España, vista desde la barbería parisina que frecuentaba Picasso
Pepe Viyuela se mete bajo la piel del autor del «Guernica» este fin de semana en el Teatro Calderón
Más como una fantasmagoría que como una recreación fidedigna, en palabras de sus responsables, 'El barbero de Picasso' busca fabular en torno a un episodio ... de la vida del célebre autor del 'Guernica', con las libertades que él mismo se permitió frente a los límites del arte, para hablar sobre amistad, exilio y una España que dejó de existir hace casi cien años. Con el protagonismo de Pepe Viyuela y Antonio Molero como el barbero titular, esta obra de teatro, dirigida por Chiqui Carabante y que adapta un texto de Borja Ortiz de Gondra, podrá verse este fin de semana en el Teatro Calderón el viernes y el sábado.
«Es una comedia que visita a dos exiliados que añoran una España a la que quieren volver, pero que solo existe cuando ellos están juntos por el poder de su amistad», resume Carabante. La obra se basa en la amistad real de Eugenio Arias, exiliado republicano en Vallauris, que trabó improbable amistad con el inaccesible genio, al que conquistó gracias a su franqueza natural y a la normalidad con la que siempre se dirigió a la leyenda de la pintura cubista. «La obra recoge sus juegos, su complicidad y su humor, que construyen el tipo de amor más bonito que para mi hay: la amistad», señala el director. «Eran dos tipos generosos que se cuidaban y se entendían hondamente».
Para el papel de Picasso, el actor Pepe Viyuela ha buceado en las biografías del artista, para comprender todos sus matices (incluso los que no aparecen en la obra, como sus problemáticas relaciones hacia las mujeres) y entender al personaje, en todos los sentidos, pero también a la persona: «En la obra hay destellos de su soberbia, pero como decía su propia hija Paloma, no es un genio ni un monstruo, sino un ser humano», cita el actor. «He pretendido ser una especie de fantasma de Picasso, no parecerme a él ni física ni espiritualmente, sino recrearle sin la responsabilidad de asemejarme demasiado o demasiado poco».
De entre todos los matices del padre de 'Las señoritas de Avignon', la obra explota el humor de sus excentricidades en general, y sus supersticiones en particular: «Hay una serie de simplezas, como la manera que tiene de pedir la mano de Jacqueline, o el hecho de que no quisiera que nadie poseyera su pelo». Un detalle con frecuencia citado y que, curiosamente, ha quedado fuera de este montaje teatral. «Que un hombre inteligente y capaz se viera influido de esta manera por un pensamiento tan mágico le humaniza de una manera incontestable».
Estas y otras excentricidades juegan también a la vez a la comedia y a la verosimilitud, potenciadas por el trabajo de Viyuela: «Su abanico es enorme», valora Carabante. «Tiene una vis cómica natural, pero también es metódico en su trabajo, se documenta profusamente y es un gran intérprete».
Reír pese a todo
Dando la réplica a Viyuela, Antonio Molero encarna a Eugenio Arias, el barbero cuyo rol es «el ancla de la función, el comandante del barco español en cuya nave, la peluquería, sucede toda la obra», detalla el director. «Juntos han hecho un enorme trabajo dramatúrgico de entender cada escena, asimilar el texto con complicidad y sacarle el humor a la tragedia desde la distancia de la comedia». Algo, para él, natural: «España es un país que se ríe mucho, a pesar de todo».
A lo largo de la trama, los dos comunistas que han perdido la guerra hablan sobre la política de la época y de la España a la que no se puede volver: «El conflicto surge con cómo encara cada uno la vida y cómo se integran en su nueva realidad: ambos son combativos y con la idea de volver a un país cuya dictadura no les da cabida; Picasso, con una mentalidad más soñadora, y Arias, más activo físicamente».
'El barbero de Picasso' también suscita, claro, reflexiones en torno a las circunstancias del exilio: «El escozor de no poder volver a un país de origen, sea cual sea la razón, nos iguala a todos si pensamos en la idea del sufrimiento por desarraigo», añade el actor. «Necesitamos la raíz, y cuando se nos arrebata, quedamos heridos; y si hace años vivimos en su momento nuestro particular exilio como país, hoy muchos han olvidado la recepción que merecen las personas que llegan a nosotros buscando una acogida digna y nuestra solidaridad».
El reparto de la obra se completa con José Ramón Iglesias y Mar Calvo. El primero de ellos interpreta a Valdés, «otro emigrante, como Eugenio Arias y Pablo Picasso, pero mucho más integrado en el mundo francés, contrapunto perfecto de la amistad de los protagonistas y con divertidas ínfulas de grandeza como funcionario en el país extranjero», perfila el director.
Mar Calvo, por su parte, aporta el toque femenino a la función encarnando a Jacqueline Roque, musa y segunda esposa de Picasso: «Es una actriz singular y maravillosa», alaba Carabante. «Se desenvuelve estupendamente frente a tres «cabestros» del humor, y tiene un sentido de la comedia alucinante».
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