'El método Farrer': confesiones adolescentes revisadas veinte años después
Esther Morente estrena este viernes en los cines Casablanca el filme sobre un profesor que envía a sus exalumnos las cartas que se escribieron a sí mismos con 14 años
¿Cómo será tu vida en veinte años? Desde 1977 Bruce Farrer pedía a sus alumnos del instituto que escribieran una carta contando cómo imaginaban ... su existencia transcurrido ese tiempo. Durante 40 años, este maestro en la localidad canadiense de Fort Qu'apelle ha guardado todas aquellas misivas (unas mil) y las ha ido devolviendo por correo postal a sus antiguos estudiantes conforme se cumplía la fecha de entrega.
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De Farrer, hoy jubilado de 83 años, de cómo han sido acogidas aquellas cartas por quienes las redactaron y su impacto da cuenta 'El método Farrer', ópera prima de la valenciana Esther Morente, que este viernes se estrena en los cines españoles. Los Casablanca de Valladolid (19:15 h), contarán con la actriz, guionista y realizadora, que charlará con los espectadores sobre este documental que habla de recuerdos perdidos, de la autocompasión, de reconectar con quienes fuimos.
«Iba a hacer una película sobre las cartas perdidas de Correos que no llegan a sus destinatarios cuando buscando información di con un artículo en The National Post donde se contaba la tarea de Farrer. Fue como un flechazo, le envié un mensaje y a los diez minutos me contestó. Ha sido todo un regalo conocer cómo la pequeña labor de alguien anónimo y desconocido puede tener un gran impacto en su comunidad, cómo un profesor puede dar lecciones de vida más allá de las aulas», cuenta Morente.
Durante cinco años ha trabajado la también guionista y actriz especializada en teatro gestual en este documental. En él, varios de aquellos estudiantes cuentan su vida imaginada cuando tenían catorce años y la que viven dos decenios después. La cinta, rodada en paisajes naturales de Canadá, incluye el acto de entrega de la última carta que le quedaba a Farrer por hacer llegar a un antiguo estudiante.
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«Tras leer aquellas cartas, quienes las escribieron desarrollan la autocompasión, recuerdan su ser adolescente con sus heridas abiertas y tan vulnerables. Al final todos concluían en la misma idea: 'no pasa nada, todo irá bien'. Es como reconciliarse con el niño herido que fueron».
Sueños por cumplir
El documental se adentra en la variedad temática de aquellos escritos adolescentes. Los hay íntimos e instrospectivos, también de sueños por cumplir. «Una chica ansía ser actriz de Hollywood, otro golfista profesional, no faltan quienes escriben dramas familiares contando que sus padres son los únicos separados del pueblo y cómo aquello afectó a su vida, otros aluden a problemas de alcoholismo, una chica que deseaba salir con un joven con el que finalmente acabó casándose... hay quien ve cumplidos sus sueños y quien no, sale a relucir una parte frívola del mundo adolescente con chismes y anécdotas de la época...». También aparece en el relato una familia que recibió la carta escrita por un hijo fallecido pocos años después, una de tantas experiencias convertida en reencuentro emocional con un ser querido. «Con esta iniciativa el profesor quería demostrar el valor de la palabra. Para él atesorar recuerdos es lo que nos conforma como identidad», comenta la cineasta. «El documental ofrece la posibilidad de cambiar a lo largo del camino, girar el foco y mirar adentro, reconectar con nuestro niño invitándonos a hacer un alto, pararse a pensar de dónde venimos, dónde estamos y adónde nos gustaría ir».
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Como creadora, Morente asegura que siempre busca ofrecer contenido «consciente, inspirador, positivo, siempre intentaré dar foco a historias luminosas que nos hagan volver a nosotros mismos. Esta sociedad está un poco demente y es necesaria una mirada interior más allá de la sensación tan común de violencia, división y agresividad. Es importante recordar que los seres humanos podemos ser bondadosos, generosos, amorosos... un ejemplo de ello es la tarea de Bruce Farrer».
Guiada por la necesidad de contar dando protagonismo a gente anónima «para que no pase desapercibida», reconoce que no le resulta fácil encontrar historias que «inspiren más allá de las típicas de superación; no es tan habitual hallar gente que logre trascender con algo pequeño. Creo que la apuesta por este tipo de contenidos puede hacer bien a la sociedad».
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Un lustro de conversaciones con los protagonistas y una selección final de trece antiguos estudiantes cuyas misivas han sido escogidas atendiendo a la vertiente más emocional, «las que más impactaran, no ha sido un proceso intelectual, sino con el corazón, como tenía que ser», cuenta esta directora novel, que marchó a rodar a Canadá y afrontó retos como «rodar inglés, en paisajes que nunca había visto, donde tienes que resolverlo todo en el momento».
La selección de información ha sido otra de las tareas más complicadas que ha encarado Esther Morente, que, confiesa,·disponía de material para diez documentales; lo más duro fue recortar, había testimonios muy potentes que tenía que reducir». A las puertas de la presentación del filme en Valladolid, asegura que ella misma va a escribir una carta como la que pedía el profesor Farrer a sus alumnos. «Pero no esperaré veinte años a abrirla –avanza–, lo haré en diez».
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