Hacia el misterio de la condición humana
Abismos de lo absoluto trascendente en verso y prosa
Gracias a la esmerada e infatigable labor de traducción de Viorica Patea y Natalia Carbajosa vamos conociendo en nuestro idioma la obra de Ana Blandiana ( ... 1942), reciente premio Princesa de Asturias de las Letras y habitual candidata en las quinielas del Nobel. Blandiana, natural de Timisoara, es el seudónimo de Otilia Valeria Coman, toma su apellido literario del pueblo transilvano natal de su madre. Su obra se desarrolla durante las dictaduras de Dej y, sobre todo, la de Ceaucescu hasta 1989 y el posterior periodo democrático, durante el que cofundó y presidió, tras la caída del comunismo, la Alianza Cívica, organización independiente que luchó por la democracia y por la entrada de Rumanía en la UE. Ha creado además el Memorial de las Víctimas del Comunismo y de la Resistencia en Sighet. Su extensa obra está formada por nueve libros de ensayos, diarios y una novela, aún sin verter a nuestro idioma, y dos colecciones de relatos fantásticos, editados aquí por Periférica. Pero es la poesía el género en el que más se ha prodigado, una veintena larga de volúmenes, y en el que es considerada una autora excepcional, para ella «la poesía es un destino ineludible que exige una entrega total, para siempre».

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'El tercer sacramento' Ana Blandiana. Colección Visor de Poesía. 144 páginas. 16 euros.
Su último libro de poemas traducido es 'El tercer sacramento', como los precedentes, en Visor. Con sus prólogos y artículos, Patea ha caracterizado sobradamente la, por otro lado, resbaladiza y difícil de amojonar, poesía de Blandiana (que no en vano defiende que el verso no debe decir, sino sugerir y que «Todo lo que se puede entender/Carece de esperanza y de ley»), poco puedo añadir por mi parte, me ceñiré a sus apreciaciones generales en el prefacio. Con este libro de 1969, la poeta rumana, según Patea, «se centra en la exploración del misterio que no debe ser desentrañado, sino protegido y preservado como manifestación de belleza e intuición de lo esencial…que la conduce a las profundidades del ser». Así es, los poemas, guiados por la «nostalgia del absoluto», que diría George Steiner, vadean lo aparente en su búsqueda de lo sustantivo, de la naturaleza del universo, más allá de los límites del conocimiento. En el propio título está ese deseo de encontrar «la unidad entre el hombre, Dios, la naturaleza y la palabra».

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'El destino de la palabra' Adan Kovacsics. Ediciones del Subsuelo, 95 páginas. 13 euros.
Precisamente de la palabra, ese otro enigma de nuestra naturaleza, se ocupa el ensayo del chileno de origen húngaro Adan Kovacsics, más conocido en nuestro idioma como traductor de Goethe, Kafka, Rilke, Bachmann, Kertész, Krasznahorkai o Joseph Roth, aunque lleva ya varios volúmenes como autor. Por su temática, el breve y contundente estudio se titula 'El destino de la palabra' (Libros del Subsuelo), hace tiempo ya compuso un alegato sobre el papel propagandístico de la prensa en los conflictos bélicos y la insuficiencia en general del habla para representar el mundo: 'Guerra y lenguaje'. Kovacsics es siempre una fuente de sabiduría apodíctica, enfocada aquí («la palabra es el garante del ser», dice muy heideggerianamente) a la naturaleza de nuestra especie a través del verbo.
Es un libro fragmentario, hecho de párrafos breves, muchos de una sola línea, que oscilan entre el apunte y el aforismo, imantados, salvo el tramo final, por el concepto de palabra como «encantamiento, revelación». De paso, y a mayores, constituye un análisis con bisturí de primera del 'zeitgeist' de nuestro mundo, en particular del capitalismo desde su encarnación en la sociedad del espectáculo y de la verborrea informativa. El grueso del significado del volumen se concentra en la primera de las tres partes, que da el título general y se subtitula «Un aviso teológico-político», donde se relaciona la palabra, con frecuencia a partir de Karl Kraus, con el instante, el espíritu, el silencio, la ideología, los totalitarismos, la verdad o la mercancía. La segunda sección es una retahíla harto curiosa de enunciados informativos, en teoría objetivos, todos al tanto por ciento; mientras que la tercera comienza alrededor del tiempo, «la verdadera boca de Dios», que «lo devora todo», es «limpio» y «solo conoce la destrucción» y luego deriva en una especie de relato como alucinado de vicisitudes de índole familiar.

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'La noción de poema' Nuno Júdice. Difácil, 210 páginas. 16 euros.
Como Blandiana, el silencioso poeta portugués Nuno Júdice, que murió por desgracia el año pasado, acendró siempre su poesía en la búsqueda de los hondones del misterio del ser. 'La noción del poema', mezcla de versículo y prosa poética, fue su ópera prima, que ahora recupera, por vez primera en español, la editorial vallisoletana Difácil, con el añadido, a seguido, de una nutrida antología de sus cincuenta años posteriores de labor poética, para inaugurar por todo lo alto la estupenda iniciativa de una nueva colección centrada en la poesía del país vecino, siempre tan olvidado en España en todos los órdenes y también en el lírico, 'El sueño de Europa', bajo la dirección de la poeta colombiana, afincada en Lisboa, Lauren Mendinueta, a su vez uno de los referentes del ya amplio y notable catálogo de la editorial. El lanzamiento del libro se acompaña con el de los dos siguientes de este sueño ibérico que esperemos sea prolongado: 'Cincel y luz' de Maria João Cantinho, con un depurado y sugerente sesgo social, más un toque existencialista y especulativo, y 'Skin deep', de António Carlos Cortez, más cercano a la poesía de la experiencia, a modo de álbum musical, con banda sonora de The Stranglers desde el título, The Smiths o Depeche Mode, aunque arranca con el olvidado Cesário Verde y sigue pessoano hasta desembocar, pasando por Rimbaud, en la poesía como «desgarro interior», de ahí que cite a otro gran poeta postergado, Alfonso Costafreda.
La propia Mendinueta es la antóloga, traductora y prologuista de la amplia analecta de Júdice, poeta torrencial, casi inabarcable (de hecho, me ha parecido un poeta completamente distinto al de las otras selecciones de su obra que conozco: la antología de Visor, 'Devastación de sílabas o «Tú, a quien llamo amor»), pero de indudable calado, fundamental e insoslayable para acercarse a la lírica lusitana contemporánea. Su obra es un compendio de imaginación, una mirada totalizadora volcada en lo amoroso, con el poema como realidad absoluta, con lo que el predominio de lo metapoético no es sino un síntoma de su indagación en el sentido de la vida a partir de nuestra triste condición humana («¿por qué no conozco los límites del hombre?»), aunque fuese poco amigo de «las explicaciones metafísicas». Es una poesía más bien simbólica, levantada contra «la exigencia ética de los cultores de la realidad», desde «el mundo íntimo de la interrogación, la seguridad inamovible de la duda». En pos de «la revelación de un algo inexpresable», como se dice en un poema de las visiones teresianas, hurta el origen y desarrollo del pensamiento para situarnos, raseando, en su materialidad pura, de tal manera que se eliden las preguntas teoréticas esenciales. Y, sin embargo, quizá justamente por eso, hasta en las estampas o escenas más corrientes gravitan sobre los versos.
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