Borrar
Alfredo Casares.
Información orientada al futuro y a las soluciones

Información orientada al futuro y a las soluciones

Alfredo Casares publica 'La hora del periodismo constructivo', una visión optimista del futuro de la profesión como motor de la transformación social

El Norte

Valladolid

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Jueves, 18 de febrero 2021

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

«El periodismo no solo nos ayuda a construir una imagen del mundo en que vivimos. También nos permite formarnos una imagen de nosotros mismos en la sociedad, si nos vemos como meros espectadores o como actores con capacidad para cambiar las cosas», describe el periodista Alfredo Casares, que acaba de publicar el libro 'La hora del periodismo constructivo' (Ediciones Universidad de Navarra, EUNSA), en el que aporta una visión optimista del futuro del periodismo como motor de la transformación social. Se trata del primer libro que se publica en español sobre esta materia.

¿Meros espectadores o actores con capacidad para cambiar las cosas? «Para dibujar ambas figuras con precisión necesitamos recibir una visión completa, equilibrada y fiel del mundo, que incluya la descripción de los problemas y sus consecuencias pero también un relato riguroso de las iniciativas que hay en marcha para tratar de solucionarlos. El periodismo puede esforzarse por investigar para encontrarlas y hacerlas visibles, verificar sus resultados y extraer aprendizajes valiosos que inspiren a otras personas, alumbren vínculos entre ellas y favorezcan la escucha paciente y la conversación social», describe Casares. Este es el propósito del periodismo constructivo.

Una de las informaciones sobre los 'espacios del miedo'.

Un ejemplo en El Norte, los 'espacios del miedo'

Plano de los 'espacios del miedo' publicado en la web de El Norte.

El libro de Alfredo Casares repasa numerosas iniciativas que en todo el mundo han ido surgiendo en los últimos años relacionadas con un periodismo más equilibrado, orientado a las soluciones y que incorpora una escucha más atenta de los ciudadanos. A juicio del autor, esta tendencia no es casual, «responde a que el periodismo muestra su liderazgo asumiendo la responsabilidad de contrarrestar la creciente crispación y las maniobras para sembrar el miedo y la desconfianza en las instituciones».

Entre estos ejemplos, destaca una serie de informaciones firmadas por el periodista de El Norte Antonio García Encinas sobre los denominados 'Espacios del miedo', publicadas en la web de El Norte de Castilla entre el 30 de abril y el 17 de mayo de 2018. Compuesto por cinco informaciones, una galería de fotos y un mapa interactivo, recoge esas zonas urbanas de Valladolid que realmente no tienen por qué estar relacionados con un peligro real, sino con la percepción de peligro por parte de las mujeres. Como consecuencia de la publicación de estos reportajes, el Ayuntamiento de Valladolid se comprometió a introducir los informes de perspectiva de género en el diseño futuro de espacios públicos. Esta serie, citada en 'La hora del periodismo constructivo', fue reconocida como el mejor trabajo en la modalidad digital de la convocatoria de ese año de los Premios Cossío de Periodismo de Castilla y León.

El periodismo dispone de una magnífica oportunidad para ganar relevancia y fortalecer los vínculos con sus audiencias ofreciéndoles una visión más completa, equilibrada y fiel del mundo, que incluya la descripción de los problemas y sus consecuencias, pero también un relato riguroso de las soluciones que están en marcha, defiende Casares, quien en su obra describe cómo las personas que consumen noticias esperanzadoras se sienten mejor, permanecen fieles al medio que las proporciona, se muestran más interesadas por los temas, están más dispuestas a hablar de ellos en sus entornos y más inclinadas a involucrarse socialmente. Por el contrario, quienes se ven expuestas de forma habitual a noticias negativas presentan mayores niveles de ansiedad y algunas reaccionan evitando el consumo de medios, como reconoce el 33% de los españoles.

A mediados de marzo del año pasado, recuerda Casares, «los periodistas nos vimos desbordados de forma repentina por una pandemia convertida en una avalancha de cifras de personas fallecidas y contagiadas. Los reporteros no tenían acceso a la primera línea, a los hospitales y las familias, ni podían preguntar libremente al Gobierno. Los medios acabaron asumiendo un lenguaje médico y belicista que reforzó la deshumanización de la narrativa, convertida en una suerte de tablero deportivo actualizado diariamente con nuevos dígitos».

«El verdadero relato de este tiempo es el relato del miedo. Y aún para los que no estamos muertos de miedo está el susto», según la descripción de la periodista argentina Leila Guerriero, para quien durante la pandemia muchos periodistas se volvieron «una especie de promotores del susto». Un atributo que, por otra parte, nos asignan los ciudadanos de forma recurrente, recuerda Casares.

A juicio del autor, si las personas se protegen del exceso de información y la negatividad desconectando de la actualidad y evitando consumir noticias, supone una seria amenaza no solo para la industria de los medios, sino también para la convivencia y la democracia. «No podemos dejar la conversación social en manos de quienes más gritan, de las posiciones más extremas, de aquellos que formulan siempre las mismas preguntas para obtener respuestas idénticas, de quienes se afanan en buscar culpables y víctimas, afianzan prejuicios, fijan estereotipos, sostienen los conflictos, simplifican los problemas, dramatizan los relatos y, sobre todo, ensanchan la distancia entre nosotros y ellos», advierte.

El periodismo constructivo se presenta como una manera de comprometerse para dotar de un propósito al trabajo periodístico. «No se trata de publicar buenas noticias, historias de héroes o mensajes positivos que nos hagan sonreír. Supone investigar con rigor para descubrir lo que sí funciona en la sociedad y por qué, hacerlo visible, extraer aprendizajes, inspirar a los ciudadanos y darles herramientas para que puedan involucrarse en la acción social», indica el autor.

Los beneficios de un periodismo orientado al futuro y a las soluciones no solamente los perciben los ciudadanos. El autor se apoya en decenas de ejemplos para ilustrar los efectos positivos que un periodismo más constructivo tiene también para los periodistas que lo practican, los estudiantes de periodismo y los editores de medios, que ven en él una posibilidad para mejorar sus cuentas de resultados.

El periodismo constructivo no se presenta en el libro como una alternativa, sino como un complemento para potenciar al periodismo de investigación, que el autor practicó durante años. «La sociedad necesita un periodismo crítico y esperanzador», alienta Casares, para quien es preciso que convivan en paralelo formas complementarias de mirar la realidad y contar el mundo: una más enfocada a denunciar abusos, buscar culpables o controlar a los poderes, y otra más dedicada a explorar iniciativas esperanzadoras que plantean soluciones de futuro, a darles la visibilidad que merecen, a inspirar a los ciudadanos y a ayudarles a involucrarse en la acción social.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios