El estudiante de medicina y músico Víctor Mínguez Velasco dirige la clase de canto tras hacer los primeros análisis. Carlos Espeso

De la bata al piano para medir el impacto del canto en los pulmones

Un estudio con 30 coralistas investiga los efectos de la práctica vocal a corto plazo

Victoria M. Niño

Valladolid

Lunes, 1 de julio 2024, 07:17

Tenían que llegar tranquilos, sin haber bebido agua ni fumado en la hora previa. Treinta cantantes de diferentes coros estaban citados en la Facultad de ... Medicina de Valladolid. Les convocaba el profesor de canto de la Escuela Municipal de Música Víctor Mínguez Velasco, estudiante del cuarto curso de medicina. Les recibió con la bata sanitaria junto con otras enfermeras y compañeros, algunos también coralistas. Primero mediciones y análisis, luego clase y, de nuevo, mediciones.

Publicidad

Víctor se ha embarcado en un estudio para «evaluar los cambios en la capacidad respiratoria a través de mediciones espirométricas y de los cambios hormonales y de inflamación a corto plazo por la práctica vocal». Y como conocen el historial clínico de los coralistas, «un subobjetivo será aprovechar a los cantantes fumadores para ver cómo les afecta el hecho de cantar, ver si hay una mejoría. Observamos a los fumadores actuales y los que lo han sido en el pasado, porque aunque puede haber cierta reversión en el pulmón, nunca es total, siempre queda daño».

Así que esa tarde, los vocalistas se someten a un análisis de sangre y un test de saliva.«Hemos medido hormonas de rápida liberación como el cortisol, conocida como la del estrés. Tiende a elevarse en situaciones de peligro junto a la adrenalina, lo que nos prepara para actuar. Queremos evaluar si la práctica vocal mejora los parámetros bioquímicos. Además medimos la PCR, marca de la inflamación vocal y marcadores del sistema inmune», explica el también músico.

Por otro lado han hecho una espirometría «para medir los volúmenes pulmonares y una cooximetría, que mide el monóxido de carbono CO, en fumadores es más alto. El fin es ver si a corto plazo hay variaciones. La fisiología a priori nos dice que no».

Publicidad

Tras las primeras pruebas, Víctor Mínguez se quita la bata y se coloca ante el teclado para dirigir la clase de canto. Primero calentamiento, escalas, vibración de cuerdas, revisión de postura –de pie sin bloquear las rodillas, sin subir los hombros, control de la respiración–. El director señala los grupos de ejercicios que harán; de resonancia, glissando, legato, stacato. Busca el timbre más que la potencia, crecida en ese aula de techos altos. Interpretan una canción japonesa, todos con la partitura de 'Akai Hana' en mano. Ejercicios de empaste ahora para que suene el coro, no la suma de voces individuales. Conseguida una versión empastada, toca volver al laboratorio improvisado en la estancia contigua.

Los resultados se estudiarán este verano y Mínguez quizá se plantee un proyecto a largo plazo. El autor de 'El arte de cantar' quiere ayudar a los cantantes a conocer la fisiología de su instrumento y prevenir lesiones. «La lesión más general de los cantantes es la afonía, que a veces es un síntoma de otras enfermedades. Lo más común en niños y mujeres son los nódulos bilaterales por el mal uso vocal: no se respira bien y se forma un callo en la cuerda. El tratamiento suele ser logopédico. En hombres, lo más común son los pólipos, provocados por cambios agudos y bruscos, tiene tratamiento quirúrgico. Este año hubo disfonías provocadas por un virus desconocido», explica quien quiere ser médico de familia sin abandonar la música ni la docencia.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

3€ primer mes

Publicidad