Luz Gabás
«No existe una fórmula para escribir con honestidad de las emociones»La autora de 'Corazón de oro' conversa con Mikel López Iturriaga este viernes en el Blacklladolid
En otra vida fue profesora y alcaidesa de Benasque. Lo dejó todo para apostar por el sueño de ser escritora. Luz Gabás (Monzón, 1968) formó ... una comunidad de lectores en torno a su primera novela 'Palmeras en la nieve' (2012), ganó el Planeta diez años después y hoy presenta 'Corazón de oro' en el Blacklladolid en compañía de Mikel López Iturriaga.
–Participa en un encuentro sobre literatura y gastronomía. ¿Con qué alimenta a sus personajes para cruzar el lejano oeste?
–Me cuesta bastante escribir de gastronomía, me tengo que esforzar para que mis personajes coman. Nunca he sido cocinera, el encargado en casa es mi marido, y soy muy básica comiendo. Cuando preparaba la novela, me di cuenta de que su comida era muy básica, cercana para mi, que preparo una verdura y una carne, esta cada vez menos con la edad, soy muy de cuchara.En todas las novelas está presente, pero me supone un esfuerzo hacerlo bien.
–El título es una canción. ¿Le gusta Neil Young?
–Me doy cuenta que todas la cosas que acumulamos en nuestra cabeza de nuestra educación cultural se quedan y en algún momento salen. Cuando era muy joven, con 15 años, escuchaba música de mayores porque era la pequeña de tres hermanas. Esa canción me encantó y cuando empecé a diseñar la novela y pensaba en ranchos, en naturaleza me vino. La cita del principio resume la novela, dice que siempre he querido escuchar, dar y sigo buscando un corazón de oro. En la novela el protagonista tiene que mantener su corazón de oro, es una novela de acción y reflexión pero la cita resume la capacidad humana que permite que nuestro corazón sea de oro o sea negro.
–Vuelve a EE UU tras 'Lejos de Luisiana' (2022), premio Planeta, ¿dejó pepitas de oro que recoge en esta novela?
–Me encanta imagen de pepitas como Pulgarcito. No hubiera podido escribir 'Corazón de oro' sin pasar antes por Luisiana. Me ayudó a conocer la presencia de los españoles en esa parte de Nueva España que hoy es EEUU. El final de aquella novela da comienzo a esta, con unas décadas de diferencia. Elijo California porque viví allí y quería saber más de ese momento de transición, cuando deja de ser territorio español y coincide con la fiebre del oro. Visto por ojos de un español, visualizar la diferencia de viaje de cuando fueron los protagonistas a cuando fui yo. Es interesante comparar los distintos viajes y me sirvió para recuperar esa parte de mi vida.
–Como el protagonista, Lorién, vive en un pueblo del Pirineo aragonés. ¿Influye la naturaleza en su escritura?
–Siempre he vivido ligada al mundo rural. Hace unos años tomé la decisión de vivir aquí todo el año, no solo los fines de semana. Como ya hice este viaje de joven, no me fue difícil imaginar a mi personaje. En ambos casos la naturaleza es parte de ese viaje. Vivo en un entorno natural y aquellos igual. Vivir en contacto con la naturaleza es importante, me es más sencillo entender al ser humano, los cambios de estación, de paisaje.
–¿Que tiene la novela histórica que abraza en su obra?
–Me gustan muchos géneros pero me siento cómoda en el histórico porque me gusta estudiar el pasado, tirar de hilos. Me pasa como a los románticos del XIX, me procura evasión y comprensión del presente a través del pasado. La novela histórica cumple la función fantástica de acercar al lector a un momento de la historia que quizá no salga en los manuales, a la vida cotidiana. Ubicar al personaje en el pasado es atractivo y tiene un equilibrio difícil porque supone un compromiso con la historia y con la imaginación.Defiendo que este género vive en España un momento glorioso, cada vez escribimos mejores novelas históricas en las que la parte de historia no se apodera del libro. Un gran número de escritores logramos el equilibrio entre ficción e historia, que tiene su parte pedagógica. Tanto el género negro como el histórico coinciden en que reflexionan sobre el momento actual.
–¿Por qué elige California en 1849?
–Es un momento de cambio. Hay una ironía en el hecho de que cuando el territorio deja de ser mexicano y pasa a ser de los actuales EEUU, aparece el oro con toda la riqueza económica que supuso. San Francisco pasó en dos años de 500 habitantes a 20.000. Imaginar cómo una pequeña aldea se transforma en ciudad a esa velocidad de vértigo me parece fascinante. Las personas y los personajes tienen que ir acomodándose y la situación política convulsa les obliga a tomar postura. El territorio empieza a organizarse y se gesta la guerra de secesión. En ese pasar de cero a una guerra me pareció todo muy intenso en un lugar donde conviven los nativos, los descendientes de españoles y los que acaban de llegar. Si no hay drama, no hay trama. Suceden tanta cosas que era fácil de desarrollar.
–¿Ha encontrado la fórmula magistral del 'best seller'?
–No creo que haya una fórmula magistral. Creo que el escritor, que se supone lee, sabe que es lo que le gustaría leer o cómo le gustaría que le contaran una historia. Hay ingredientes de historia pero en la trama me baso en estrategias de teatro, de meterte en la piel de los personajes. Para el sentimiento, para la honestidad de las emociones no hay fórmula.No pienso aquí toca un giro, pienso qué haría ante esa situación. Ojalá existiera una fórmula, sufro mucho preparando cada novela.
–Retoma Pasolobino, el pueblo de su primera novela. ¿Ya tiene comunidad de fans cómplice?
–Los lectores más cercanos cuando vean Pasolobino pensaran que algo sale de nuestra tierra. El personaje tenía que salir de España. Hay una frase en 'Palmeras en la nieve' que dice que entonces, en los años cincuenta del siglo XX, unos se iban a Guinea Ecuatorial y otros a Argentina. Así que pensé voy a llevármelos a América.De hecho muchos vascos que estuvieron en California llegaron desde Argentina. Me pareció bonito unir las distintas posibilidades de viaje. En Pasolobino hay gente que hace algo excepcional, en todos los pueblos los hay. Me ha permitido, al conocer el entorno donde nace, sentir todas sus reflexiones nostálgicas.
–¿Seguirá al otro lado del charco en su siguiente novela?
–Cada una de mis seis novela ha surgido de una palabra, un sentimiento, un momento, después viene el contexto. Aún no me he despegado de California, necesito una transición. Hay tres o cuatro ideas para tener la mente ocupada. La elección es como un campeonato de ideas que se irán borrando hasta quedar solo una.
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