González-Monjas confirma sus virtudes al frente de la Sinfónica de Galicia

Para empezar, una obra del compositor suizo-francés, Richard Dubugnon (1968). Su escritura refleja variadas influencias. Su título. 'Arcanos sinfónicos op.30', invita a escuchar con atención, porque la palabra ha recorrido siglos, cargada de leyendas. Dubugnon da pistas en sus títulos y se notó una atención concentrada en el director que se tradujo en un sonido conformado y noble que desprende ecos, que no ocultan su raíz impresionista, no exenta de influencias más actuales como el jazz. Lució el sonido del joven violonchelista en 'La estrella', mientras que en 'La fuerza', la amalgama de sensaciones explota en un poderoso 'Tutti', y en 'El sol', el cálido motivo inicial finalmente se resuelve en un final espectacular.

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La pianista Yulianna Avdéieva sorprendió con sus poderosas octavas iniciales, que supo contrarrestar muy bien con las partes delicadas que contiene el concierto nº 1 de Liszt. La obra invita al lucimiento. La pianista hizo gala de una pulsación exquisita en el adagio para reafirmar posteriormente su técnica explosiva en el final Andéieva, exhibiendo su virtuosismo en las 'variaciones sobre un tema de Paganini' de Lutoslawski. Son ricas en imaginación y difíciles de engarzar con la orquesta, pero tanto ella como director llevaron a todos a una versión de muy alto nivel.

Esperábamos a Roberto en la elegante, algo burlona y muy bien escrita suite de 'El caballero de la rosa', de Richard Strauss. Ligados inmaculados, sonido cuidado, transiciones ricas y 'crescendos' de largo recorrido son algunos de los detalles que demuestran que nos encontramos ante una orquesta que este director condujo ayer de modo sobresaliente y que le auguran un gran futuro.