'Alpha' o el mortal poder de la heroína
Julia Ducournau aborda la adicción al polvo blanco con poderosas imágenes, compitiendo en Cannes en la misma jornada que Wes Anderson y Tarik Saleh
Fernando Lara
Martes, 20 de mayo 2025, 13:47
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Fernando Lara
Martes, 20 de mayo 2025, 13:47
Me temía lo peor después de 'Titanio', la película de Julia Ducournau que obtuvo la Palma de Oro en 2021 y que detesté. Quizá por ... eso me he llevado una buena sorpresa con 'Alpha', su siguiente realización, hoy víctima de los ataques de la misma crítica francesa que encumbró aquella. Pero la cineasta ha sido lo suficientemente inteligente como para no repetir la fórmula de violencia gratuita, 'boutades' e incluso regocijo en el 'gore' que constituía 'Titanio'. Aquí no, en 'Alpha' lo convierte en verdadera tragedia al desarrollar un cortometraje suyo anterior, 'Junior', ahora con una adolescente envuelta por el mundo de la droga y en medio de una epidemia de los 80 que necesariamente nos remite al sida.
Por supuesto, el cuerpo, los cuerpos destrozados o malheridos siguen siendo protagonistas del filme, igual que la complacencia de Ducournau en las incisiones de las agujas en esos organismos. Máxime cuando los pinchazos contienen la heroína con la que se destruye sin cesar el hermano de la médico protagonista y tío de la niña, en un impresionante trabajo para el que el actor Tahar Rahim (quien tanto destacase en 'Un profeta') ha debido adelgazar veinte kilos y que le hace firme candidato al Premio de Interpretación Masculina, al que también puede aspirar Wagner Moura por 'O agente secreto'. Una enfermedad que transforma a los humanos en estatuas de mármol, la imposible lucha contra la pandemia que corroe el mundo o la defensa de la familia como último reducto para combatir el sufrimiento –tema recurrente en esta edición del Festival–, se dan cita también en 'Alpha', que toma su nombre de la adolescente citada y en la que Julie Ducournau parece haberse tomado en serio la labor de una cineasta.
Frente a sus poderosas imágenes, palidecen las de 'Las Águilas de la República', en las que Tarik Saleh pone de nuevo en solfa el sistema político egipcio a través del proceso de degradación moral de un famoso actor ('El Faraón' le llaman) que se ve presionado y amenazado para encarnar el papel del Presidente Al-Sissi en un filme propagandístico del régimen. La capacidad de denuncia de Saleh es bien conocida por sus anteriores 'El Cairo Confidencial' y 'Conspiración en El Cairo', lo que en este final de la trilogía, hecha en Turquía, es ya una crítica directa al máximo mandatario del país.
¿Y de 'The Phoenician Scheme', de Wes Anderson, qué cabe decir? Pues que vuelve a ser la nada entre dos platos, con esa peculiar composición de cada plano típica de su autor, tan habitual como su caprichoso contenido sobre un potentado de los cincuenta cuyo imperio financiero se derrumba sin remedio. Solo convencerá a los ya convencidos.
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