El Orihuela anula al Palencia Cristo
Los de Jonathan Prado tendrán que remontar en tierras alicantinas tras caer 0-1 en La Balastera
lía z. lorenzo
Palencia
Domingo, 20 de mayo 2018, 20:57
El Palencia Cristo vuelve a estar contra las cuerdas tras perder 0-1 ante el Orihuela en el primer partido del 'play-off' por el ascenso. Los morados estuvieron incómodos, superados en muchos minutos del partido por los alicantinos, con más tablas para llevar el juego a su terreno.
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Los dos equipos sabían que el partido se jugaba a 180 minutos y eso se notaba sobre el césped. Ningún jugador quería cometer un error que pudiera comprometer la eliminatoria. En el formato de ida y vuelta, cada tanto, cada jugada, puede marcar la diferencia. Durante los primeros minutos, ninguno de los dos equipos era capaz de imponerse. El Orihuela presionaba muy arriba y el Palencia Cristo colocaba la línea defensiva casi en el centro del campo para evitar las segundas jugadas. Nadie quería cometer un error, pero ninguno firmaba el empate. En medio del tanteo, Guille estuvo muy atento para adelantarse a Antonio, tras un gran pase filtrado de Nico, y abortar el peligro de los escorpiones. Porque durante los primeros 20 minutos de juego, ambos clubes solo se tantearon, tratando de encontrar los puntos débiles de su rival bajo el sol de justicia de La Balastera.
En medio de esos momentos de sondeo llegó la primera ocasión clara del encuentro. El Orihuela se adentró por la banda izquierda y Salvi puso un centro medido a la cabeza de José Carlos, que, muy solo en la frontal del área pequeña, remató al palo de cabeza. Los morados habían constatado que los visitantes podían hacerles una ocasión de la nada. Ninguno de los dos creaba peligro, pero el Orihuela empezaba a rondar demasiado el área de los morados, como esos gatos distraídos que acaban cazando a un pájaro demasiado confiado. Las llegadas de los visitantes a los dominios de Guille se convirtieron en habituales, pero, sorprendentemente, los escorpiones parecían haber perdido la picadura que les ha llevado hasta estos 'play-off', como si no se hubieran afilado las uñas. Buscaban las bandas para bombardear el área morada con centros, pero sin crear ocasiones reales de peligro. Enfrente, el Palencia Cristo sufría, pero avisaba en una jugada personal de Diego Gil tras un robo en el centro del campo. El disparo del delantero centro acabó en las manos de Emilio, pero los morados necesitaban ese tipo de jugadas para sacudirse el dominio amarillo.
Al palo
Pero la suerte iba a sonreír de nuevo a los palentinos. Porque Nico se marcó una gran jugada personal por la derecha y, tras recortar dos veces, se sacó un disparo seco que se estrelló en la cruceta de la portería que defendía Guille. El ruido que hizo el balón al chocar contra el larguero heló la sangre de La Balastera, que veía como su equipo se salvaba de nuevo gracias a los palos.
El Palencia Cristo quiso responder y, tras una pérdida de balón de los visitantes, Diego Gil disparó desde fuera del área. Emilio respondió bien al tiro del delantero morado y envió el balón a córner. Y en ese saque de esquina se vio, paradójicamente, una de las armas más letales del Orihuela. El Palencia Cristo sacó en corto, los amarillos salieron muy rápido, robaron y lanzaron una contra que a punto estuvo de traducirse en el primer tanto del partido. Porque el balón terminó en el segundo palo donde Marc, totalmente solo, no pudo superar la salida de Guille. Los porteros empezaban a acaparar protagonismo cuando el árbitro decretó el final de la primera mitad. Fue la mejor noticia para un Palencia Cristo que no había sido capaz de meterse en el partido, atenazado por un Orihuela muy superior en los primeros cuarenta y cinco primeros minutos. El Orihuela había puesto el juego y las ocasiones, pero el marcador seguía mostrando el 0-0 inicial.
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Durante unos instantes dio la impresión que la segunda parte iba a ser diferente, pero fue solo un espejismo. El Orihuela volvió a hacerse con el balón y a buscar la espalda de los centrales morados. El Palencia Cristo llegaba a balón parado, pero sufría para crear juego, ahogado siempre por los visitantes, que parecían llegar siempre medio segundo antes que los morados.
El gol volvía a rondar las inmediaciones de Guille mientras que los jugadores del Orihuela exageraban cualquier contacto para tratar de forzar la falta. Los escorpiones dominaban pero en la segunda parte creaban menos ocasiones claras. Si en la primera mitad habían dado dos palos, en la segunda llegaban una y otra vez al área morada, peor sin llegar a tirar a puerta. El problema es que el Palencia Cristo ni siquiera asustaba a Emilio. El portero alicantino vivía en la más absoluta tranquilidad, ya que los morados no eran capaces ni de controlar el balón ni de lanzar sus letales contras. Cuando se habían disputado 73 minutos de encuentro, los palentinos se conformaban con sobrevivir. Enfrente, el Orihuela había levantado el pie del acelerador, consciente de que aún quedaba el partido de vuelta. En ese momento, los amarillos empezaron a pensar más en la eliminatoria que en el partido. Y desde ahí pudo crecer el equipo morado, que por primera vez en el partido pudo tocar y buscar su juego rápido y directo. El único problema para los morados es que apenas quedaban diez minutos para que se terminara el choque.
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La primera ocasión de verdad que tuvieron los locales llegó a dos minutos del final, cuando Jaime Pelayo finalizó una buena contra morada. Pero su disparo se fue mansamente a las manos de Emilio, que había cerrado muy bien el primer palo. Y es que Jonathan Prado quiso llamar a los hados con sus cambios. El técnico dio entrada a Jaime Pelayo y a Kike, dos jugadores que saben lo que es marcar en el descuento. Pero esta vez, la suerte, tan esquiva en el mundo del fútbol, tenía reservado un guiño al Orihuela. Benja controló el balón dentro del área tras un saque de banda y a la media vuelta puso un disparo cruzado ante el que nada pudo hacer el Guille. Era el 0-1, el peor resultado posible para el Palencia Cristo, pero el más justo después de lo que se vio en el terreno de juego.
Ahora los morados tienen que ir a ganar a Orihuela, un campo complicado, ante un equipo acostumbrado a jugar con el marcador y el tiempo. Pero nadie puede olvidar que el Palencia Cristo se crece en los desafíos y tiene la capacidad de renacer cuando todos le dan por muerto. Así que aún quedan 90 minutos para creer en el equipo de los milagros.
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