Panorámica del Universijazz
El certamen propone en su XXIII edición una paleta variada de colores, del hard-bop al blues, del jazz afrocubano al boogie-woogie; variedad que, entre otras, es una de las cosas que cabe pedirle a un festival
Con un adiós se dará la bienvenida en Universijazz 2025 en el Patio de la Hospedería de San Benito del 15 al 18 de julio. ... El 'Farewell Tour' (gira de despedida) del septeto The Cookers recala en Valladolid y el aficionado no puede sino sentirse agradecido por la nómina de leyendas que en él se dan cita. The Cookers están comandados por el ya octogenario compositor y pianista George Cables, a quien Art Pepper, en su maravilloso y demoledor libro de memorias, dice que «siempre lo llamo Mr. Beautiful», y no le falta razón al impar saxofonista. El piano de Cables está en la línea de Tommy Flanagan o Hank Jones, un toque límpido, una inventiva inagotable y un gusto exquisito a la hora de acompañar, embelleciendo el discurso del solista sin jamás interponerse en su camino (aparte de Pepper, otras luminarias como Sonny Rollins o Joe Henderson también solicitaron sus servicios).
Junto a Cables componen la sección rítmica el contrabajo de Cecil McBee (cuyas cuatro cuerdas han dado cobertura a, entre muchos, Charles Lloyd o Andrew Hill) y la inagotable, por empuje e inventiva, batería de E. J. Strickland. Completan la formación las trompetas de Eddie Henderson y David Weiss y los saxos de Jesse Davis y Azar Lawrence. Todos pues primerísimas espadas.
Marini inició su carrera profesional en la mítica orquesta de Woody Herman, y desde entonces ha transitado por los campos del jazz rock
The Cookers fundamenta su propuesta en los principios del hard-bop, que elevan a un grado de cohesión y sofisticación difícilmente superable: un jazz excelso, con todos los elementos —swing constante, interacción que parece telepatía, riesgo— que distinguen esta música y la hacen algo tan especial.
Lluís Coloma Musical Troupe, la banda liderada por el pianista catalán, y el saxo tenor (y flauta y voz) Lou Marini se embarcaron en un proyecto conjunto circa finales del 2022, que ha terminado cristalizando en el disco 'We like to groove!', ya desde el título toda una declaración de intenciones y un anticipo de lo que al espectador espera. Coloma (Barcelona, 1973) es el gran adalid del blues y el boogie woogie que hoy tenemos en España (y no solo en España), estilos que él ha cruzado en ocasiones con música de raíces española y catalana. Piano energético y de gran sensibilidad —una cosa no quita la otra—, bebe también de los clásicos del rock and roll y del rhythm and blues (Jerry Lee Lewis, Alan Price), alumbrando un cóctel muy personal que, ante todo, produce en el espectador una sensación de regocijo, de comunión. La Musical Troupe que acompaña al pianista está formada por Manolo Germán al contrabajo, Arnau Julià a la batería y la guitarra de Kid Carlos, que aporta al conjunto el componente eléctrico que lo arraiga más firmemente en el blues.
Es más que probable que el aficionado recuerde la película 'Granujas a todo ritmo', dirigida por John Landis en 1980 y que era una galería de los más granado del soul, el jazz y el rhythm and blues, desde Ray Charles y James Brown hasta Aretha Franklin y John Lee Hooker. Pues en aquella cinta ya sonaba el saxo de Lou Marini, miembro original de la célebre banda de los Blues Brothers. Marini inició su carrera profesional en la mítica orquesta de Woody Herman, y desde entonces ha transitado por los campos del jazz rock (con la banda americana Blood, Sweat & Tears) e incluso el pop-rock más exquisito (Steely Dan). Pero es en el el jazz y el blues donde la fluidez robusta de su saxo encuentra su hábitat más natural, y donde mejor se le puede disfrutar.
La percusionista keniana Kasiva Mutua tuvo en sus orígenes que hacer frente a no pocos obstáculos para seguir su vocación
Es probablemente indiscutible que Irakere sea la banda de jazz cubano más famosa de la historia. En sus filas ingresó, en 1988, el virtuoso de la flauta Orlando 'Maraca' Valle, a quien acompaña al tres cubano el no menos virtuoso Leonel Francisco 'Pancho' Amat. Con ellos dobla el festival su ecuador.
El término 'virtuoso' hace a veces que el oyente levante, quizá inconscientemente, algunas barreras defensivas en sus oídos, al asociarlo con vacuidad, con filigranas sin verdadero contenido. No es el caso ni de Valle ni de Amat. En ambos la depuradísima técnica es siempre un medio y no un fin, el vehículo a través del cual expresan lo que quieren decir de la manera más directa, menos superflua. Como dejó dicho Charlie Parker, primero hay que aprender el instrumento, después practicar, practicar y practicar, y por último, cuando finalmente uno se sube al escenario, olvidarse de todo y simplemente dejarse llevar. Es decir: dominar la técnica para olvidarse de la técnica, cosa que los dos músicos cubanos ejemplifican como pocos.
La invitación que presentan está atravesada de las músicas de su país de origen —incluyendo en ocasiones ritmos como el danzón o el chachachá—, sin orillar el pálpito que distingue y eleva las improvisaciones. Una propuesta de jazz afrocubano que roza también a veces eso que se ha dado a llamar, un tanto laxamente, 'músicas del mundo', que revitaliza la tradición y deja en quien la escucha el buen sabor de algo a la vez añejo y nuevo.
Y con un viaje a las raíces africanas del jazz es con lo que caerá el telón. La percusionista keniana Kasiva Mutua tuvo en sus orígenes que hacer frente a no pocos obstáculos para seguir su vocación (en Kenia, por decirlo suavemente, no estaba o está bien visto que una mujer toque el tambor), pero al cabo ha logrado convertirse en una referencia internacional, con una propuesta cimentada en la tradición y abierta a los sonidos más contemporáneos, donde se dan cita el jazz, el reggae e incluso el hip-hop.
Bucear en los ritmos -más allá del estandarizado 4/4 de las corrientes dominantes del jazz- supone sin duda una aventura musical de altísimo interés, pues es del ritmo de donde nace el elemento, junto a la improvisación, más definitorio del jazz: el swing, el pálpito (que a su vez determina el fraseo tanto como las notas elegidas en el solo).
En resumen, esta vigésimotercera edición de Universijazz tiene como principal reclamo el ofrecer una paleta variada de colores, del hard-bop al blues, del jazz afrocubano al boogie-woogie; variedad que, entre otras, es una de las cosas que cabe pedirle a un festival.
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