El larguero impide el cuarto triunfo seguido del Tordesillas

El duelo matinal no fue de muchas ocasiones. Hubo un primer tiempo en el que los atléticos manejaron mejor el ritmo y las situaciones. Sin embargo, el primer acercamiento, dentro de la fase de tanteo, fue local. Un disparo de Óscar rebotó en la zaga a los siete minutos. La mejor ocasión del Tordesillas en la primera parte se produjo diez minutos después. Anderson disparó a puerta, De Miguel desvió en primera instancia y Víctor Sanchís completó la acción defensiva alejando el cuero del marco.

Ambos contendientes buscaron hacer un fútbol combinativo, pero las iniciaciones presentaron imprecisiones, casi siempre en la franja central. Los peores momentos visitantes tuvieron lugar a diez minutos para el descanso. El local Óscar encontró espacios y superó a los centrales en alguna anticipación. De esa manera, pudo rematar un centro de Víctor Sanchís atrapado sin complicaciones por Farolo en el minuto 36.

A cinco minutos para el descanso, con los atléticos replegados, Óscar volvió a rematar sin consecuencias al tiempo que Cachuli debió abandonar el terreno de juego por lesión. Joni le relevó y, al arrancar el segundo tiempo, Dani Calleja hizo lo propio en detrimento de Hassan. El segundo período comenzó con un remate alto de Ayllón. La respuesta del Mirandés B fue una peligrosa internada de Facu, pero el revulsivo Hoyos no llegó por muy poco al centro.

Las sustituciones de uno y otro equipo no llevaron a aclarar la situación. Las faltas aumentaron, los parones fueron una constante y, con esa discontinuidad, el partido, salvo una jugada aislada, se abocó al empate sin goles. No obstante, esa acción de posible desequilibrio de fuerzas la generó el Tordesillas. Ayllón, el visitante más avezado en funciones ofensivas, se proyectó sobre el área con espacio para colocar un pelotazo bastante bien orientado que impactó sobre la parte superior del travesaño.

En la parte final, el revulsivo local Guichard generó algún despiste defensivo. Un disparo del mirandesista fue atrapado por Farolo a cinco minutos del pitido final, en lo que representó la última acción ofensiva reseñable de un partido que permite al Tordesillas inaugurar el casillero de empates, mantenerse en la parte alta de la clasificación y acabar con la puerta imbatida por tercer partido, haciéndolo de forma consecutiva por segunda vez.