Fernando Cayo
El artista vallisoletano protagoniza 'El instinto', 'thriller' con el que Juan Albarracín debuta en la dirección
Veinticinco películas, una treintena de series y medio centenar de obras de teatro jalonan la trayectoria de Fernando Cayo (Valladolid, 1968). Formado en la Escuela ... de Arte Dramático de su ciudad, sigue tomándose «como un aprendizaje» cada incursión en un rodaje o un escenario. La última es 'El instinto', con Juan Albarracín en la dirección, una intriga recién estrenada en la que Cayo interpreta a un adiestrador de perros al que recurre un exitoso arquitecto que padece agorafobia y lleva tres años viviendo aislado en el monte.
–Albarracín, un director de 25 años, que debuta con 'El instinto'. ¿Qué le convenció del proyecto?
–Es un auténtico genio, con unas capacidades extraordinarias, que ha conseguido hacer la película apoyado por pequeñas productoras y asesorado por Dani Campos, un analista de guion importante en este país. El guion me parecía redondo, así que cuando lo leí dije: 'quiero hacerlo'. Es un 'thriller' muy especial, con mucha personalidad, que se está llevando un montón de premios en España y fuera.

–¿Sigue siendo una heroicidad hacer cine independiente?
–Es muy difícil aguantar en la cartelera de los cines si no es una película americana que tiene detrás una gran productora con un gran presupuesto de marketing. Pero hay un cierto cine de pequeño formato, que no de ambiciones artísticas o emocionales, que tiene que ingeniárselas para hacerse hueco para por lo menos llegar a cierto número de espectadores. La gente está deseando ver películas de este estilo en un festival, pero cuando llegas al público general de las salas te pierdes entre la inmensidad de las películas americanas.
–¿Qué retos le planteaba el papel de adiestrador de perros?
–Es una película compleja, con un guion aparentemente muy sencillo, que empieza suave y que pega un quiebro tremendo que nadie se espera y lleva el argumento a lugares de gran tensión psicológica y emocional. Y mantener el peso de la película solo con Javier Pereira es ya un reto en sí mismo.
«Me atraen los de largo recorrido, y detesto los que están de apoyo a una trama»
–¿Qué ha hecho para sumergirse en el personaje?
–Yo vivo en el campo y he tenido perros siempre, me gustan mucho los animales. En un momento de mi vida acudí a un adiestrador para que trabajara con uno de mis perros. Ahí conocí a un profesional que vive cerca de mi casa y con él estuve captando cuál es la esencia de lo que podíamos aportar al personaje, muy reconocible para la gente que vive en el medio rural y se mueve en el mundo de la caza.
–Ha vivido bajo la piel de más de un centenar de personajes de series, películas y obras de teatro. ¿Cuáles le resultan inolvidables?
–En realidad, todos los que hago. Ahora mismo se está emitiendo 'La favorita 1922', que me supone hacer el personaje muy complejo de un aristócrata, con un gran trabajo de maquillaje, de personificación... yo intento que cada nuevo reto sea inolvidable. No hace falta remitirme a Segismundo de 'La vida es sueño', de Calderón, que fue un hito de mi carrera, o a mi primera película, 'Shaky Carmine', con Chema de la Peña. Ahora estoy girando por los teatros con 'Los lunes al sol', que llegará a Valladolid en octubre. Intento que mis últimas aventuras sean las más importantes del momento, no me gusta mucho ir a la nostalgia.
–¿Qué hace que un personaje le guste o lo deteste?
–Me atraen los de largo recorrido, y detesto los que están de apoyo a una trama, que a veces se dan en los 'thriller' y tienes que estar apoyando una línea de argumento, que no tienen una línea propia. Tampoco me gustan los personajes que no están bien escritos o definidos. Cuando no tienes donde agarrar es más difícil construir.
–¿Hay algún papel que se negaría a representar?
–Todo lo que tenga que ver con abusos infantiles, porque soy padre y me choca especialmente. Alguna vez me he negado a hacer algún pederasta. Es un terreno que no me agrada especialmente.
