De Delibes y la violencia
«El escritor ha reconocido siempre que la guerra española suele estar como telón de fondo de algunos de sus relatos, pero nunca como materia prima narrativa»
He dudado en cómo titular esta mi «hora» de hoy con Delibes. Porque lo contrapuesto a «ternura», leitmotiv de nuestra «hora» anterior, sería, no sé... ¿ ... brutalidad? Al final me he decidido por violencia. O guerra.
–Qué suerte tenéis los que no habéis padecido una guerra.
Miguel se refería a mí y se refería a la guerra que él sí había padecido. De la que, además, se sintió enfermo de por vida. O al menos convaleciente. «La guerra –confesaba el novelista al periódico parisino 'La croix', en 1994,– dejó una larga secuela de mutilados psíquicos. Como consecuencia de aquel drama, y al igual que toda mi generación, yo me convertí desde entonces en un gran consumidor de pastillas y medicamentos».
Pues también aquel «drama» salió a colación no pocas veces en nuestros paseos y rondas:
–Fue un amargo despertar a la adolescencia (estalla la guerra cuando Miguel sólo cuenta 15 años). El odio, la incomprensión y la violencia lo llenaban todo. Para Valladolid fue muy doloroso el trance.
Guerra y Literatura
Miguel Delibes ha reconocido siempre que la guerra española suele estar como telón de fondo de algunos de sus relatos, pero nunca como materia prima narrativa.
–La guerra gravita –me comentaba el escritor en un paseo primaveral, en 1983–, en 'Mi idolatrado hijo Sisí', en 'Cinco horas con Mario' o en 'Las guerras de nuestros antepasados' (todavía no había publicado 'Madera de héroe').
'Las guerras de nuestros antepasados' lo juzgó siempre Delibes como uno de los libros más duros salidos de su pluma. Por de pronto es la única novela que lleva la palabra 'guerra' en su título, y además en plural.Me acuerdo mucho de sus tajantes comentarios mientras trasladábamos, al alimón, la novela al teatro.
–Al volver ahora a releerla, para esta adaptación teatral que estamos elaborando, he llegado a la conclusión de que los españoles necesitamos de una guerra lo mismo que de una mujer, ¡y eso es descorazonador! Y lo peor es que ha sido así a lo largo de la historia.
Todavía no se ha inventado
«¿Pero es que no se puede vivir sin competir? ¿No podemos ir todos juntos a alguna parte?», pregunta Pacífico Pérez, el protagonista de la novela. Y su tío Paco sentencia: «Eso todavía no se ha inventado». Las reflexiones, comentarios o diálogos de Delibes sobre la guerra fueron siempre críticos, muy críticos, acerbos incluso.«¿Es que hubo en el mundo alguna guerra provechosa?», se pregunta Cecilio Rubes, protagonista de 'Mi idolatrado hijo Sisí', tras la muerte de su joven hijo en el frente. Y añade de seguido: «La guerra es desolación, hambre y ruina. ¡Me cago yo en la guerra!».
Pero a pesar de esta condena, y tantas otras, airadas y directas de la guerra, Miguel Delibes siempre insistía en que él nunca haría de la guerra el protagonista principal de ninguno de sus relatos. Opinaba que nada o casi nada de lo que se ha escrito al respecto era objetivo. Incluso mantuvo este mismo discurso cuando publicó 'Madera de héroe'. Paseando en torno al estanque del Campo Grande, en junio de 1987, razonaba así: «También en esta novela la guerra sigue siendo una referencia, un telón de fondo, una atmósfera en la que se mueven los personajes. No, no es una novela de la guerra civil, en todo caso es la novela del 'heroísmo' y el 'miedo'».
'Madera de héroe' nos dio mucha tela que cortar en nuestras charlas itinerantes. Empezando por el propio título de la novela. Lo dejo, pues, para otro día, para otra 'hora'.
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