Las víctimas

En este filme se enfrentan el mal y el bien. Dos etapas, la invasión de Austria y los Sudetes por los nazis, con tolerancia de Inglaterra y Francia, y unos años después. El personaje principal es el mismo, Nikki Winton, joven y maduro, vivió 106 años, y 669 niños checos fueron salvados por su frenética actividad en Praga a punto de ser invadida por Hitler. Refugiados, miles de refugiados, de los que solo pudieron salvarse unos pocos. Problemas económicos, búsqueda de familias de acogida, visados. Burocracia y medios. En la película se detallan las acciones de Nikki y la subida de los niños a los trenes, incluido el noveno, que no parte por la invasión de las tropas nazis que lo impiden. El final de la obra benéfica.

La tercera parte, con Nikki viejo es tal vez excesivamente sentimental, cuando se da a conocer su benemérita acción en la televisión y los niños, ahora adultos, y su país, le homenajean. Puesta en escena directa explicando las acciones y creando atmósfera con una gran cantidad de fotografías de niños y niñas en un intento de documentar un hecho real que pudo servir de ejemplo, aunque hoy el llanto, el hambre y el horror, sigan atacando a la población infantil.

Capitaneados por Anthony Hopkins, magistral, todos están a la altura procurando dar verdad a lo sucedido. Emocionarse es fácil e indignarse por la continuidad posterior obligado. Los niños han sido demasiadas veces víctimas, lo que es imperdonable. Esta película hace bien en recordárnoslos.