El discurso de la Ponferradina evoluciona

Uno de esos ámbitos lo podemos circunscribir al fútbol y en el panorama del deporte rey esta campaña hay un equipo centrando muchas miradas y alabanzas como es la Ponferradina. Pese a estar inmerso el club en la campaña de su centenario la meta desde la entidad no se ponía en otro objetivo que no fuese jugar una temporada más en Segunda tras acabar la 21-22. Cada incorporación que llegaba en el mercado estival repetía ese mantra de «lo primero es la permanencia» que hace ver la humildad del lugar al que se llega y lo necesario que es que todo el mundo dé lo mejor de sí sabiendo cual es el fin por el que pelear: exigente y sufrido. Las piezas que llegaron al tablero de Jon Pérez 'Bolo' le abrieron un abanico de opciones con las que divertir y divertirse, con las que competir ante cualquier rival sin perder de vista el objetivo señalado en el discurso inicial: 50 puntos.

Con ello la Ponferradina empezó la temporada sumando cinco victorias en seis encuentros y ante rivales de postín como Eibar, Girona o el líder Almería que la instalaron en la zona noble de la clasificación, esa que abre las puertas del cielo futbolístico. Pese a la inyección de dopamina que supone cada triunfo en la complicada Liga Smartbank el objetivo berciano seguía siendo el mismo y buen reflejo de ello eran las redes sociales, donde los seguidores del conjunto blanquiazul no hacían otra operación matemática en ese inicio liguero que no fuera restar puntos sobre ese medio centenar en que se fijan las cuentas de la lechera salvadora de Segunda. El míster blanquiazul apoyaba esa teoría en sus comparecencias que también llegaban a los socios y simpatizantes de cara a ir todos en la misma dirección. El discurso tenía continuidad y llegaba.

La racha positiva se truncó durante el mes de octubre y la Deportiva enlazó seis partidos sin vencer, aunque solo cayó en dos de esos duelos y ese gen competitivo le hacía seguir en puestos de playoff de ascenso. Con la Ponferradina inmersa en esa dinámica Bolo señaló en una de sus ruedas de prensa que «el halago debilita», no por inmerecido sino por lo que puede restar en lo que hace uno mismo. El discurso del entrenador vizcaíno no variaba el rumbo y continuaba con los 50 puntos en su horizonte pero más importante si cabe, no quería que los suyos perdieran la identidad que les había granjeado las loas que merecían y recibían, algo que iba implícito en el mensaje.

La racha negativa la cortó el equipo berciano ganando en Cartagena y pese a perder en Burgos a mediados de noviembre la dinámica actual de cinco victorias en los últimos siete encuentros tras vencer este fin de semana al Mirandés permiten al equipo coquetear y ocupar durante la disputa de los partidos y de forma provisional plaza de ascenso directo y terminar cada jornada en puesto de playoff, algo que ya tiene garantizado para la primera mitad de campeonato.Todo ello lo ha logrado merced a su regularidad durante las 19 citas que se llevan disputadas y eso, pese a que el discurso siga siendo el mismo, hace que la afición ponga ya coletillas a sus cuentas y sus manifestaciones. La idea evoluciona.

A los jugadores se les traslada tanto en los comentarios de sus publicaciones en redes sociales como desde las gradas tras cada partido en El Toralín además de por las calles y comercios de Ponferrada esa ilusión que están despertando en la afición berciana y ahora la mesura del mensaje inicial tiene giros, añadidos y grietas por las que se filtra un anhelo mayor: ¿Y si es este año? Con ello queda claro que los discursos se llenan de licencias y esta Ponferradina y su afición se han ganado la licencia de soñar.