Juan Solo y 'Los crímenes del carrusel': «Cuando sacas el demonio, es muy difícil de controlar»
El actor y escritor presenta su último libro en Valladolid, la historia de un novelista que predice en su obra trágicos sucesos que ocurrirán en realidad
El crimen es tan atroz como desgraciada la coincidencia. El 2 de julio de 1996, dos niños desaparecieron en un pequeño pueblo muy cerquita de ... Boston. Nada más se supo de ellos hasta que, 22 años después, sus cadáveres son encontrados bajo una zona de columpios en el patio de un instituto. Lo curioso es que ese hallazgo (el lugar, las circunstancias y hasta los más pequeños detalles) coinciden con buena parte de la trama de una novela que hace años escribió Sebastian Walker, un novelista sacudido por las desgracias familiares que tuvo una revelación sobre esa y otras tragedias. Este es el punto de partida de 'Los crímenes del carrusel', un thriller adictivo publicado por Planeta y que el escritor y actor Juan Solo ha presentado este miércoles en Valladolid, en la librería Oletvm.
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-Usted, como el escritor de su novela, ¿ha tenido también revelaciones de este tipo?
-Me ha ocurrido en alguna ocasión que algo de lo que he escrito luego se ha cumplido. No era una predicción como tal, pero en mi primera novela, 'El hombre sin brazos' conté un accidente de tren. Para informarme, pregunté a un ferroviario. Le dije: 'Cuéntame lo peor que podría pasar'.
-Y se lo contó.
-Sí. Yo plantée un siniestro en Asturias. Y con el libro ya editado, a una semana de estar en las librerías, ocurrió el trágico accidente de Santiago de Compostela, que es exactamente igual. Y luego está lo de Carlos Latre.
-¿Y eso?
-Escribí otra novela sobre un presentador de televisión que es cómico, que hacía imitaciones, que le daban a presentar un programa que se llamaba Babilonia y que todo era un fracaso. Duraba solo tres semanas. Y justo llega Carlos Latre, presenta 'Babylon show' y le cancelan el programa.
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-¡Madre mía!
-El caso es que, dándole vueltas a estas cosas, me pregunté: ¿Y qué pasaría si realmente algo que está escrito sí se cumple, pero por otro motivo? Empecé a darle vueltas a esa historia, y surgió esta novela que se pregunta sobre los límites entre ficción y realidad. Porque, a veces, lo imaginado nace de una región pantanosa del cerebro a la que no tenemos ni idea de cómo llegar. La inspiración puede llegarte de los sueños, de hechos reales, de pensamientos inesperados. Hay ideas que aparecen de repente.
-Cuando menos te lo esperas.
-Estás en la ducha, echando gasolina y entonces… ahí está. Luego, claro, hay que ver si esa idea es viable. Porque a veces no es sostenible para hacer una novela.
-Eso enlaza con lo que dice su novelista en 'Los crímenes del carrusel': «Un escritor sin confianza es un barco a la deriva».
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-Total. Escribir es un oficio muy solitario. Mi otra parte profesional está en los escenarios [el día 23 actúa en el Zorrilla con un espectáculo de humor] y es todo lo contrario. En el teatro estás rodeado de gente. Pero cuando escribes, no hay nadie. Empecé este libro en 2020 y no pude dejar de pensar: '¿Esto le interesará a alguien?' Así que sí, la confianza es clave, porque si no…
-Otro personaje, un editor, dice: «Hay que ofrecer al público lo que espera recibir».
-Eso es una máxima para todo. No hay que engañar al lector. Este es un 'thriller' y tiene todo lo que se puede esperar del género: acción, giros, crímenes (lo dice el título) y un final que el autor no se saca de la manga, que es algo que detesto. No puede ser que aparezca un personaje de la nada para que todo se resuelva.
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-La otra gran protagonista de la novela es Irene, una periodista que investiga esos crímenes y prepara un documental sobre ellos. En ese reportaje utiliza dos palabras: infortunio e injusticia.
-Todos corremos el riesgo de sentirnos tratados de manera injusta. Y ante eso caben dos formas de reaccionar. Nos podemos rebelar de forma violenta. O podemos caer en la depresión, en la desesperación. A Irene le mueve es su deseo de acabar con la injusticia.
-Y respecto al infortunio…
-Tú puedes hacer todos los planes que te apetezca, que la vida tiene otros para ti. A lo mejor coinciden, pero tal vez no. Tú puedes decir, qué suerte, me han tocado tres ases y la vida lo que quiere es jugar al ajedrez. El infortunio está ahí para trastocar los planes. Y también las vidas de algunos de mis personajes.
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-En la novela puede leerse: «Todos llevamos un diablo en nuestro interior. Vive aletargado, esperando el momento oportuno para despertar».
-Lo creo firmemente. La mayoría de las personas somos buenas. No tenemos una mala intención de fondo. Pero hay veces que… bueno, ocasiones en las que no hacemos bien las cosas. O las cosas no salen como habíamos planeado. Casi todos los personajes de la novela están sometidos a un problema ético. ¿Deben hacer lo que está bien o lo que les conviene? Y otra cosa, por muy buenos que seamos, todos tenemos ideas malísimas. Imaginas que haces cosas que luego, en realidad, no te ves capaz de hacer. O tienes comportamientos mezquinos de los que no te arrepientes del todo.
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-Un lío.
-El problema es que cuando abres esa puerta, cuando sacas el demonio a escena, ya es muy difícil de controlar. Lo difícil es el primer paso. Pero una vez que lo das, ya vas cuesta abajo. Y esa es la historia de este libro. Cómo controlar el demonio anterior.
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