La selección española, un equipo de criterio
«El seleccionador lo fue antes de las inferiores y un buen número de futbolistas provienen asimismo de los equipos de abajo»
Ahora que 'el equipo de todos' ha pisado Valladolid para dirimir un importante compromiso de cara al próximo Campeonato Mundial, se me ocurre establecer unos ... determinados paralelismos y simetrías con un equipo de nuestra liga. Ello lógicamente porque, como entrenador, he vivido la doble experiencia de entrenar tanto a un equipo como a una selección: la nuestra, la de Castilla y León.
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Vaya por delante algo extraordinariamente importante como es el orgullo que quien dirige debe de sentir por representar algo más que a un equipo. Dicho lo cual el trabajo de dirigir comienza mucho antes con la nada fácil tarea de seleccionar. Y eso ya es mucho decir.
En la selección, entrenador y secretario técnico vienen a fundirse en la misma figura; para que entendamos el símil, yo escojo los jugadores más idóneos en ese momento para jugar de la forma que yo entiendo como ideal. Y como tengo la potestad de escoger, asumo la responsabilidad de no equivocar. Es pues todo ello un asunto de criterio. Y ahí quería yo llegar.
En esta selección española las cosas vienen desde abajo. El seleccionador lo fue antes de las inferiores y un buen número de futbolistas provienen asimismo de los equipos de abajo. O sea, la cantera al poder. Todo pues, tiene un parecido porque el fútbol en su organización lógica es universal. Y como hace ya bastantes años que la RFEF abrazó el criterio de que la Selección fuese un club donde las categorías inferiores fuesen su vivero lógico y los criterios de selección atendiesen a unos parámetros establecidos, pues los frutos han ido cayendo de forma lógica. Nada es casualidad y todo obedece a un orden y una forma de entenderlo.
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¡Ya, ya! todo eso está muy bien, verso puro, dirán ustedes. ¿Pero porqué juegan bien, tan bien a veces, y ganan casi siempre? ¿Habrá una explicación, no?
Y claro que la hay. Una explicación que no es una regla de obligado cumplimiento pero si por contra tiene todas las bendiciones de responder a lo bien programado. Cosa de criterio, de nuevo. Y desarrollo la idea.. o al menos lo intento. Luis de la Fuente como cualquier entrenador que se precie tiene más pedigree de seleccionador que de entrenador al uso.
Me explico. Él sabe que tiene la opción de escoger a 'sus mejores' entre todos los equipos de las ligas profesionales, ya que a cambio le van a exigir éxito y victorias. Y viene a emplear el mejor de los criterios posibles, que no es otro que el de escoger a aquellos entre los ya conocidos, amén de tirar de las sorpresas de los que vienen despuntando.
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La selección es siempre reconocible y no le preocupa que el contrario conozca como jugamos
Con esa forma de actuar, el seleccionador evita la improvisación mientras gana tiempo y asegura que su discurso del método sea ya algo totalmente sabido por parte del elenco. Por ello, la selección es siempre reconocible y, contrariamente a la opinión de muchos, no le preocupa que el contrario conozca como jugamos, si no que entiende que es cuestión de afirmar un criterio conocido y aceptado.
Yo me imagino –nunca tuve ocasión de preguntárselo– que a Di Stéfano, Puskas o Gento no les importaba lo más mínimo que el contrario supiese que siempre jugaban los mismos… porque lo hacían muy bien. Muy al contrario, a Miguel Muñoz, entrenador de aquel equipo, le tendría más tenso saber que no podía contar con alguno de ellos. Por todas estas bases asentadas en criterios muy contrastados, y por tanto en ideas muy firmes, es por lo que la selección es hoy día un equipo puntero en el mundo.
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Algo que ha conseguido, amén de los éxitos, imbuirnos dos conceptos básicos como aficionados: el primero consiste en saber que éste equipo juega un fútbol abierto con tres líneas definidas y que jamás especula con esa idea; el segundo, que sepamos quienes son los dos o tres mejores jugadores en cada puesto, de forma que ningún cambio mueve dos posiciones ni altera el sistema. ¡Juegan los mejores y siempre lo hacen en su sitio!
El tercer logro es el de conseguir sentar a la afición delante del televisor, al tiempo que llena los estadios, haciendo sentirse felices a cada uno de los espectadores agitando orgullosos la banderita de nuestro club. ¡La leche!
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