Tu Desquiciada Favorita, durante la presentación del libro en LaOtra librería.
Salud mental

Tu desquiciada favorita: la vallisoletana que cuenta su experiencia ingresada en el Clínico

Una joven publica un libro con su experiencia hospitalizada en el área de Psiquiatría: «La próxima gran pandemia será mental»

Víctor Vela

Valladolid

Viernes, 13 de enero 2023, 00:12

Soy como la Zarzamora, que a todas horas llora que llora por los rincones. Pero lo hago con tanta gracia, salero y amor propio que ... acabaré siendo Tu Desquiciada Favorita». Así es como ella, vallisoletana, 29 años, con el pelo recogido, medio disfrazada y con gafas de sol, se define en 'Alguien voló sobre la 11 norte' (Editorial Letrame, 15,95 euros). La autora –que oculta su nombre bajo seudónimo– presentó este jueves su libro en LaOtra librería.

Publicidad

Se trata de un diario «duro, necesario y descarnado» que escribió durante su estancia en la planta de Psiquiatría del Hospital Clínico de Valladolid. «Mi propósito es normalizar la salud mental, dejar de verla como un estigma. Desde estas letras animo a todos a cuidar las cabezas. Vamos cuesta abajo y sin frenos hacia un futuro en el que la más peligrosa de las pandemias será la mental».

–¿Qué pasó?

–Ingresé hace tres años, justo antes de la pandemia. Tengo un trastorno ansioso depresivo. Soy víctima de violencia de género. Mi padre, durante más de diez años, ha ejercido violencia psicológica contra mi madre, contra mí y nuestra familia. Exploté y necesité ayuda. Ingresé de forma voluntaria porque tampoco sabía muy bien dónde iba. Y escribí porque no tenía nada más que hacer.

–El subtítulo del libro es: '33 días y 500 noches'.

–Estuve 33 días clavados, que son muchos para lo que tengo. Pero hubo un caso que en el libro califico de negligencia. Una médica me descuadró la cabeza. Si yo entré mal, con necesidad de que se me tratara, me cambió la medicación y me trastocó. Pedí que me asignaran otro médico y me arregló, por así decirlo. Me tuvo que volver a poner a cero y mejorar parar salir. Y las 500 noches son porque se me hicieron larguísimas, interminables, no podía dormir.

Publicidad

–Dice que fue como pasar por un convento, la cárcel, la mili.

–Un terror. Lo cuento aquí. Es un terror porque entras, te dan un pijama, te quitan todo, empezando por el teléfono, evidentemente. Te dan una bolsa de aseo, que en mi caso era un champú, un gel y una pinza para quitarme el bigote. Y tenías que pedirla cada vez que la necesitabas. Lo único que tenía en mis manos era un libro.

–¿Qué libro?

–'Así habló Zaratustra', de Nietzsche. Soy muy kamikaze. Me gusta mucho escribir y le dije a mi madre:'Me va a dar algo porque no tengo nada con lo que entretenerme'. Le pedí papel y boli, me lo trajo y me dediqué a escribir lo que pasaba a mi alrededor, mi día a día, con todo lujo de detalles y sin ánimo de publicarlo. Por eso es un diario sin filtros, visceral...

Publicidad

–...que ha llegado a las librerías.

–Me animaron amigos y los profesionales de la planta. Hay nombres que he cambiado, para que no se identifique a las personas que estaban allí, ni pacientes ni profesionales.

–¿Qué busca al publicarlo?

–Cuando salí del ingreso, me recomendaron el hospital de día, que es un seguimiento de la terapia desde casa con algunas visitas físicas. La psicóloga y la psiquiatra del hospital leyeron lo que había escrito y me dijeron que eso no lo podía guardar, porque ofrecía unos conocimientos que podían ser muy válidos para los pacientes y quienes trabajan allí.

Publicidad

–¿Por ejemplo?

–Los profesionales tal vez no son conscientes de algunas cosas que son contraproducentes y muy fáciles de cambiar.

–¿Como cuáles?

–La planta de psiquiatría es la última del hospital y tiene barrotes. Una persona que está mal, difícilmente puede sanar entre barrotes y sin poder salir. Hay otros hospitales en los que esta unidad está en la planta baja y tienen un pequeño jardín o un espacio al aire libre donde poder salir. Seguro que eso es mucho mejor que estar entre barrotes. O los colores.

–¿Los colores?

–El azul lo inunda todo. Y es un color muy melancólico, anestesiante. No hay más que ver la época azul de Picasso, todo tristeza. Hay muchas cosas que se pueden mejorar:el trato a los pacientes, las rutinas, los horarios, aunque allí pierdes la noción del tiempo.

Publicidad

–¿Y eso?

–No sabes lo que está pasando fuera. Yo ingresé en enero y salí en febrero de 2020. Se estaba acercando una pandemia y ni te enterabas. Algo intuimos y lo cuento en el libro. Hubo un día en el que las enfermeras se pusieron muy nerviosas porque un paciente tenía fiebre. Y pensé:'Algo pasa, que se han puesto mascarilla'.

–¿Escribir es un modo de acabar con el estigma?

–Yo llevo yendo muchos años a terapia y jamás lo había dicho. Ahora, con la pandemia, parece que se ha normalizado más, pero aún así hace falta seguir hablando de ello. Es irónico porque me escondo detrás de un seudónimo. No tengo vergüenza de ninguna de las palabras que he escrito aquí. Es por estigma. Tengo un trabajo. Mi jefe me ha menospreciado por mi salud mental. Tengo ansiedad, como posiblemente mucha gente que no va al psicólogo. Lucho contra el estigma así porque no puedo dar el paso absoluto de poner mi nombre al lado de esto, que es un diario descarnado y vital.

Noticia Patrocinada

–¿Hubo instantes de esperanza?

–Soy víctima de violencia de género y si mi maltratador sigue existiendo, yo no voy a sanar tan fácil. Pero sí que aprendes a llevar la situación. Allí, dentro de la planta no se está bien, pero hay pequeños detalles, bonitos, por parte del personal. Por ejemplo, un día llegó una enfermera nueva y, cuando sus compañeras le hablaron de mí, dijeron: 'Es aquella, la que tiene pelazo'. Ese detalle, que es una tontería, en un lugar tan oscuro, con estímulos negativos, te descubre que hay buena gente, profesionales que se preocupan por ti. Como cuando algunas enfermeras jugaban contigo al parchís o comentaban contigo la tele. Y también hubo pacientes, con los que hablabas y establecías relaciones.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

3€ primer mes

Publicidad