El Villa de Simancas encuentra la sonrisa antes de acabar el año

El Villa de Simancas cerró con victoria el último capítulo de 2021. Había que escribir un buen epílogo a un año que será recordado por su parroquia por haber estado más cerca que nunca del sueño de Tercera y por el momento de melancolía que supuso aquel viaje a la Nueva Balastera. Dos de los que vivieron y sufrieron aquella tarde, Fran y Veintimilla, quisieron darle una dulce despedida a este año difícil de olvidar.

El parón navideño llega en un buen momento para que el Villa de Simancas resetee porque, pese a haber sumado de tres esta jornada, llevaba una racha difícil. De puntos y de fútbol. Con un triunfo se crece mejor. Así fue y eso que el rival y sobre todo su dinámica no invitaba al optimismo. Ganó y no de casualidad porque trabajó el partido, esta vez de principio a fin.

Entró con mucha fuerza al encuentro el equipo de Pablo Gil, toda la que le falta a veces en los inicios. No quiso especular, prefirió ir a por La Bañeza y encontró pronto la recompensa. Fran se sacó un zapatazo de falta directa a los doce minutos que sorprendió al guardameta. Los foráneos en desventaja tienen mucho menos peligro, aunque el Villa de Simancas se empeñó en dejar que se lo generaran.

Optó por ordenarse atrás. Ya lo estaba, pero retrasó un poco más las líneas para sentirse resguardado. Eso dio alas a los azulones que, a base de centros quisieron intimidar a Pablo de la Fuente, siempre seguro. Aun así, insistían demasiado en diagonales siempre frustradas por Fran y Aitor, impecables.

En ataque, eso sí, el Simancas quiso tomarse un respiro hasta el intermedio. Un respiro que más bien fue una siesta de esas que corrían el riesgo de acabar con un golpe de despertador en forma de empate. Por fortuna ese letargo terminó con el pitido del colegiado señalando el descanso.

Le sentó bien a los anfitriones que parecía que estaban esperando a recibir el empate para volver a dominar. La diferencia era que esta vez sí que había pólvora arriba para estar tranquilos. Veintimilla iba a ver puerta, se relamía por ello, pese a que quiso darle suspense. Se complicó él solo cuando tras un gran pase de Unai, con todo a favor, prefirió recortar y esperar a que los defensas recularan para que al final Fran terminara la acción al lateral de la red.

Se notaba otro espíritu en el Villa de Simancas, empeñado en presionar todas las salidas de balón visitantes, por mucho que parecieran cómodas. Pablo Gil no estaba dispuesto a sufrir en un duelo en el que su equipo no lo merecía, quería recuperar la identidad en un choque tan exigente. Era más sencillo con los pulmones de Unai, inagotables.

A los quince minutos de partido ya había corrido más que cualquier ser terrenal en todo un encuentro. Hasta que fue sustituido casi en el añadido no se dejó nada en el bolsillo. Con mayor o menor acierto en sus ejecuciones, pero es innegable que electrifica los choques como nadie. En la segunda parte, con más espacios, apareció más. Aunque la acción del encuentro llevó el apellido de Veintimilla.

Convirtió un despeje orientado en el gol de la sentencia. Controló, se dio la vuelta y pegó un zapatazo que entró con ayuda del guardameta, demasiado inseguro en esta cita. El balón entró fuerte por su palo. Así se evitó sustos el Villa de Simancas porque La Bañeza nunca dio síntomas de poder ni siquiera meterse en el encuentro.

Jair quería hacer algo diferente por la izquierda, pero le invadió el pesimismo al ver que su equipo no daba para más. Los pupilos de Pablo Gil permanecieron ordenados e impidieron que se escapara un triunfo que les mantiene lejos de objetivos pasados, pero al menos con un buen sabor de boca para este largo descanso.

Dulce Navidad para el Mojados, que termina el 2021 con una dinámica muy positiva. Empate con sabor a victoria en casa de la Ponferradina B, sin Chatún y además con un hombre menos durante la última media hora. Mauro adelantó a los locales, pero un golazo de falta de Nacho igualó la contienda con mucho tiempo por delante.

La expulsión de Capi complicó el panorama, sobre todo porque las exigencias del filial berciano eran mayores. Tenían que ganar sí o sí. Ni lo consiguieron ni lo merecieron porque no cortaron la tela de araña defensiva del conjunto de Adri Fraile, que acaba el año empatado a puntos con el play-off de ascenso.

El Laguna mereció la victoria, pero no pudo pasar del empate contra el Fabero. Los visitantes adquirieron una ventaja importante en la primera parte gracias a la pasividad de la defensa local. Dos llegadas se tradujeron en dos goles. El primero de Izan, tras un centro lateral, y el segundo de Javi López con una gran vaselina.

El Fabero perdonó el tercero e Isma Casado, antes del intermedio, descontó. Comenzó mucho mejor el equipo de Carlos Álvarez la segunda mitad, atacó con muchos efectivos y la entrada de Cifu le dio claridad. Él consiguió el empate en el primer balón que tocó ante la mala salida del guardameta rival. El Laguna asedió, reclamó un penalti claro sobre Isma, y en la última acción del partido Darío la estrelló en el palo.

Ya van cinco derrotas consecutivas de La Cistérniga, que coge las vacaciones con muchas ganas para olvidarse de los últimos partidos. En Mansilla de Mulas fue por momentos superior, pero de nuevo su fragilidad defensiva les condenó. Tras un gran inicio, con dominio y ocasiones, encajó el primero justo antes del descanso. Jairo ajustició a Tapias después de que Álex no acertara a despejar.

Tras el receso, Javier rubricó el segundo y dejó sin reacción a los hombres de Roberto García. Por mucho que controlen los partidos, siguen sin aprobar la asignatura de la picardía.

El choque fue aplazado el viernes por casos positivos en el Atlético Candeleda.

Temas

• Fútbol
• Simancas