Guillermo García entrena a las órdenes de Ricardo Hernández del Palencia Cristo, ayer en La Balastera. M. BRÁGIMO
FÚTBOL

Un palentino de corazón rojillo

Guillermo García fue meta del Mirandés la campaña pasada y siguió el partido de Copa de sus antiguos compañeros

Viernes, 7 de febrero 2020, 11:12

El entrenamiento del miércoles acabó tarde, porque arrancó más allá de las ocho. Por eso no pudo ver a sus excompañeros, los 'matagigantes', en acción. «En cuanto acabé de entrenar, ya miré a ver cómo estaba la cosa. Me puse muy contento porque yo he estado allí y son mis excompañeros. Me alegré mucho por ellos», señaló el guardameta palentino Guillermo García, que el año pasado defendió la portería del Mirandés, la revelación de esta Copa del Rey –aunque no es nuevo en estas gestas–, que logró su billete para semifinales tras golear al Villarreal.

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Guillermo García militó la pasada campaña en el Mirandés, el año que logró el ascenso de Segunda B a Segunda División. El meta palentino fue el encargado de defender el fuerte en la Copa del Rey, aunque, en aquella ocasión, perdieron por la mínima ante el Racing de Santander en primera ronda y cayeron eliminados. «Yo jugué la Copa del Rey, aunque finalmente fue solo un encuentro. También jugué dos partidos de Segunda División B y todos los encuentros de la Copa Federación, que fue el torneo que ganamos. Es una Copa a nivel nacional entre equipos de Tercera División y Segunda B», afirma el portero, que compartió portería la temporada pasada con Limones, uno de los héroes de la hazaña copera ante el submarino amarillo.

«Me puse muy contento porque yo he estado ahí y he jugado con ellos», afirma el guardameta

«Compartí vestuario con él el año pasado. Es su tercer año en el Mirandés. Guardo un gran recuerdo de él porque me ayudó mucho cuando yo llegué. Al principio fue un gran cambio para mí, de estar trabajando y jugando a solo estar entrenando. Él quedaba mucho conmigo y me ayudaba, que es lo que hace falta que pase en los equipos», reconoce Guillermo García, que envió varios mensajes de felicitación a sus antiguos compañeros de vestuario tras clasificarse para las semifinales de la Copa del Rey.

Más de la mitad de la plantilla del año pasado sigue defendiendo la camiseta del Mirandés en la presente temporada, en la Segunda División. Guillermo García no solo estuvo pendiente de la cita copera, qué va. Él sigue el devenir del que fue su equipo partido a partido, manteniendo contacto con varios jugadores de forma regular. «Ellos me dicen que están centrados y que entrenan duro, pero que, aunque estén en buena forma, puede llegar el bajón. Así que trabajan mucho para que no les pase», añade el guardameta palentino, que sigue sin equipo desde que abandonó la disciplina del Lorca Deportiva por impagos y se volvió a Palencia, donde sigue esperando una oportunidad.

Tres clubes para entrenar y mantenerse en forma

Guillermo García no tiene equipo pero se ejercita diariamente. Desde que volvió a Palencia en octubre, entrena en las instalaciones de su antiguo conjunto, del Palencia Cristo Atlético. Y no solo eso, también trabaja con el entrenador de porteros del club del Otero. «Entreno con Ricardo y la verdad es que estoy muy contento. El club me está ayudando mucho, cosa que se agradece de verdad», afirma. Algún día que Miguel o Sergio tenían molestias, incluso ha trabajado con todo el equipo. Pero no solo eso. También se ha embarcado en la aventura de entrenar a las porteras –de todas las categorías– del Palencia Fútbol Femenino, donde también se siente como en casa. Y, por si la dosis de fútbol es pequeña, desde Navidad acude a los entrenamientos de la Peña Castilla.

«He tenido alguna llamada pero no merecía la pena porque eran equipos de Tercera División de mitad de tabla y con lo que pagaban, pues no merecía la pena. Cosas que pasan», reconoce el portero palentino, que no pierde la esperanza.

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«Yo sigo entrenando y trabajando, aunque estando ya donde estamos, yo ya hasta verano no creo que haya nada. Ahora lo que tengo que hacer es tener paciencia y esperar al verano. Pero claro, también tengo que trabajar, así que no sé cómo irá todo, esto puede cambiar de un momento a otro», concluye el cancerbero de 23 años, que vivió la cara amarga del fútbol hace pocos meses, cuando pasó de haber logrado el ascenso a Segunda con el Mirandés, a quedarse sin equipo tras abandonar la disciplina del Lorca Deportiva por impagos.

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