«Una novela realista de hace 150 años se lee como recién escrita, una experimental de hace 15, no»

«He reflejado ese momento tangencialmente en otras historias, en el guion de 'Las trece rosas', en la historia de José Robles que conté en 'Enterrar los muertos', en 'El estafador que engañó a Franco'. Pero no ha sido muy tratado, solo Almudena Grandes ha escrito sobre él. En esa posguerra inmediata España vive bajo un régimen totalitario y genocida en el que se exterminan a 50.000 republicanos. La sociedad española ha tendido a olvidar, como los traumas, para protegerse, lo ha envuelto en una nube de olvido. Es una etapa fascinante y trágica», explica el autor de 'Carreteras secundarias'.

«Son años de hambre, represión, devastación, delaciones. Es una novela que se desarrolla en Madrid porque es donde ocurrían las cosas, donde el PCE se intenta reconstruir, donde tenían lugar las guerras internas entre las facciones en el gobierno. Hay personajes reales como Dionisio Ridruejo, Heriberto Quiñones o Serrano Suñer que asoman en la acción, dentro de la tradición de la novela realista de mezclar ficción y realidad para dar sensación de verdad», cuenta quien pasea por Chamberí o Lavapiés sintiendo que «no ha cambiado tanto lo que yo reflejo del Madrid que contaba medio siglo antes Galdós».

La vocación local, retratar Madrid, es pareja a la universal, «la de contar cómo es el alma humana en circunstancias tan extremas». Considera Martínez de Pisón que el realismo «es un valor seguro. Lees ahora una novela de hace 150 años y parece recién escrita, lo que no ocurre con una novela experimental o vanguardista de hace 15 años».

Yes que cree el filólogo que es «la tradición más potente de nuestra narrativa y la que mejor presenta el paso del tiempo». Martínez de Pisón escribe con los modelos del XIX y del XX presentes, «en los que una novela debe dar testimonio de su época. Ninguna época carece de un escritor dispuesto a contar su tiempo a las generaciones venideras». Transmitir la historia, sin juzgarla.

«Si juzgara a mis personajes daría por sentado que yo lo haría mejor y todos nos equivocamos. Nadie sabe como reaccionará ante una situación de miedo, qué haría por salvar a alguien, a quién delataría. Son circunstancias extremas. Prefiero intentar mostrar por qué se comportan sin justificarlos y que el lector juzgue. Hay un personaje en la novela que es una voluntaria preocupada por el destino de los niños, su bienestar es lo principal para ella. Eso que hoy es un delito, el secuestro de menores, entonces no. En un momento en el que había tantos niños solos, abandonados o sin padres por las calles de Madrid, ella adopta a uno para procurarle una vida digna. Hace lo que cree es mejor para el menor, sin embargo hoy sería un secuestro».

Guionista con Emilio Martínez Lázaro en dos ocasiones y con Fernando Trueba, Ignacio Martínez de Pisón no se ve escribiendo la adaptación cinematográfica de 'Castillos de fuego'. «Hay proyectada una serie, pero sin mi intervención. Prefiero que el guion lo escriban otros, si lo hiciera yo sería una transcripción literal de la novela. Me gusta que reinterpreten la historia otras personas. Los años que me quedan de escribir prefiero concentrarme en mis proyectos».