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Sesión de un club de lectura en la Biblioteca Pública de Palencia, en torno a la vida y la obra de la escritora Irène Némirovski. Antonio Quintero
Los clubes de lectura reúnen en Castilla y León a más de 6.000 personas para comentar libros

Los clubes de lectura reúnen en Castilla y León a más de 6.000 personas para comentar libros

La región cuenta con 238 clubes de lectura y 1.200.000 carnés de socios de bibliotecas

jESÚS BOMBÍN

Martes, 24 de abril 2018, 21:01

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Reservan al menos una hora de su tiempo a la semana para compartir opiniones sobre libros como 'La habitación oscura', de Isaac Rosa, o 'El bosque animado', de Wenceslao Fernández Flórez'. Convocados por su afición a la lectura, se reúnen en alguna de las 317 bibliotecas públicas de Castilla y León, adscritas a ayuntamientos, diputaciones o la Junta de Castilla y León, en algunos casos con apoyo estatal a estas entidades que dan cabida en sus salas o en bibliobuses a 328 clubes de lectura surgidos en torno a las más variadas temáticas.

«Acudir a estos cónclaves estimula el placer literario y el contacto con otras personas, además de que abre la puerta al conocimiento de escritores que a lo mejor no leería», opina Agustín B. Fequeros (Salamanca, 1945). Jubilado tras ejercer la docencia como lingüista y profesor de traducción, ha pasado parte de su vida enseñando en Holanda y, aunque lleva cinco años asistiendo a uno de los 16 foros de lectura que organiza la Biblioteca Pública de Salamanca Casa de las Conchas, no deja de sorprenderle el entramado público tejido en torno a la lectura. «No sé si la gente es consciente del lujo que supone esto, que presten los libros, que nos dejen un local... En Holanda pertenecía a un club de lectura particular y todo era más difícil, teníamos que buscarnos la vida para reunirnos en nuestras casas».

Agustín es uno de los 6.000 integrantes de clubes de lectura que operan en Castilla y León, en torno a los que se congregan una media de entre 15 y 25 miembros. «Son mucha gente actuando en favor del libro, además de todo lo que irradian, porque muchos grupos cuentan con blogs y sirven de guía para mucha gente que no acude presencialmente», alega José Lorenzo Jiménez, jefe del Servicio de Bibliotecas de la Junta de Castilla y León.

Blogs de lectura como 'Viaje de ida', 'Masquepalabras', 'Letragones en su tinta' o 'Enredando entre libros' sirven de apoyo a unos grupos que en la mayoría de los casos cuentan con listas de espera para poder entrar en ellos. «Cuando hay una baja de algún miembro porque se traslada de ciudad o tiene obligaciones que no le permiten asistir con regularidad hay otra persona que toma el relevo», subraya Nona Domínguez, directora de la Biblioteca Pública de Salamanca.

Integrantes de un club de lectura en la Biblioteca Pública de Salamanca Casa de las Conchas. M. Á. Laya Sánchez

Ante esas listas de espera José Lorenzo aboga por «impulsar que los mismos participantes creen foros y utilicen los fondos de las bibliotecas para disfrutarlos con más personas». Cuenta que desde que en 2003 se comenzó a convocar estas citas se han creado nuevos colectivos con las orientaciones más variopintas. Desde las sesiones de lectura fácil dirigidas a inmigrantes y a neolectores hasta otras más específicas enfocadas a amantes de la poesía, literatura clásica, personas con síndrome de Down o participantes en talleres de conversación en otros idiomas, todos ellos coordinados por personal de las bibliotecas e incluso por voluntarios salidos de las mismas agrupaciones y comprometidos con darlas continuidad.

El 80% son mujeres

Aunque la composición de estos colectivos de lectura es heterogénea, destaca la implicación femenina, pues el 80% de sus integrantes son mujeres con edades entre 40 y 70 años. «Su formación es muy variada, hay profesoras, amas de casa... en fin, gente con profesiones muy diversas», apunta Nona Domínguez. En cuanto al criterio que lleva a apostar por novelas, poesía, ensayo o teatro y qué tipo de autores, remarca el predominio de la narrativa y de escritores contemporáneos que rara vez figuran en las listas de más vendidos. «Jugamos mucho a descubrir nombres que pasan desapercibidos entre el alud de novedades editoriales; este es uno de los aspectos que más valoran los participantes, llegar a autores que apenas aparecen en los escaparates de las librerías».

