Adiós a Sasi, el friki educado y lúcido

Siempre le envidié esa habilidad, esa inteligencia para leer la realidad, el contexto, el tiempo que le tocó vivir. ¡Qué cabrito! Me decía, con que rapidez lo pilla todo, no ha tardado nada en crearse un distintivo, una marca de identidad en este nuevo lenguaje de las redes. Porque él era así: rápido, ingenioso… y un pelín cabroncete. ¡Qué levante la mano el que no se haya llevado un zasca suyo!

Isaac Bravo, 'Sasi', así le conocíamos todos, se nos ha ido, y no nos ha dejado su obituario escrito. Seguramente porque él sabía mejor que nadie que lo educado y correcto es que te lo escriba otro. Mira, también eso le envidiaba, lo correcto y educado que era.

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Te escribo Sasi desde el corazón y lo hago con tu imagen más presente que nunca y con los miles de buenos recuerdos que nos dejas. A todas y todos Sasi. Antes de que emprendas ese último viaje arrastrado por un paraguas del que tira el viento quiero confesarte algo: siempre te envidié. Y no solo por tu inteligencia o exquisita educación, también, y, sobre todo, por tu capacidad para hacerte querer. Dejas mucho amor, Sasi, entre los que formamos esta pintoresca y variopinta familia del teatro. Te confieso esta mi envidia (sana, por supuesto, tú sabes que es sana) para que no te vayas sin saber lo que te admiraba. Y también quiero que sepas que has sido un gran tipo, una gran persona y un gran compañero y amigo. Hoy todos y todas te lloramos Sasi, pero no estés triste por esto, mañana cambiaremos las lágrimas por sonrisas, esas sonrisas que nos deja tu recuerdo.

Ah!! que sepas que hoy me he puesto la banda sonora de 'Star Wars' y que en estos días me pienso tragar a todos los ganadores de Eurovisión de los últimos años. Lo haré en tu honor. Porque nunca he visto un friki más elegante y lúcido que tú. No digo más.