María Calvo.

Sigue en directo el Aula de Cultura con María Calvo

Hablará sobre el modelo educativo que trae la LOMLOE

fernando conde

Miércoles, 10 de marzo 2021

A la jurista y profesora María Calvo le gusta nadar contracorriente o, por lo menos, contra esa corriente que pretende, por la vía impositiva, decirnos qué está bien o qué es mejor para la educación de nuestros hijos. Abogar en estos tiempos por una educación diferenciada puede parecer, en España, una vuelta al pasado. Sin embargo, en otros países del mundo, civilizado, parece ser una apuesta segura por un futuro educativo más exitoso. Y sobre ello charlaremos en la sesión del Aula que, con el patrocinio de Obra Social laCaixa y Fundación Vocento, podrá seguirse mañana jueves, a partir de las 19:00, en la web de El Norte de Castilla.

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–¿Por qué es tan difícil llegar a un pacto educativo en España?

–Hemos perdido el espíritu conciliador que subyace en el texto constitucional y, en concreto, el del art.27, dedicado a la educación. El relativismo moral impregna todo, también la vida política. Cualquier argumento tiene el mismo valor. Si no hay verdades que transmitir, si todo es igualmente válido, entonces no hay nada que discutir y, en consecuencia, nada que acordar. En estas circunstancias, no es tanto la educación lo que está en crisis, sino la vida humana. La clase política también ha perdido 'nivel intelectual'. Falta formación de fondo en nuestros dirigentes y, en consecuencia, en nuestros parlamentos y gobiernos escasean las controversias razonadas. Y, por el contrario, abundan los prejuicios asumidos como dogmas indiscutibles. Así es imposible llegar a ningún pacto.

–¿Qué le parece la LOMLOE?

–Es una ley partidista, ideologizada, llena de prejuicios y dogmas blindados, e irrespetuosa con la jurisprudencia de nuestro Tribunal Constitucional. Una ley que desprecia el derecho de los padres a elegir el modelo educativo que desean para sus hijos, en libertad.

–¿Qué opina de eso del aprender a aprender, fomentar el espíritu crítico y otros mantras de la educación actual?

–Desde hace años, la escuela en Europa está en crisis. Es una institución preocupada por entretener más que por formar, por igualar a cambio de eliminar la excelencia, por dotar de soberanía al niño por encima de la autoridad del maestro. Sólo importa el goce. Así, la escuela se ha convertido en una suerte de parque infantil en el que se está exento de toda relación comprometida con el saber. Decía Unamuno: «El maestro que enseña jugando, acaba jugando a enseñar. El alumno que aprende jugando, acaba jugando a aprender». La enseñanza siempre implica cierta pugna entre voluntades. No se puede educar a un niño sin contrariarle en mayor o menor medida. Para poder ilustrar el espíritu primero hay que formar la voluntad y eso siempre duele bastante. Ningún niño quiere aprender aquello que le cuesta trabajo y que le quita tiempo que desea dedicar a sus juegos. La educación se extravía si cae en la ilusión democrática.

–Usted defiende la educación diferenciada como un modelo educativo más (e incluso, mejor), ¿por qué?

–Considerar a los niños y niñas 'neutros' sexualmente, afirmar que el sexo no es constitutivo de la persona y que la identidad sexual es una construcción cultural, está provocando injusticias en las escuelas, además de frustración en muchos niños y jóvenes incapacitados para conocerse a sí mismos. La educación diferenciada es un método docente capaz de superar el mito de la neutralidad sexual, tan extendido actualmente en las aulas y fuera de ellas, y que, al margen de ideologías, creencias o políticas determinadas, otorga un tratamiento adecuado a niños y niñas, al atender con detalle a sus especificidades propias, lo que permite alcanzar mejor los objetivos educativos y culturales, y abre mayores posibilidades a los alumnos, al dar la oportunidad a los docentes de trabajar con grupos más homogéneos.

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–¿Qué se hace en otros países a este respecto?

–En países como EE UU, Francia, Reino Unido, Australia o Nueva Zelanda, entre otros, resulta ser el sistema más novedoso y progresista actualmente, implantado con el objetivo de acabar con las desigualdades provocadas cuando la educación mixta se torna ciega sexualmente y biológicamente irrespetuosa. Mientras en países tan avanzados en igualdad entre los sexos como Islandia, este modelo ha sido incluso premiado por su 'innovación pedagógica' (vid., por ejemplo, la escuela Laufásborg, en Reikiavik), en España, nuestro Gobierno sigue ignorando sus beneficios y anulando la libertad de elección –de centro, pero también de modelo educativo– de los padres.

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