Conviene recordarlo, porque la memoria suele ser quebradiza: fue la Semana de Cine de Valladolid la que introdujo en España a este Jafar Panahi de ... quien todos hablan tras haber logrado, con toda justicia, la Palma de Oro de Cannes por su magnífica 'Un simple accidente'. Fue en la edición de 1995 cuando nuestro Festival ofreció la ópera prima del cineasta iraní, 'El globo blanco', elección que se repitió dos años después con 'El espejo' (que vino a presentar un muy joven Panahi), lo que vendría a culminar la Espiga de Oro de 2003, en la 48 Semana, para 'Sangre y oro', ya incorporado su autor a la nómina habitual del certamen vallisoletano.
Plena satisfacción, por tanto, ante este máximo reconocimiento de cuantos entrega Cannes. Que si resulta doblemente justo no solo se debe a la indudable valía de 'Un simple accidente', el más duro y radical de los filmes de Panahi, como ya quedó señalado en la crónica de su proyección, sino porque adquiere también el significado de una justicia 'compensatoria' para un cineasta perseguido con especial saña por el teocrático régimen iraní, que sin cesar le ha perseguido, confinado, prohibido ejercer su profesión o viajar. Veremos qué sucede a partir de este momento, cuando los fanáticos ayatolás se vean confrontados a una película que denuncia sus torturas e infinitas represiones. Esperemos vivamente que Panahi no vuelva a sufrirlas.
De otro tipo de satisfacción hablamos ante la presencia de 'Sirât', de Oliver Laxe, en el buen Palmarés de Cannes 2025 al lograr el Premio del Jurado 'ex aequo' con 'Sound of Falling', de la alemana Mascha Schilinski. Dos trabajos contrapuestos, con la potencia expresiva y el fuerte impacto de las imágenes del realizador gallego conviviendo así con el mundo de los recuerdos, un tanto fantasmal y etéreo, del bellísimo filme germano. Aunque si de 'fantasmas' hablamos, hay que referirse a la muy creativa 'Resurrection', subrayada por un Premio Especial para el cineasta chino Bi Gan, un autor diferente, que –como Laxe o Schilinski– quizá nos estén marcando cierto sendero para el cine del futuro, convertido en una experiencia sensorial antes que intelectual o empeñada en su significado.
Otro título importante que nos ha ofrecido Cannes este año, dentro de un tono medio similar al de la edición anterior pero inferior al excepcional de 2023, es el brasileño 'O agente secreto', con el que Kleber Mendonça filho se ha llevado el Premio a la Mejor Dirección y su protagonista, Wagner Moura, el de Mejor Actor, según pronostiqué en su día. También los críticos de la FIPRESCI se han decantado por su imaginativa forma de reflejar el clima moral de la sociedad brasileña, corroída por la corrupción y la violencia durante la dictadura militar de dos décadas que sufrió el país.
Si el paralelo Premio a la Mejor Actriz lleva el nombre de la debutante Nadia Melliti en su interpretación de una joven musulmana que vive con angustia su opción lésbica en 'La petite dernière', atribúyase tanto al cumplimiento de una 'cuota francesa' como a que no tenía demasiada rivalidad a la hora del galardón. Es de lo más discutible entre las decisiones del Jurado presidido por Juliette Binoche, aunque mi principal objeción a ellas ha de referirse al Gran Premio para 'Valor sentimental', donde el noruego Joachim Trier vuelve a ser valorado muy por encima de sus méritos. Mientras que siempre nos alegraremos con que se premie a los hermanos Dardenne (otros cineastas tan sumamente vinculados a Valladolid), en este caso por el guion de 'Jeunes Mères', sensible y certero acercamiento a cuatro chicas jóvenes que son atendidas en un centro muy similar al de 'La Maternal', de Pilar Palomero.
Nos encontraremos de nuevo en la 79 edición del Festival de Cannes.
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