Catedrático de la Universidad de Valladolid y especialista en Otorrinolaringología, Luis María Gil-Carcedo añade a su afición lectora la de volver a frecuentar títulos ... que ya han pasado por sus manos. «Releer es útil, gratificante, entretenido y un puntito nostálgico. Releyendo no te equivocas: eludes la moda del 'best seller', evitas el consejo dudosamente atinado del amigo 'experto' en lecturas y esquivas la ponzoñosa influencia de la más o menos sutil propaganda».
Con esta prevención, el también autor de obras como 'Francisco de Goya. Circunstancia y temperamento de un sordo genial' y 'El oído externo', se lanza a recomendar la lectura o relectura de estas obras literarias «no novedosas».
«Es la obra más admirada de Bradbury. Encasillada como novela, se trata un relato distópico de ciencia ficción. A muchos nos horripila cuando nos hablan de novelas de esta temática ¡hay tanto bodrio en el campo de la futurología pseudocientífica! No es el caso, 'Fahrenheit 451' es altamente recomendable; esconde en sus páginas otro libro que va haciéndose más patente según progresamos en la lectura de sus tres partes», destaca el también presidente del Ateneo de Valladolid.
«Seguro que el autor conocía el 'Index librorum prohibitorum' vigente desde el Concilio de Trento (1564) y tenía noticia de la lucha contra la difusión de la imprenta desatada desde finales del siglo XV. También los sucesos del 10 de mayo de 1933, día en que comenzó la quema de libros instigada por el ogro nazi del flequillo, y la despiadada persecución de la literatura desafecta ordenada por el bigotudo oso rojo. Sucesos todos ellos originados por el miedo a la expansión de ideas distintas a las de los poderosos del momento».
Reseña Gil Carcedo que 'Fahrenheit 451' se publica en 1953, en plena persecución de intelectuales (1950 -1956) «impulsada por el macartismo en el 'país más democrático de la Historia' (la llamada 'caza de brujas')», y también que la novela es coetánea con la aparición de 'Las Brujas de Salem', de Arthur Miller (1952). La obra de Bradbury glosa «la imposición del Poder frente al concepto de Libertad (en mayúsculas). Pienso que la lectura / relectura de 'Fahrenheit 451' es obligada en este momento histórico».
Para el ateneísta vallisoletano esta obra supone la biografía definitiva del poeta. «El hispanista irlandés narra con otras obras todo el espectro lorquiano: Poeta en Granada, Lorca y Dalí, Lorca y el mundo gay, cuatro poetas en guerra, El hombre que delató a García Lorca, El asesinato de García Lorca… pero es en los dos volúmenes del libro que comentamos donde encierra el 'todo' Lorca». En su opinión, fanáticos de la poesía o no, «conocer a Lorca es una obligación cultural insoslayable. La obra de Gibson, aún siendo pasmosamente exhaustiva y profundamente documentada, (cerca de dos mil citas bibliográficas) es amena y de muy agradable lectura, sus casi setecientas páginas se caminan de corrido; deja al lector un conocimiento enciclopédico de la vida, obra y personalidad del poeta».
Jorge Guillén presentó a García Lorca en una conferencia que impartió en el Ateneo de Valladolid el 8 de abril de 1926
Advierte también que, aunque poco conocido, un hecho cultural relaciona a Lorca con Valladolid. «Gibson lo cuenta detenidamente. Jorge Guillén invita a García Lorca a dar una charla en el Ateneo de Valladolid. El poeta viaja a Castilla para cumplir el compromiso; al llegar anuncia a la Junta de Gobierno del Ateneo que prefiere declamar un recital de poemas que impartir una conferencia, pues encuentra que una perorata puede ser pesada, demasiado académica. Así, el ocho de abril de 1926 tiene lugar la actuación de Federico. El protagonista es presentado en el Ateneo por el propio Guillén, subraya este en su discurso que la poesía lorquiana tiene una capacidad insólita para conmover y proclama que sus versos son al mismo tiempo tradicionales y novísimos. Como Lorca es todavía poco conocido el presentador augura: 'Andando los años podremos decir que nosotros previmos en Federico García Lorca el gran poeta glorioso que iba a ser'».
A esta anécdota añade Gil Carcedo una cita de Gibson: «El periódico más importante de Valladolid, El Norte de Castilla, dio a conocer en su totalidad la magnífica presentación de Guillén, además de una elogiosa reseña del acto debida a Francisco de Cossío. Por esta sabemos que Lorca leyó poemas de sus tres libros ('Suites', 'Poema del cante jondo' y 'Canciones') y que terminó con un extracto de la Oda a Salvador Dalí».
El ensayo del pensador israelí Yuval Noah Harari es otra de las elecciones de Gil Carcedo para El Marcapáginas.«Este ensayo es provocador, desafiante, irreverente y apartado tanto de lo comúnmente aceptado cuanto de lo políticamente correcto. 'Sapìens' se trata de una meditación sobre la diversa problemática que nos aflige en este siglo XXI, expuesta de manera clara, comprensible, amena y fácil de leer».
Como muestra de esta consideración se remite a algunas reflexiones propuestas por Harari sobre la evolución moral de los pueblos habitualmente ligada a las religiones. «El Código de Hammurabi (1776 a.C.) regulaba el orden social en Babilonia; se inicia diciendo que los dioses Anu, Enlil y Marduk designan al pensador para conseguir que la justicia prevalezca en la tierra, para impedir que los fuertes opriman a los débiles. Veamos qué espantos contiene: la sentencia 196 dice: 'si un hombre superior deja tuerto a otro hombre superior, lo dejarán tuerto', y la 199 reza: '…si deja tuerto al esclavo de un hombre superior, pagará la mitad del valor del esclavo'. En algo hemos mejorado; el 4 de julio de 1776, inspirada en la moral cristiana, se proclama la Declaración de Independencia de las colonias norteamericanas, que afirma que todos los hombres son creados iguales, «son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; entre estos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad».
Reseña el médico que la mayoría de los estudiosos de las humanidades desdeñan la memética, «que ven como un intento de comunicar los procesos culturales con analogías biológicas toscas, unidades mínimas de información para la transmisión cultural (memes). Postulan que postmodernismo, memética o teoría de juegos, son perniciosos; no van dirigidos a mejorar el bienestar humano». Así, se interroga: ¿Por qué no retroceder hasta la mesa de dibujo de Dios y diseñar un hombre mejor? «El genoma del Homo sapiens no es más complejo que el de los ratones. La ingeniería genética, con sus dispositivos de «corta y pega» para la manipulación de los genes, ha logrado crear ratones más inteligentes; se infiere que, técnicamente y al margen de consideraciones éticas, se puede aplicar esta metodología al humano programándonos para ser más fuertes, más longevos, más inteligentes…o más ambiciosos y peores personas».
Una reflexión, resume el médico y ateneísta, «memorable» de Harari. «¡Leedlo!».
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.