Percusión del siglo XXI con trazas de Manuel de Falla
Colin Currie interpretará en Valladolid el concierto del holandés Roukens con la Sinfónica de Castilla y León, a las órdenes de Chloé van Soeterstède
Ha sido la sección orquestal que más ha crecido en el siglo XX y su estirón se prolonga en el XXI. La percusión, dueña del ... ritmo, pasó de la última fila de las sinfónicas a estar frente al público como instrumentos solistas gracias a la cantidad de repertorio compuesto en los últimos cien años. Esta semana toca con la OSCyL Colin Carrie, tercer percusionista solista que lo hace en su historia, tras Martin Grubinger y Evelyn Glennie. El intérprete escocés nacido en 1976 ha estrenado más de cuarenta obras.
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Entre ellas, el concierto de Joey Roukens que se podrá escuchar por primera vez en España este viernes y sábado en el auditorio Miguel Delibes. En el podio, Chloé van Soerstède, quien acaba de dirigirlo con el mismo solista en Suecia. «Estoy ansioso por ver la reacción del público español. Es la obra de un holandés ecléctico que ha reconocido públicamente su admiración por la música española y, en especial, por la de Manuel de Falla. Así que hay algo de él en esta obra», dice Currie.
La obra formaba parte de un proyecto del auditorio De Doelen de Rotterdam. «Encargaron una serie de conciertos para instrumentos solistas inusuales como el fagot, un dj o percusión. Tenía que elegir a un compositor holandés y fue Roukens. Entonces, en 2011, él era muy joven, tenía 29 años. Hizo una obra llena de energía, virtuosa pero no exhibicionista, en la que el solista no entra en conflicto, no se enfrenta al resto de la orquesta como en el concierto romántico, sino que tocan juntos, más al estilo camerístico de Mozart», explica quien toca con la sensación de conocer a los 22 músicos que le acompañan en el escenario. «Establezco un lazo con cada uno de ellos, es una emoción íntima y formalmente bella».
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Colin Currie fundó su propio grupo de percusión en 2006 y pronto se erigió en el ensemble de referencia del compositor minimalista estadounidense Steve Reich. «Acabamos de trabajar con él en el Carnegie Hall de Nueva York, haciendo un estreno en el que nos ha ayudado mucho y estaremos en Japón en breve. Su música es muy singular y muchos compositores contemporáneos lo consideran una suerte de padre. Es un honor que cuente con nosotros, a sus 86 años sigue componiendo».
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Además de llevar las riendas del Colin Currie Group, el percusionista británico dirige otras formaciones, «porque lo paso bien. Es algo natural, me llaman porque conozco ese repertorio de Reich».
En cuanto al sentido del ritmo en distintas latitudes del mundo, considera que es algo «que nos une», independientemente de su origen. «Cada música tradicional lo entiende de una manera, pero acabamos sintiéndolo de igual forma». Y eso empieza por la percusión corporal, «que me gusta mucho porque no necesito nada más», dice señalando al combo de casi medio centenar de instrumentos que le rodea.
A la obra contemporánea de Roukens le seguirá 'De una mañana de primavera', de Lili Boulanger, también interpretada por la OSCyL por primera vez, y la 'Sinfonía nº2', de Robert Schumann.
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