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El pianista canario Iván martín. Gabriel Villamil
Iván Martín, a solas con sus dos íntimos

Iván Martín, a solas con sus dos íntimos

El pianista residente del Auditorio Miguel Delibes cierra este sábado el ciclo de cámara con Beethoven y Chopin

Victoria M. Niño

Viernes, 12 de diciembre 2014, 20:58

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Conoce los pianos de la casa y aprecia al técnico que los mima, Silvano Coello. Así que esta vez se atreverá con uno que sometió el sabio a una gran revisión recientemente. Iván Martín (Las Palmas de Gran canaria, 1978), artista en residencia del Auditorio Miguel Delibes, cierra este sábado (19:00h) el ciclo de Cámara+Piano con un recital en el que interpretará a dos compañeros de viaje desde que empezó a estudiar, Chopin y Beethoven.

«Un vals de Chopin fue la primera obra que aprendí. Luego he tenido profesores polacos y he vivido a diez metros de la Cartuja de Valldemosa, donde vivió él. Yde Beethoven me parece muy interesante programar en el mismo concierto sonatas de distintos estilos, buscando el contraste entre el clasicismo y el romanticismo». El pianista canario ha dirigido este año los dos primeros conciertos para piano del compositor de Bonn con la Sinfónica de Castilla y León, que posteriormente grabó en Galicia para Sony. «No me considero director, dirijo desde la interpretación. Estos conciertos se estrenaron así, un pianista que hace las veces de director y se nota la unión de solista y orquesta. De hecho los acompañamientos están escritos para poder ser dirigidos desde el teclado. Todo se hace más sencillo, no hay traductor de por medio, no hay un director que trabaje entre el intérprete y la partitura, sino que la comunicación es de músico a músico. Así cada intérprete puede aportar». Para Iván, «esta es una actividad complementaria, enriquecedora, pero lo que he dirigido hasta ahora, Bach, Mozart, Beethoven son obras que se pueden abarcar desde el piano porque tienen una instrumentación menor. Estos conciertos los enfoco como música de cámara y permiten un trabajo más al detalle. Eso es más difícil con el gran sinfonismo del XIX, pienso en Bartók, Bruckner o Mahler, que sí necesitan de traductor».

De la masa orquestal a la soledad del recital de piano. «El concierto para mí es una gran obra de cámara, pero enfrentarte no me gusta la palabra, más bien abordar el piano solo conforma la idiosincrasia del pianista. Somos los que estamos más solos en la orquesta, carecemos de colectivo, y, además, tenemos que enamorarnos de un instrumento cada vez. Somos los más infieles al nuestro. No deja de ser pintoresca la vida del pianista», dice quien lleva dos décadas viviéndola.

Iván Martín mantiene una relación estable con el Auditorio Miguel Delibes desde hace tiempo. Ha tocado en la sala sinfónica con la OSCyL y en la de cámara a la que vuelve hoy. «Tenemos un gran programa para la próxima temporada, la de 2014/15. Será el Triple concierto, de Beethoven en el que tendré compañeros de lujo como al violinista Gordan Nikolic y al chelista Asier Polo. Es un concierto que se programa poco». De nuevo Beethoven. «No quiero especializarme, ha sido una casualidad. De cualquier forma, Beethoven es un autor con el que estoy cómodo, aunque me da alergia la palabra especialista. Con la OSCyL tengo otros proyectos como retomar la grabación en un futuro próximo y estamos intentado cerrar alguna gira y alguna colaboración como la del verano con el Festival Música de Bilbao. Allí hicimos un gran trabajo. A raíz de aquello han surgido otras posibilidades».

Se felicita de que el proyecto de las 32 sonatas de Beethoven llegue el próximo semestre a Valladolid. «Me invitó el INAEM la primera vez que se hizo en Madrid en 2013 y me parece una gran idea». Si se le pide que elija entre las 32, no puede, «con Beethoven pasa como con Brahms o Bach, no hay música de menor calidad, todo lo que escribieron tiene un nivel altísimo».

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