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El director y su época. Las principales figuras del cine francés se refugiaron en Hollywood durante la ocupación alemana en la Segunda Guerra Mundial: ... Jean Renoir, René Clair, Julien Duvivier, Jean Gabin. Ocupando ese vacío, otros cineastas surgieron a principios de los cuarenta intentando prolongar las vetas del cine poético y policiaco: H. G. Clouzot, Jacques Becker, incluso Jean-Pierre Melville. Entre ellos estaba Robert Bresson (1901-1999), dedicado a la pintura en sus inicios artísticos. En la guerra sobrevivió a un año y medio de internamiento en un campo de concentración alemán. Recuperada la libertad, en 1943 dirigió su primer largometraje, 'Los ángeles del pecado', en el que vibra la raíz católica del director.
'Un condenado a muerte se ha escapado' Director: Robert Bresson. Intérpretes: François Leterrier, Roland Monod, C. Le Clainche. Francia. 1956 Cines Broadway, jueves, 1 de mayo a las 20:00. 6 euros.
Sin renunciar a esa tendencia espiritual, muy presente en su tercer largo basado en una novela de Bernanos, 'Diario de un cura rural', Robert Bresson se aplicó a la creación de un estilo propio, diferente al de todos sus compañeros de generación. Desde ese tercer largo Bresson pone en marcha unas ideas originales y exclusivas sobre lo que debe ser una narración audiovisual, confirmándolo en su siguiente obra, 'Un condenado a muerte se ha escapado'. La diferencia la fija con el bautismo que da a su quehacer: 'cinematógrafo', frente al cine tradicional, que él califica de «teatro filmado». En 1975 publicó una serie de aforismos bajo el título «Notas sobre el cinematógrafo», en los que cifra las bases de su trabajo, marcado por el rechazo del lenguaje clásico: «El cine no ha partido de cero. Todo debe ser cuestionado de nuevo». Realizó un total de trece largometrajes durante cuarenta años de carrera, cerrada en 1993 con 'El dinero'. Compartió industria y cartelera con movimientos tan decisivos como la Nouvelle Vague, que le respetó a distancia, pero él nunca renunció a sus principios estéticos. Muchos cineastas se han declarado influidos por su obra, pero nadie ha logrado elevarse a discípulo suyo.
La película. Bresson buscó el apoyo de un libro autobiográfico de André Devigny para evocar su propia experiencia en un campo de concentración. 'Un condenado a muerte se ha escapado' narra las peripecias de Fontaine, un joven teniente francés apresado por los nazis y encerrado en una fortaleza. Las imágenes están siempre construidas desde la óptica y la sensibilidad del protagonista: la desnudez de los muros de la celda, la soledad, la crueldad de los vigilantes. «El ojo, en general, es superficial, el oído, profundo e inventivo», afirmaba Bresson en uno de sus aforismo, cuya práctica en esta obra le lleva a potenciar el campo sonoro del preso: las campanas que dan las horas, las descargas de los fusiles, el paso de los trenes. Y también los sonidos que traspasan muros y con los que intercambia mensajes con compañeros desconocidos. La peripecia para comunicarse es física, materialista. Como lo es la preparación minuciosa de su fuga, construida con pequeñas y persistentes tareas. Pero indirectamente se teje una perspectiva moral: la esperanza, los límites y sacrificios de la amistad, las sospechas, prepararse para matar al traidor. Frente al distanciamiento o frialdad que podría suscitar el método del director, la narración se vive en una tensión extrema, la que rodea a cualquier ser vivo en una selva de aullidos y amenazas.
La marca de autor. En las fichas técnicas de las películas de Bresson no hay un apartado para actores, sino para lo que él llama 'modelos'. Dice en sus Notas: «Dos clases de películas: las que emplean los recursos del teatro (actores, puesta en escena, etcétera) y se valen de la cámara para reproducir; las que emplean los medios del cinematógrafo y se valen de la cámara para crear». Huyendo de ese teatro que contamina la imagen, Bresson contrata como modelos a personas sin apenas experiencia actoral, en los que mejor pueda trabajar el hieratismo del rostro y la disciplina del cuerpo. Es el caso de François Leterrier para encarnar a su teniente Fontaine, como luego escogerá al desconocido Martin Lasalle para 'Pickpocket'. «Nada de psicología», ordenaba en otro aforismo. Huir de la representación para crear con pureza y verdad una escritura de imágenes y sonidos.
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