La paella de Miguel Delibes
El biógrafo del escritor recuerda su habilidad para cocinar el plato valenciano
No me marcho todavía de Sedano. Se está bien aquí. Me acerqué, como recordará el lector de estas crónicas, el pasado domingo, evocando ... mi viaje del 8 de agosto de 1996, y ahora retrocedo en el calendario nada menos que diecisiete años, y me planto en el verano de 1979, casi en sus postrimerías.
Y además no voy solo esta vez. Me acompañan el dibujante y pintor José Ramón Sánchez y el editor José María Alaejos. Ambos son los responsables de la edición del libro 'Un mundo que agoniza', que se publicaría en octubre de ese mismo año. Hablé ya de él, del libro, hace unos cuantos domingos, pero ahora me va a servir únicamente de pretexto para hablar de las paellas de Miguel Delibes. De cómo condimentaba la paella nuestro ilustre escritor.
Grano a grano
José Ramón Sánchez, autor de la cartelería electoral del PSOE en la primeras elecciones generales españolas de 1977, había sido elegido por el propio Delibes para ilustrar el libro, y ahora se desplazaba a Sedano desde Madrid, a mostrarle al escritor su trabajo, sus ilustraciones casi recién terminadas. Y una vez vistas y entusiásticamente aprobadas, Miguel nos invitó a una paella. Elaborada y cocinada por él, por descontado. Y al aire libre, siempre que se podía. Así nos lo encontramos los tres viajeros cuando llegamos a Sedano: doblado en ele mayúscula –lo digo por su notable estatura–, atizando la fogata bajo la sartén y removiendo sin tregua el condumio.
José Ramón no sale de su asombro: «Me resulta chocante ver a un castellano de pura cepa como tú cocinando una paella».
–Soy muy paellero, ¿sabes? Casi toda mi familia lo es. Y yo diría que una gran mayoría de cazadores. En las cazatas se condimentan no pocas paellas.
–Pero por lo que estoy viendo –insiste el dibujante–, da la sensación de ser una tarea muy ardua muy ... esclava.
–Como toda obra de artesanía –responde el cocinero escritor–. Hay que estar encima de ella de principio a fin. En caso contrario, falla la fórmula.
–¿La fórmula?
–La fórmula de la paella es la siguiente, verás. Hay que cuidarla grano a grano. Todos y cada uno de los granos de arroz debe participar de todos y cada uno de los ingredientes.
Delibes levanta los ojos, mira a los mirones –nosotros– y suelta, con un amago de retranca: «Como veis, es una receta ideal tanto para la paella como para la democracia».
Miguel lleva casi dos horas cocinando y, al final, comemos todos –algunos hijos del escritor incluidos– en torno a una vetusta y pétrea rueda de molino como mesa.
Ah, que no se me olvide: Degustamos la sabrosa paella delibeana, pero acompañada de los no menos sabrosos cangrejos de río capturados también por Delibes en el cercano río Moradillo.
Pajariteros
En la sobremesa vuelve Delibes a hacerse lenguas de las ilustraciones de José Ramón Sánchez para su libro 'Un mundo que agoniza', mientras José Ramón Sánchez no para de hacerse lenguas de la paella y de los cangrejos de Miguel Delibes. Y ya de regreso en coche hacia Valladolid , de repente, el dibujante se palmea la frente y exclama:
–¡Si seré tarugo! Vengo desde Madrid con intención de preguntarle a don Miguel si los naturales de Sedano se llaman «pajariteros», ¡y va y se me olvida!
–Pues sí, «pajariteros» se llaman –le contesto yo–, si te vale mi respuesta. Lo único, que Delibes te hubiera explicado el por qué de tan sonoro nombre.
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