El Recoletas Valladolid desconecta tres segundos antes de tiempo

Por fin le entraron los lanzamientos al central, que con nueva imagen, dejó atrás los sinsabores del día del Bidasoa, del Huesca... de un mal inicio de 2024. Necesita el Recoletas de sus goles si quieres seguir en los puestos de privilegio en la Liga Asobal.

La alegría en ese momento era para la parroquia local, después de, lo dicho, todo un mundo para equilibrar las rentas del Bathco Torrelavega, que después de un mal inicio, supo sobreponerse incluso a cuatro goles en contra (7-3, min. 9), casi sin enterarse, para demostrar el porqué es ese otro equipo revelación de la Liga –si hasta ahora lo era el Recoletas–.

Y lo hizo con ese juego rápido, atrevido, eléctrico..., al que no le rehusaron los locales, con un choque entretenido para los aficionados, que, si no fuera por el resultado, firmarían los tres partidos de este año en Huerta del Rey. En los tres, ante Huesca, Bidasoa y Torrelavega, los marcadores han sido de alternativas, de idas y venidas. Falta que la balanza se incline para los de David Pisonero, que no están teniendo esa pizca de suerte que hace falta también.

Sin embargo, este sábado las sensaciones tras el partido no fueron las del choque ante el Bidasoa, donde uno de los 'cocos' de marchó vivo. En esta ocasión, y con 17 segundos, el punto estaba casi amarrado, para sumar por primera vez en Huerta del Rey este año, y ante un rival directo.

32-32, y balón para los cántabros, con una jugada que se había repetido durante toda la segunda mitad, con un ex del Recoletas, como Dani Ramos, en el papel de malo de la película. El pivote, después de marcharse al descanso sin un solo gol en su casillero, regresó del vestuario convertido en el azote de la defensa pucelana. Con esos antecedentes, y con Calle, Pedro o Rosell –incluso Darko– subiéndosele 'a la chepa', no es de extrañar que el balón terminase en sus manos.

Así lo había pedido el técnico visitante en el tiempo muerto final, con el electrónico en rojo, y el segundero a punto de terminar. Juego de combinación entre los visitantes y balón que termina con un lazamiento que despeja Pipe García fuera...Y ahí, todo se para. El tiempo se detiene, y con tres segundos parece que el partido se ha acabado. 32-32, y a casa. Parece satisfacer a unos y a otros. Pero no. Último balón que desde el extremo llega a Dani Ramos –como estaba planificado– y a dentro. Estallido entre los más de trescientos aficionados visitantes, y perplejidad en la defensa azulona, que desconectó solo tres segundos antes de tiempo, después de haberse empleado con acierto en primera instancia. Y ahí se acabó. Por un detalle, pero es verdad que después de un partido en el que el Bathco cogió la batuta en el minuto 19 (9-10), y ya no la soltó hasta el final.

Funcionó el siete inicial que sacó el técnico local de inicio, con Alejandro Pisonero letal; o con muy buenos minutos de Edu Calle, tanto en ataque como en defensa, pero del 7-3 se pasó al 8-8 (min. 14), y el partido cambió, con Alonso Moreno acertado desde los 7 metros, con una diferencia abismal entre los penaltis pitadados a los visitantes y a los locales, que se marcharon al descanso con tan solo uno, convertido por Darko, y con un 16-18 para Torrelavega.

Tras el descanso, las quejas serían cántabras, con exclusiones reiteradas para el Bathco, que ayudaron a nivelar el choque, y también con un plus más de Pipe en la portería –también del portero suplente visitante Mijuskov–. Álvaro Martínez, destacado en las dos últimas jornadas en el Recoletas, apareció después de una primera mitad sin un solo tanto, y contribuyó a llegar a esos últimos 17 segundos con vida. Acertó desde el pivote y ahí murió el partido, porque el último balón no fue para Martínez y llegó a Ramos. Y desconexión.