Amodo de ejemplo, 'El huésped', de Guadalupe Nettel;'Jardín', de Pablo Simonetti; 'La mujer de Wakefield', de Eduardo Berti;'Agosto, octubre', de Andrés barba, y 'El nadador', de Zsuzsa Bank, son algunos de los títulos abordados últimamente en Salamanca.

De que la posibilidad de son grandes alicientes para reunirse a comentar un libro con personas desconocidas está convencida María José Sánchez, directora de la Biblioteca Pública de Palencia. «Cada uno vierte sus opiniones, se suscitan intersantes intercambios de pareceres y los participantes descubren aspectos de la obra que no se les habría ocurrido durante la lectura en soledad».

Foros de relación social

En ese 'efecto hallazgo' incide también Aurelia Rodríguez, de 56 años, zamorana de Fuentes de Ropel que ha trabajado como profesora de Primaria y que desde hace cinco años no falta a la cita literaria de la Casa de las Conchas. «Allí he encontrado libros buenos, con calidad literaria, de modo que no tienes la sensación de perder el tiempo con un texto que puede no gustarte, pero enriquece, y más cuando lo exponemos en grupo y veo que otros resaltan aspectos que a mí me pasaron desapercibidos». Además, apela a la gratificación que entraña «relacionarse socialmente con personas a las que les apasiona leer; cuando termina la sesión salimos a tomar algo y seguimos charlando sobre libros; animo a cualquiera a apuntarse, aunque en este club no guardan la plaza, es necesario registrarse cada temporada; hay tanta demanda que un año me quedé fuera».

Sesiones de lectura con encaje de bolillos

En llegar a los perfiles de lector más amplios en la labor de estimulación libresca se afanan las bibliotecas creando clubes como el de lectura silenciosa, organizado por la Biblioteca de Burgos, pensando en adultos sordos que se comunican a través de la lengua de signos «para adquirir un amplio vocabulario y mejorar la expresión».

En otros centros de Zamora, Ávila, Valladolid, León, Segovia o Soria se celebran sesiones para jóvenes y público infantil con talleres de cómic y cuentos en los que también se implica a los padres en el proceso de formación lectora.

En la red de Palencia se ha puesto en marcha un club de lectura y conversación en otros idiomas, y en la de Segovia se proponen otros de textos dramatizados y poesía, además de uno de 'lectura milenial' para gente de entre 20 y35 años.

En conexión con los centros de acción social de Palencia se han estrenado marcha iniciativas como el taller 'Coser y contar'. Aquí las asistentes hacen encaje de bolillos mientras una monitora lee en voz alta el cuento de Washington Irving 'La historia del príncipe Ahmed al Kamel'. «Las participantes están encantadas y han concluido el taller con una visita guiada por la biblioteca que ha servido para desmitificarla y que la sientan cercana», sostiene María José Sánchez, directora del centro. «Así han conocido los audiolibros que –vaticina– se van a animar a utilizar».

Con los bibliobuses que serpentean por carreteras comarcales, llevando a pequeños pueblos la obra de cientos de escritores, viaja otra modalidad de despertar el gusto por las letras. En uno de estos autocares repletos de novelas experimenta cada día «una experiencia preciosa» Asunción Méndez, de 54 años, poniendo títulos al alcance de los habitantes de localidades palentinas lejanas a un centro de préstamo. «La gente es muy receptiva y está al día de lo que se publica, aunque el mundo rural está desapareciendo, apenas quedan niños», esgrime en tono de lamento Asunción Méndez, miembro también de un club de lectura que le brinda la oportunidad de conocer a personas unidas por intereses culturales. En estas reuniones, sostiene, resulta fundamental la figura del moderador, «que dé a conocer al escritor y su obra y que tenga mano izquierda para que hable todo el mundo y exponga lo que piensa».

Otro rasgo distintivo de los clubes es la fidelidad de sus socios, cualidad que valoran los escritores, que suelen tomar contacto con estos laboratorios comunitarios donde se mide el apetito que despiertan sus novelas.

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