Desde la izquierda, Luis Fernández Castelló, David y Carlos Apellániz.

Romanticismo de hoy

J. M. Morate

Domingo, 25 de febrero 2024, 18:42

En la semana del clarinete en la ciudad, Juventudes ha coincidido en un Trío en el que el clarinete era protagonista. Y no importó, porque ... Fernández Castelló, desde 2016 Artista Henri Selmer y Vandoren en París, supo dar lustre al instrumento junto a los hermanos Apellániz. Además, se comportaron como un excelente grupo de cámara, conjuntados en una visión común y acertada del repertorio ofrecido, bien relacionado entre sí en el mundo romántico.

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Un joven Beethoven, a petición del clarinetista J. Beer, escribió su 'Trío, op. 11 en Sib M.', eligiendo esa tonalidad para beneficio del clarinete de la época, aún sin el sistema de llaves actual. El unísono inicial lo aleja de Mozart y Haydn, reafirma su camino al Romanticismo en el adagio y lo despide con un juguetón tema, 'hit' entonces tomado de un drama giocoso de J. Weigl, que los vieneses adoptaron como 'Antes de ir a trabajar', con diálogo en canon de cello y clarinete, del que hace nueve variaciones.

Ciclo de Juventudes Musicales

  • Luis Fernández Castelló, David y Carlos Apellániz. Obras de Beethoven, Schumann, Brahms. Teatro Calderón.

Y como así se terminó, con idénticos afinación, equilibrio sonoro y gusto, sonaron sus 'Siete variaciones para cello y piano en Mib M.', quizá las mejores de las 32 series que el de Bonn escribió, con tema deriva del dúo 'A los hombres que sienten el amor', Pamina y Papageno en 'La flauta mágica' de Mozart; la cuarta es melancólica, la quinta, más viva, la sexta adagio más libre del tema y alegre la séptima rematada por una coda en Do m.. Muy bellas y bien tocadas.

La sombra beethoveniana siguió en 'Tres piezas de fantasía, op. 73', de lo más íntimo de Schumann, tras leer escritos de su admirado E. T. A, Hoffmann, para clarinete y piano: 'Delicada y con expresión', 'Animada y ligera' y 'Rápida y con fuego'; así fueron hechas, destacando la limpieza del final exigido 'cada vez más rápido'; el dúo respetó cada dinámica y agógica. El 'Trío op. 114' de Brahms, escrito para el clarinetista R. Mühlfeld,cuando ya estaba retirado, es un compendio de sabiduría, respetando a los autores anteriores con su propia impronta. El trío compitió de igual a igual e hizo un adagio ejemplo de expresión y conjunción total. Su éxito, reconocido por el abundante público, tuvo el regalo del 'Nocturno', de Max Bruch, hecho con idéntico gusto y precisión que el resto.

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