'El poder del perro': western incómodo y terminal

La relación de Phil con el joven Peter pasa de un rechazo total a una camaradería protectora que oculta el deseo. La forma de andar, de moverse de estos dos personajes lo dice todo. El matrimonio de George introduce a la mujer, lo que aumenta la crispación general. Los sentimiento se hacen más extensos y el contraste femenino-masculino esta sobriamente expresado.

El trabajo, el dinero, la presunción del hombre son las claves y los cuerpos protagonistas en la forma de andar y de moverse. Una fisicidad compulsiva llena la pantalla y las imágenes reflejan una forma de ser falsa y mostrenca.

Campion elude la elegancia y el virtuosismo y consigue una atmosfera dura, implacable desde su fijación en la conducta de estos vaqueros, lejana de la leyenda del Oeste. La naturaleza es asimismo dura y poco empática. El sentimiento romántico desaparece desde el principio y este western poco romántico destila verdad por todos sus poros.

La masculinización de la trama vista por una mujer es la característica original de una western nada parecido a los de Clint Eastwood y otros directores que contemplaban el género crepuscular con emoción y afecto. Originalidad y gran trabajo de todo el repato, con un Cumberbatch (Phil) en su mejor y más difícil interpretación. 'El poder del perro' admira pero no fascina, es un duro testimonio de la verdad, por muy desagradable que parezca.