Retirarse del escenario y reservar butaca en el patio
Iuliana Muresan, la primera violinista que contrató la OSCyL en 1991, se jubila tras 35 años en la Sinfónica junto a Dorel, su marido, que se incorporó a la orquesta dos años después
Venía para un año, «dos máximo» y se ha quedado 35. Iuliana Muresan, la primera violinista que hizo una audición para la Orquesta Sinfónica de ... Castilla y León, el 4 de abril de 1991, «a las once de la noche, tras los clarinetes», se jubila. Su último concierto con la OSCyL será este domingo en el Auditorio Nacional de Madrid.
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Ha tenido dos años para hacerse a la idea gracias al contrato relevo, pero sabe que echará de menos el escenario. Y eso que lleva unos lustros de 'regalo'. «Tengo poliartritis reumatoide y he podido trabajar gracias a la doctora Teresa Pascual. Con 40 años me prometió que me jubilaría tocando», y así ha sido, tras algunas intervenciones. Agradecida a su médica y al gerente y director de aquella emergente orquesta de inicio de los noventa, Carlos Rubio y Max Bragado. «Vine sin saber la lengua, ni donde quedarme, en un mundo sin teléfonos ni Internet. Me habían puesto la prueba el sábado, era martes y no tenía visado para tantos días. Me adelantaron la audición». Dos años después, cuando ya consideraba la vuelta y tenía la maleta hecha, llegó Dorel, su marido.
Habían sido novios en bachiller y lo dejaron cuando llegó la hora de preparar el ingreso en el conservatorio superior, «éramos rivales». Había 45 candidatos para 9 plazas. «Nos admitieron a los dos y volvimos a estar juntos».
A Iuliana le tiraba su familia, su país. Dorel, en cambio, se sentía desilusionado en Rumanía. «Tras la caída de Ceaucescu, no pasó nada. Estaba la misma pandilla de ex comunistas en el poder», dice quien era director de una orquesta a la que le quedaban dos chelos y apenas público.
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Dejaron de ser de allí y de aquí. «Siempre seremos extranjeros, aunque ya tengo más 'familia' aquí», dice Iuliana que, en seguida, se convirtió en el alma del camerino, en la organizadora de meriendas, la que compró la cafetera, la que colgó las entrevistas con los músicos en el pasillo donde conviven, la que busca cualquier excusa para celebrar la suerte de ser músicos juntos.
Música en directo
Dorel seguirá al frente de la Orquesta de León y ayudando a los Amigos de la Zarzuela, con el violín cerca. «Esta profesión provoca lesiones especialmente a las mujeres y, cada vez, a edad más temporada», explica el profesor de los violines primeros, «la mejor sección, somos un gran equipo». Iluliana, militante en las sillas de los segundos violines, ya negocia abono para la temporada. En cambio Dorel prefiere comprar entradas sueltas. «Hemos visto crecer a la Orquesta, mejorar Valladolid y también nuestro país. Tenemos esta sala magnífica y la suerte de tocar con grandes solistas y directores de primer nivel», rememora ella sin envidiar la suerte de estos.
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«Llevan una vida muy solitaria. En Viena nos acercamos a saludar al maestro Bychkov (ha dirigido a la OSCyL varias veces) después de una ópera y estaba solo con su mujer. Lo agradeció muchísimo». Seguir escuchando música en directo es uno de sus propósitos. Les gustaría más repertorio barroco y clásico. «Se hace mucho sinfonismo del XIXpero apenas Bach, Haydn o Mozart. Son compositores que exigen una gran precisión. Mozart se pide en todas las audiciones del mundo, ahí se ve todo», cuenta Dorel.
De momento, lo harán en Cluj, su ciudad en Rumanía a la que viajarán en breve. «Allí hay dos teatros, ópera y ballet, a precios asequibles. De todas formas, una vez que conoces la forma de vida en España, no hay lugar que la iguale», sonríe Iuliana.
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