, «superafectados», y su hermana Lola, su cuñado Adrián Federighi, que ha ejercido de portavoz antes, durante y después de la intensa búsqueda en la Sierra de Guadarrama, donde fue hallada la exesquiadora, en el pico de la Peñota. «Están todos rotos», reconoció el marido de Lola en alusión a los más allegados. «Ha sido una barbaridad. Muy bonito, con las viejas glorias», proclamaba por la tarde la hermana de Blanca mientras hablaba por teléfono. El cuerpo de la exesquiadora llegó el viernes a Cercedilla, que vive unas tristes fiestas patronales, procedente del Instituto Anatómico Forense de Madrid, una vez practicadas las pruebas de la autopsia, cuyos resultados definitivos aún se desconocen.

Entre las personalidades que fueron a rendir «un penúltimo homenaje» a Blanca destacaron el ministro de Cultura y Deporte en funciones, José Guirao, y la secretaria de Estado para el Deporte, María José Rienda, que cruzaron la puerta de entrada al tanatorio al filo de la una del mediodía tras atender a los medios de comunicación. «Es el penúltimo, porque está pensado un homenaje para más lejos, cuando pase este momento, que es de la familia, de intimidad y de duelo», anunció el ministro.

«Estamos muy apenados. Era una mujer y una deportista extraordinaria, que junto a Paquito (oro en los Juegos de Sapporo'72) llevó el deporte de invierno a unas cotas de popularidad y reconocimiento que nunca había tenido España», subrayó José Guirao. «Blanca (medalla de bronce en los Juegos de Albertville'92) abrió el camino del deporte femenino en España, entre otras, a la secretaria de Estado», recordó.

«Fue pionera de los deportes de invierno y motivadora de muchas mujeres deportistas, entre ellas yo, pero también de todas las que venían detrás, de otros deportes», apuntó Rienda, para quien «la figura de Blanca ha sido muy grande para el deporte español en general». «Durante el último año coincidíamos mucho, porque su hija forma parte de la selección de rugby a siete y acudía a diversos actos. Siempre estaba con una sonrisa y siempre agradable», recordó la exesquiadora granadina. «La vamos a echar mucho de menos», concluyó Rienda a unos metros de las nueve coronas de flores entonces instaladas a las puertas del tanatorio, entre ellas, del Comité Olímpico Internacional (COI).

«Hace unos meses fue a la federación a pedir trabajo porque estaba en una situación terrible»

El periodista deportivo José María García se mostró crítico con el trato recibido por la ex esquiadora Blanca Fernández Ochoa, tras acudir a su capilla ardiente en la localidad madrileña de Cercedilla. «La semana que viene me voy a extender en consideraciones tremendamente negativas para los dirigentes del deporte español. Blanca no era una más, es la única deportista española con una medalla olímpica en esquí», recalcó.

«Nadie sabe lo que ha pasado esta chica, nadie. No le ha ayudado nadie. Al contrario, le han puesto trabas en su camino los dirigentes. En los Juegos anteriores a ganar el bronce queda primera en la primera manga. Y entre manga y manga un altísimo dirigente del deporte español, que no doy su nombre porque ya no vive, le hace una presión terrible diciendo que no puede caerse, que debe sacar una medalla», aseguró.

Además reveló aspectos de su momento actual: «Apenas hace unos meses fue a la federación a pedir trabajo porque estaba en una situación terrible porque había tenido juicios y demás, temas familiares. Y hasta hoy no tenemos nada. Se va a hacer un recinto en Madrid con su nombre y seguimos igual que hace cien años, todo cuando se muere. ¿Por qué no lo disfrutan en vida?», comentó también ante los medios de comunicación.

«Limpia de alma y espíritu»

Entre los amigos y amigas exdeportistas que acudieron al tanatorio antes del mediodía se esperaba a Coral Bistuer, que tras anunciarse la desaparición de la exesquiadora madrileña desveló que Blanca «estaba pasando el peor eslalon de su vida». «Blanca era una mujer limpia de alma, espíritu y vida», sentenció este sábado Coral Bistuer. «Los hermanos de Blanca están destrozados, pero les he querido transmitir que detrás de Blanca estamos todos», apuntó el exjugador internacional de baloncesto Juan Antonio Corbalán. A primeras horas de la tarde, además del presidente del Comité Olímpico Español (COE), Alejandro Blanco, también se pasó a acompañar a la familia el exjugador de voleibol Rafa Pascual.

«Creo que va a venir el rey», afirmaba un vecino de Cercedilla a media tarde a un grupo de amigos a escasos metros del tanatorio. «¡Qué va a venir el rey!», le replicaban. «El que ha venido es el ministro», le recordaba una mujer de mediana edad, que reclamaba «que no se hurgue en las circunstancias de la muerte de Blanca». «Nosotros el luto lo llevamos por dentro», apuntaba esta vecina durante una atípica jornada de fiestas en Cercedilla, conmocionada por la desaparición y la muerte de su amada Blanca.

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