–¿Qué tipo de proyectos hace que no se lo piense?
–Tengo que encontrar un equipo de dirección, producción, actores y actrices con el que pueda aprender, sentirme a gusto, creativo. Si veo que eso no va a ser así, declino el trabajo, elijo otra cosa. Me gustan los buenos proyectos. Y es cierto que cuando creo mis propias producciones como 'Salvaje' o 'La terapia definitiva' o 'Por todos los dioses –que, por cierto, se publicará en texto–, es entonces cuando veo más reconocida mi identidad personal, mi creatividad: compongo la música, diseño las luces, escribo el texto... me gustan las aventuras que me enriquecen y con las que aprendo.
–¿Cómo trabaja el proceso para adoptar un personaje?
–Primero con un trabajo de campo en el que investigo cómo es el tipo de persona, a partir de ahí trabajo mucho con el texto, retocando si es necesario, ajustándolo para que suene lo más natural posible. Y luego, durante el proceso de memorización voy dividiendo el texto en partes, analizando de manera profunda mientras voy haciéndome cargo de aspectos coo elestatus social del personaje, cómo ha sido su infancia, la vida que ha llevado hasta ese momento,cómo viste, respira, se relaciona.... todo eso hay que trabajarlo de manera independiente para combinarlo todo.
«A mis alumnos les recomiendo que encuentren un espacio de higiene mental, de relajación y desconexión para poder asimilar las tensiones que conlleva este oficio»
–¿Es acorde el 'boom' que está viviendo el mundo del cine con decenas de producciones en las plataformas con la mejora de las condiciones laborales de los artistas?
–A mí no me gusta ser absoluto, porque hay muchos mundos. Hay una parte de directores, guionistas e intérpretes que estamos beneficiados por produciones de las plataformas audiovisuales. El éxito del audiovisual español en el mundo hace que las producciones tengan buenos presupuestos y sobre todo una visión artística profunda. Pero también es cierto que hay sectores como el teatro y el cine independiente que están sufriendo más. Pero yo en general soy optimista con la vida. Veo teatros llenos, público que responde.
–Imparte clases de interpretación. ¿Qué consejos les da a sus alumnos?
–Solo tres. El primero, que mantengan un proyecto de creación personal. Luego, que intenten trabajar siempre más allá de su personaje o su creación, siempre más adentro. Y por último, que encuentren un espacio de higiene mental, de relajación y desconexión para poder asimilar las tensiones que conlleva este oficio.
–¿Quiénes son sus referentes?
–La generación de actores de los años 60 y 70: Pepe Bódalo, López Vázquez, José María Rodero. Y de fuera me gustan mucho los actores ingleses de teatro, y los rusos y polacos que tenían una formación extraordinaria,.
–¿Qué está leyendo?
–Siempre tengo una pila de libros por leer. Ahora estoy con unos sobre creatividad de Julia Cameron. Empecé con 'El camino del artista' y sigo con 'El arte de escuchar', que me lo regalaron hace poco. Los recomiendo a todo el mundo, se dedique a lo que se dedique. También estoy con 'Universal concreto', de Javier Gomá, amigo, importante filósofo. De vez en cuando intento revisitar sus libros porque son filosofía de la vida cotidiana, filosofía de la ejemplaridad.
–¿Lo último que ha visto en el cine?
–'El brutalista'.
–¿Le da reparo opinar sobre política o cuestiones de actualidad por miedo a la cancelación?
–Hay una parte de opiniones que me reservo para mí. Porque una cosa es que yo soy una persona pública como actor y otra que tenga que poner mi vida ahí por delante. Yo de mi vida privada no hablo. Sí me manifiesto, por ejemplo, por la sanidad pública. Formo parte de varias oenegés y colaboro con ellas en lo que puedo. Los políticos que me interesan están en el ámbito local, son los que más hacen por los ciudadanos, a veces de un signo y otras de otro. Lo social, el pensamiento, me interesa más que la política.
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