El Recoletas Atlético Valladolid saborea la Milla de Oro del Vino

`No solo de pan vive el hombre´, reza la máxima bíblica de Jesucristo cuando era tentado por el diablo en su retiro en el desierto.

Por eso, además de muy buen pan, la Milla de Oro del Vino, ofrece a quien lo visita otras muy buenas viandas, muy buen vino, así como una oferta gastronómica, hotelera, hostelera, cultural, natural y de ocio del máximo nivel. Una propuesta para alimentar cuerpo y alma en este territorio vallisoletano.

De hincarle el diente han tenido oportunidad los jugadores de la plantilla de Club Recoletas Atlético Valladolid, que este martes realizaron una pequeña incursión en la dorada milla que se adentra en la Ribera del Duero, al este de la capital.

Un pequeño bocado para abrir boca y dejar un buen sabor en la misma, y con el que ir poniendo las baterías a su máximo punto de recarga. También para hacer piña, para ir rematando el ensamblaje del equipo.

Los jugadores y cuerpo directivo y técnico pudieron degustar dos de los delicatessen de este proyecto que promueve la Diputación Provincial de Valladolid, visitando las instalaciones de la Bodega Pago de Carraovejas y, posteriormente, ascendiendo a lo más alto de Peñafiel, a su castillo, donde se ubica el Museo Provincial del Vino, y donde se les sirvió un cóctel-comida con productos de la marca de garantía Alimentos de Valladolid.

Como señala Mario Arranz, presidente del Recoletas Atlético Valladolid, «esta actividad tiene un doble objetivo. El primero es cambiar un poco la dinámica, saliendo un poco de la rutina de entrenamientos diarios de pretemporada, que son muy exigentes. También sirve como convivencia, para que los siete jugadores nuevos que se incorporan se vayan acoplando al ritmo del vestuario. Y el segundo objetivo es servir un poquito de promoción para esta zona, que ha crecido una barbaridad en los últimos años, y a la cual queremos aportar nuestro granito de arena y poner en valor las cosas que tenemos en Valladolid y su provincia».

Por su parte, el coordinador de este proyecto de producto turístico de la Diputación vallisoletana, Francisco Fuentes, explica que «estamos retomando la promoción de la Milla de Oro del Vino, por lo que, con tal motivo, siempre hacemos en verano alguna actividad con los clubes de élite Valladolid. A ellos les viene muy bien para hacer convivencia y nos parecía un buen momento para retomar este proyecto y volver a promocionar las bodegas y el Museo del Vino. Ese es un poco el objetivo y lo vamos a hacer con más equipos. Hasta que empiecen las competiciones vamos a estar todo el verano, aprovechando algún momento de descanso, para seguir promocionando este recurso».

En uno de los referentes vitivinícolas de la Ribera del Duero, en la Bodega Pago de Carraovejas, el club vallisoletano atendió a las explicaciones del proceso de elaboración de sus vinos mientras la plantilla recorría las instalaciones, las cuales están ya en proceso de preparación para la vendimia. Asimismo, «nos han contado la filosofía del grupo» Alma Carraovejas -al que pertenece la bodega-, «que es magnífica. Es un ejemplo claro de lo que es la excelencia», señala Fuentes.

En el castillo peñafielense, además de visitar el Museo Provincial del Vino y la parte visitable de la fortaleza, la expedición pudo degustar un selecto cóctel de productos de la marca de calidad Alimentos de Valladolid, entre los que se encontraban los de la zona visitada, como el pan o el queso. Este es otro de los objetivos de la Milla de Oro del Vino, la promoción de los productos de la provincia.

Surtido de quesos, de embutidos, empanda y dulces conformaron la parte sólida del menú, la cual fue acompañada por vinos de las denominaciones de origen asentadas en la provincia.

En el pasado mes de enero la Diputación de Valladolid presentó en Fitur la Milla de Oro del Vino, propuesta enoturística en torno al Duero y los viñedos por los que discurre el río. La Ribera del Duero reúne en esa zona, en poco más de 30 kilómetros, una suma de enología, gastronomía e historia. Hoteles con spa en monasterios, restaurantes con estrella Michelin o algunas de las bodegas más prestigiosas del panorama nacional conviven en un espacio único. Único para recorrerlo, disfrutarlo y, por supuesto, para comérselo.

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