Cristian Navarro, en Vigo. El Norte

Cristian Navarro, el profesor y músico vallisoletano que toca en las calles de Vigo

Para este profesional de la música, dar el salto a la calle no fue fácil, sin embargo, esa decisión ha sido su salvavidas

Laura Negro

Valladolid

Martes, 23 de marzo 2021, 08:03

Calle Príncipe, en pleno centro de Vigo. Las canciones de El Canto del Loco cautivan a los viandantes. Salen de la guitarra y de la ... voz de Cristian Navarro. Él es un profesor y músico vallisoletano, concretamente de Laguna de Duero, que cada día pone banda sonora en las calles de Galicia. Su sonrisa, es su uniforme de trabajo y con ella agradece cada moneda y billete que recibe por sus canciones. Para este profesional de la música, dar el salto a la calle, no fue fácil, sin embargo, esa decisión ha sido su salvavidas y le ha devuelto la ilusión, después de que la pandemia, hace ya más de un año, redujera a cero todos los espectáculos en vivo.

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Cristian tiene 29 años. Llegó en 2010 a Vigo con su maleta cargada de sueños e instrumentos. Hasta marzo del pasado año 2020 compaginaba su trabajo como cantante y guitarrista en la orquesta Charleston Big-Bang, con un empleo como profesor en un conservatorio. Este joven estaba acostumbrado a un vertiginoso ritmo de trabajo, de verbena en verbena por los pueblos y ciudades de Galicia, Asturias y Castilla y León. Realizaba unos 150 conciertos al año, pero de pronto se quedó sin escenarios en los que tocar. «Antes de que se declarara el estado de alarma ya se cancelaron todos los conciertos. Mi sector fue el primero en dejar de trabajar y a día de hoy, seguimos sin poder hacerlo», cuenta.

De pronto, Cristian se había quedado sin trabajo, pero también sin la posibilidad de beneficiarse de las ayudas del ERTE. «Todo esto nos pilló en temporada de invierno cuando nuestros contratos son por días sueltos. Si hubiera sido en verano, coincidiendo con un contrato temporal, todo sería distinto. De entrada, nos aceptaron el ERTE, pero no lo hemos cobrado y no lo vamos a cobrar», añade este joven, a quien no le quedó otra que echar mano del paro que tenía acumulado y compatibilizarlo con su trabajo de profesor 4 tardes por semana. La prestación parcial, rondaba los 200 euros.

Por más que hacía cuentas, éstas no le salían y tras agotar todos sus ahorros, Cristian decidió que era el momento de echarse a la calle. Literalmente. En octubre se estrenó como músico callejero. Tenía 11 años de experiencia y nunca había sentido tanta incertidumbre ante una actuación. «El primer día no me atreví a meterme en las vías más concurridas y me estrené en la Plaza América. Yo iba con el repertorio muy bien preparado, pero el miedo era terrible. No sabía cómo iba a responder la gente. ¿Y si no les gustaba? ¿Y si aquello no me ayudaba a llegar a final de mes?», confiesa este juglar del siglo XXI. Al final de aquel primer día, dejó sus miedos en la acera y regresó «muy contento» a casa. «Se me pasó muy rápido. Como veía a que la gente respondía bien, me iba animando. Me di cuenta de que tocar en la calle me iba a ayudar a aguantar esta racha hasta que todo volviera a la normalidad», dice.

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Comparte la calle Príncipe, una de las más comerciales y transitadas de Vigo, con varios artistas callejeros más. Con tanto talento por metro cuadrado, Cristian sabe que debe dar lo mejor de sí, en cada pieza musical. Suele apostar melodías suaves, lentas, que según él, son las que más llegan a la gente. Cada tarde y cada mañana que toca, hace suyas canciones de Mclan, Cómplices, Pereza o el Canto del Loco, entre otros. Al tiempo que toca la guitarra, toca también la fibra del público, que se rasca el bolsillo para agradecerle su arte. «He tenido experiencias preciosas. Hace poco, un chaval muy joven se paró a escucharme y me dio un billete de 20 euros porque entendió mi situación. Otro día un niño muy pequeño se acercó con su bicicleta y su carterita llena de monedas de céntimo y me las echó todas. Son cosas que me llegan. Soy muy observador y el hecho de que alguien que vaya con prisa o que pase de largo y de repente se dé la vuelta, se pare a escucharme y me dé las gracias por alegrarle el día, eso para mí no tiene precio», afirma satisfecho.

Verano difícil

Ve el futuro con incertidumbre. Sabe que este verano estará difícil volver a los escenarios. «No hay ninguna actuación a la vista. Todas las orquestas están igual, y si soy realista, seguirá así durante un tiempo», explica Cristian, quien no descarta que cuando todo vuelva a la normalidad, volver de forma esporádica a tocar en la calle, porque ese contacto tan directo y cercano con el público está siendo para él una experiencia maravillosa. «Con lo que saco vivo al día. Me da para terminar el mes, pero siempre es inevitable pensar en el mes siguiente. Es muy difícil ahorrar así, porque tengo muchos gastos, pero tengo que tratar de hacerlo, porque creo que los meses de verano serán muy complicados ya que sólo tendré lo de la calle, porque como profesor sólo trabajo en invierno».

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Se ha sentido muy apoyado por los suyos. Los primeros en saber que iba a apostar por la vía pública como escenario, fue la familia y sus amigos de Valladolid. «Mis padres están muy orgullosos, porque podía haber recurrido a ellos a pedirles dinero, pero a mí eso no me sale».

El 'clink' de cada moneda es para él un chute de energía. Cristian, además de su micrófono y su guitarra, cuenta con un cartel en el que aparecen sus redes sociales y donde pone «SOS #artistas #cultura. Tú eres nuestra única ayuda». «Tocar en la calle me ha servido para valorarme mucho más y para creer en la bondad de las personaA mi todavía me cuesta asimilar, que alguien que no me conoce de nada me eche 5 euros por escucharme cantar. Me siento muy afortunado por ser músico porque gracias a esto, puedo salir adelante. Otros no tienen esa suerte», concluye.

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