El Recoletas Valladolid muere en la orilla en el derbi en León

El Recoletas Atlético Valladolid, en la penúltima jornada de la competición liguera, fue incapaz de imponerse en un duelo de proximidad siempre apasionante. A la cercanía geográfica con el Ademar se unía también la posibilidad de asaltar la sexta posición de la tabla, ocupada por el equipo que entrena Dani Gordo. La escuadra blanquilla aprovechó el ambiente festivo que vive la ciudad, tras el reciente ascenso de la Cultural, para ir en volandas en una cita que siempre es algo más que un partido. Más allá de mantener alejado en la clasificación a un rival directo, el derbi autonómico supone un encuentro marcado en rojo en el calendario de la entidad leonesa. Más aún con la derrota sufrida en el duelo de la primera vuelta en otra pugna de poder a poder (35-31).

Arrancó con mucha intensidad el siete elegido por David Pisonero para las labores defensivas. En algunos casos rebasando la legalidad, como ocurrió en la exclusión de Azize que permitió a Wasiak colocar el 4-2 después un intento frustrado de Carlos Álvarez desde los siete metros. No se arrugó el cuadro azulón tampoco con las buenas intervenciones de un Saeid en permanente estado de gracia. Mención especial mereció la pugna en los seis metros con Álvaro Martínez disputando cada centímetro de terreno a Benites y Edu Fernández. El coloso del Recoletas fue, otro día más, una pieza clave en un engranaje que, superado el cuarto de hora de juego, puso las tablas en el marcador con un lanzamiento de penalti del propio Álvaro Martínez. Fue en mitad de un parcial de 1-6 que obligó a Dani Gordo a detener el cronómetro para ajustar las ideas de un Ademar demasiado disperso (8-11, min. 21). Los errores en el lanzamiento y en la circulación del balón de los especialistas ofensivos de la escuadra marista permitieron a D'Antino y Dimitrioski galopar y golpear ante la portería local como ya había ocurrido en el partido disputado en la primera vuelta.

Necesitó la formación leonesa enfriar el ritmo y recuperar la mejor versión de su guardameta para volver a tomar el bastón de mando antes del descanso (13-12, min. 29). Una tendencia que encontró continuidad después del intermedio gracias a los buenos minutos de Carlos Álvarez. El extremo pontevedrés puso fin a dos años gloriosos en el Ademar antes de poner rumbo a Oporto. Lo hizo con el dinamismo defensivo y la verticalidad ofensiva que han caracterizado su paso por la escuadra marista. Señas de identidad que permitieron al conjunto leonés colocarse 19-16 ante el enfado de un David Pisonero que solicitó tiempo muerto para taponar el fin de la hemorragia con otro gol de Álvaro Martínez de penalti. Supuso un punto de inflexión que deparó un parcial de 2-6, en el que Azize y Herrero anotaron a puerta vacía para silenciar la grada de forma momentánea (21-22, min. 46). La afición local encontró en el arbitraje la excusa necesaria para volver a rugir como en las grandes ocasiones.

Casi dos mil gargantas que levantaron a unos jugadores precipitados e imprecisos a los que Toledo, D'Antino y Álvaro Martínez pusieron en jaque de forma constante hasta el punto de encontrar Miguel Camino una fisura con la que empatar a falta de tres minutos (27-27). El mismo resquicio de duda que castigó Carlos Álvarez en la acción siguiente para volver a poner por delante al cuadro leonés a falta de dos ataques infructuosos de un Atlético Valladolid que remó hasta la extenuación sin tocar la orilla.

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