Luis Enrique Valdés Duarte: «En la Villa del Libro de Urueña nos vamos a volcar con el Centenario de Delibes»

La Villa del Libro de Urueña está siendo gestionada por la Fundación Jorge Guillén tras el convenio suscrito con la Diputación Provincial de Valladolid a raíz de la jubilación de su director Pedro Mencía a comienzos del verano. El escritor, director teatral y filólogo cubano Luis Enrique Valdés Duarte se encuentra al frente de la institución en su nueva etapa.

–¿Qué objetivos se ha marcado la Fundación Jorge Guillén como gestora de la Villa del Libro?

–Nuestro principal objetivo es la dinamización turística y cultural. Queremos que Urueña sea una atractiva propuesta no solo para los bibliófilos, sino para un público de muy diverso perfil. Lo anterior tiene de fondo algo tan importante como el fortalecimiento del hábito de la lectura en esos visitantes que no ven en el libro su principal demanda, realizando actividades relacionadas con otras manifestaciones artísticas distintas a la literatura.

–¿Qué actividades han programado en esa línea?

–Existen tres grandes propósitos que enmarcan casi todas las propuestas en las que hemos pensado. El primero de ellos es expandir la experiencia turística de la Villa del Libro hacia su entorno comarcal, tan rico culturalmente, de modo que al interés por el mundo del libro se unan otros que no están intrínsecamente relacionados con él pero que sí le atañen. El segundo es la realización de actividades que permitan planes en familia, de manera que todas las generaciones puedan asistir y participar de esta experiencia. Y en tercer lugar, la internacionalización de la Villa del Libro como lugar con una marcada resonancia de cara a un país tan cercano como Portugal, no solo geográficamente, sino también en cuestiones históricas y culturales, y de cara también a las villas del libro de Francia.

–¿Qué lugar ocupa en nueva etapa el Centro e-LEA Miguel Delibes?

–Es un sitio por y para la cultura, y así se concibió y pensó desde la Diputación de Valladolid. Está al servicio de los ciudadanos que deseen tener un acercamiento a la literatura, a los libros y al arte en general. Sus instalaciones permiten la realización de actividades de diverso tipo como exposiciones, conciertos, conferencias o talleres, entre otras. En la educación está la base fundamental de la creación del hábito de la lectura, el amor a los libros y la formación de valores. Por eso muchas de las actividades están dirigidas a los niños y a los jóvenes. Queremos que este lugar se distinga por la calidad artística de lo que se muestre, por la repercusión local, nacional e internacional, así como por la utilidad pública y la dimensión social.

–¿Alguna iniciativa en particular que se vaya a poner en marcha?

–Sí. Por poner un ejemplo, las acciones que llevaremos a cabo con la intención de que la Villa del Libro tenga una resonancia internacional son muy peculiares. Queremos que se establezca un diálogo cultural sostenido con Portugal. Este mes iniciaremos un conjunto de actividades que pueden extenderse en el tiempo bajo el título 'Portugal frente a frente'. En él tendrán cabida acciones culturales de muy diversa índole, desde ferias de 'alfarrabistas', conciertos, presentaciones de libros y exposiciones hasta encuentros interculturales. Algo que ha estado latente y que queremos concretar es el hermanamiento de la Villa del Libro con alguna de las villas del libro francesas. Una vez que este lazo se fortalezca, es probable que podamos extenderlo a otras villas lejanas geográficamente. No quiero dejar de mencionar una acción que está a las puertas y en la que nos hemos involucrado mucho, el primer Encuentro de Teatro Vallisoletano, una cita que traerá a Urueña a grandes personalidades de las tablas. Nuestra mayor intención de cara a un futuro inmediato es la celebración del Centenario de Miguel Delibes.

–¿Qué proyectos han programado para esta efeméride, más teniendo en cuenta que el escritor da nombre al centro?

–Será un año repleto de actividades relacionadas con esta celebración con la que nos vamos a volcar y va a marcar nuestras propuestas. Muchas instituciones se sumarán a ella y estoy seguro de que se harán cosas extraordinarias. La Fundación Jorge Guillén tiene una relación muy cercana, tanto con la familia de Delibes como con la fundación que lleva su nombre, que estará todo este año dando sentido y orden a lo que acontezca. En estos meses nos hemos percatado de la gran demanda que hay en torno a su figura. La mayoría de las personas que se acercan al centro buscan ansiosamente las huellas del escritor. Este año podremos mostrarlo desde múltiples aristas y estamos muy contentos.

–¿Puede adelantar algún acto del programa?

–Joaquín Díaz nos ha dado una idea extraordinaria y él mismo se encargará de llevarla a cabo con nosotros. Se trata de una exposición muy peculiar dentro del tipo de muestra que se suele hacer en torno a los escritores. Exhibiremos objetos mencionados en las obras de Miguel Delibes, la mayoría de los cuales han caído en desuso o lo ha hecho el modo en que el autor los nombra. Estos objetos irán acompañados de los fragmentos de las obras en las que aparecen. Tendrá varios apartados que los agruparán por su tipo, como por ejemplo aperos de labranza, objetos de la casa y relacionados con la sociedad o vestuario, entre otros. No solo nos parece profundamente etnográfica, labor que Joaquín regenta como nadie en estas tierras, sino también pedagógica. Acompañando a esta muestra, en una sala más pequeña, se exhibirán varios retratos realizados por la artista vallisoletana Laura Serrano, basados en personajes de las novelas de Delibes. Encabezará la muestra uno del propio autor que será también estampado en las bolsas que se ofrecen a los visitantes de la Villa del Libro. Como curiosidad, adelanto que los rostros de estos personajes serán los de algunos de los vecinos de Urueña, inmersos, en cada caso, en la ambientación propia de cada una de las novelas.

–¿Qué tiene que significar la conmemoración?

–Tiene que ser un hecho sin precedentes. La grandeza de Delibes como escritor y, al fin y al cabo, como embajador ante el mundo de lo que han sido los pensares y sentires más profundos de Castilla, merece que lo celebremos con toda la dicha, la seriedad y la altura que su centenario merece. La conmemoración ha de servir para que aquellos que lo han leído lo sigan haciendo y, sobre todo, para darlo a conocer a aquellos que aún están por leerlo.