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Fue escrita hace setenta años y se lee hoy como un clásico, frescos sus protagonistas, eterno su paisaje, universales formas de estar en el mundo. ... Nórdica ha traducido 'Los pájaros', de Tarjei Vesaas (1897-1970), candidato al Nobel. Su factura aparentemente sencilla y su prosa ligera le confieren un carácter naíf casi de novela juvenil. Pero Vesaas tensa el lienzo bucólico con el misterio que rodea la relación de sus protagonistas.
Los hermanos Hege y Mattis sostienen una mínima trama que transcurre en una cabaña, a la orilla de un lago. Ella teje, viven de sus chaquetas. Él habla, cavila, vagabundea, observa, y en esa diletancia surgen sus certezas e intuiciones.
Tarjei Vesaas. Nórdica. 289 páginas. 22,95 euros.
En el pueblo le llaman el Simplón, no se espera nada de él, vive en el límite de la lógica. A veces no llega a las conclusiones del común, otras, las sobrepasa brillantemente, confinado igualmente en su peculiaridad. Neurodivergente, cándido, hipersensible.
Un día se fija en el vuelo de cortejo que una becada realiza sobre su cabaña. Le hipnotiza, quiere que su hermana salga a verlo. Ese vuelo es el augurio de un cambio en sus vidas. Todo son señales, aunque no serán para él, sino para ella.
Mattis prueba a trabajar en alguna granja, cortando leña también, pero se cansa pronto, no le encuentra el sentido. Sus paisanos no le siguen en sus conversaciones, le tratan como a un niño. Es el lenguaje el terraplén por el que se pierde, el tobogán que le lleva a pensar «demasiado» a sabiendas de que «hay palabras peligrosas». En general, todas aquellas que verbalizan sus deseos –encontrar algún igual, algún amigo, incluso a alguna perturbadora chica– y sus temores, perder a su hermana.
Hege le anima a ser barquero. Terminará aceptando, aunque nadie se suba en su barca. De pronto tiene una misión, un horario, y su hermana, unas horas sin su atosigante presencia.
La becada presagio una historia de amor, pero no fue la de Mattis con dos estudiantes a las que montó en su barca, sino su hermana con un obrero al que alojó. Siempre hay mucho que pensar, se dice a sí mismo, y de repente se da cuenta de que su hermana el algo más que su centinela. Quién sabe si Vesaas leyó a Thomas Bernhard pero dotó a su Mattis de una expresión muy parecida a la del austriaco, un pensamiento casi circular que avanza en una conclusión, retrocede dos pasos para recorrer uno de nuevo, concluyendo casi lo mismo. «Me mato a pensar», dice. Y su hermana le quita hierro «solo es eso». Pero no es solo eso.
'Los pájaros' es la antítesis de la novela escandinava triunfante hoy. Tarjei Vesaas trabaja otro suspense.
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