Parece que el origen, según Alberto Buitrago en su Diccionario de frases hechas, hace referencia a los jóvenes estudiantes que querían ser toreros y se escapaban de la escuela para torear novillos en las dehesas. El propio Rafael Alberti, poeta de la generación del 27, fue del colegio jesuita donde estudiaba por escaparse de clases para practicar la tauromaquia, aunque su carrera como torero solo duró tres horas, cuando en 1927, en la Plaza de Toros de Pontevedra, se vistió de luces y salió a hacer el paseíllo con la cuadrilla del célebre torero, escritor y amigo, Ignacio Sánchez Mejías.
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Sobre la firma
Toro (Zamora) 1979. Maestro de Educación Primaria por la Universidad de Valladolid y Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad Europea Miguel de Cervantes. Se incorporó a El Norte de Castilla en 2009. Es editor y responsable multimedia.