'Adictos', el regreso de Lola Herrera a Valladolid

Volvía Lola Herrera con 'Adictos' al Teatro Calderón de Valladolid. Y lo hacía más joven que nunca y capaz de matizar en gestos y actitudes hasta su última aparición en el discurso que nos dirigía al público, que representaba al mundo. La distopía en blanco se parecía mucho a la situación actual de una sociedad devastada por la mentira y la injusticia. Los autores, Daniel, hijo de Lola, son primerizos y se nota en el texto, bien intencionado, pero ingenuo y sin excesivos contrastes.

Esta distopia es vista desde el otro lado, el conflicto desaparece y las escenas de dos personajes se suceden. Los que crean la mentira no están presentes y eso en el teatro constituye una hándicap.

Visión feminista desde la directora de escena, que ha procurado dar tensión a un texto en el que no abunda precisamente. Tres puertas en el fondo del escenario de las que salen las actrices, sillas a los dos lados y una cama para el juego del espacio. Manejo de la luz en una gama alta y unas proyecciones que nos recuerdan la invasión de Ucrania. Una hora y diez minutos de duración y muchos aplausos del público que abarrotaba el teatro.

Magüi Mira ha buscado variar la colocación de las actrices en el espacio. Ana Labordeta, por ejemplo, está apartada en muchas ocasiones y la cercanía entre las dos Lolas se hace muy esencial. Las tres son buenas intérpretes y lo demuestran en esta reflexión sobre nuestro futuro, no muy positiva, por cierto.

En Valladolid tenemos actores buenos jóvenes, dos veteranas que son famosas, Concha y Lola, varios actores de talla y una afición al teatro enorme. Funcionan varios en exclusividad y después de la pandemia esperábamos a Lola Herrera. En 'Cinco horas con Mario', creó un mito escénico, pero siempre estuvo a esa altura. Energía, delicadeza, en esta obra el patetismo de su personaje, su dignidad y su valentía, alcanzan altas cotas expresivas. El juego de las tres magnificas profesionales nos hace confiar en la recuperación de la escena sobre otros detalles menos afortunados. Un abrazo para Lola por su juventud y su magia.