Jorge Bustos: «Como escritor anhelo otro tiempo, pasado o futuro»
El escritor y periodista hablará este martes sobre su literatura de viajes en el Aula de Cultura de El Norte desde el Círculo de Recreo de Valladolid
fernando conde
Lunes, 4 de octubre 2021
Iniciar un viaje, cualquier viaje, es como comprar un boleto de lotería. Uno sabe cómo y dónde empieza, pero no cómo ni cuándo acabará. Lo único seguro es que, si ese viaje se realiza a lomos de un libro, al menos evitaremos los percances. La literatura de viajes es un género en sí misma que han cultivado algunos de los más grandes escritores de la historia. Y por eso, acercase a ella exige respeto. Un respeto que demuestra y tiene el escritor y periodista Jorge Bustos, jefe de opinión del diario El Mundo. En su 'Asombro y desencanto', Bustos enfrenta dos viajes, uno a La Mancha, azorinesco y cervantino, y otro al norte de Francia, más proustiano, por cuanto era un recuerdo pendiente aún de futuro. Una obra singular y magnífica sobre la que versará la sesión del Aula de Cultura, que con el patrocinio de Obra Social laCaixa y Fundación Vocento, tendrá lugar mañana, a partir de las 19:30 hrs., en el Círculo de Recreo.
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–Más que viajar para conocer, hay quien viaja para no conocer... a nadie
–Es uno de los grandes placeres del viaje, claro. Más si tu trabajo implica una cierta exposición pública, como es mi caso: entonces el viaje añade la emoción perdida del anonimato. Aunque ahora también puedes encontrarte a un español que te reconoce en un hotel bretón y se acerca a darte la chapa amablemente en el desayuno, como cuento en el libro. El viaje ofrece conocimiento de lo ajeno y desconocimiento de lo propio: dos experiencias muy gratificantes.
–Ahora viajamos mucho a los confines de la tierra, pero sin haber visitado aún la Iglesia de la esquina...
–No es mi caso con España, que me preocupé de recorrer y patear a fondo -empezando por las iglesias: soy un obsesivo visitador de iglesias- no bien empecé a ganar mis primeros sueldos. Las únicas provincias de las 50 que tenemos donde no he estado aún son Ceuta y Melilla, y espero subsanarlo pronto. Pero Francia estaba ahí y tardé demasiado en darme cuenta de su maravillosa cercanía. Creo que no hay razón confesable para salir de Europa, salvo que uno necesite imperiosamente una terapia de mojitos caribeños o algo así.
–«Asombro y desencanto» es un cuadro en el que pugnan el chovinismo francés y el cainismo español. ¿Será genético… en ambos casos?
–Más que el cainismo español, en el que creo solamente en días alternos -y cuando voy al Congreso-, me pregunto por el autoodio español, especialmente perceptible en la izquierda española. Una tara desdichada que pensé que mi generación superaría. Pero entonces nació Podemos y se recrudeció el 'procés'. La izquierda y la derecha francesas, en cambio, aman a Francia y a sus símbolos sin sonrojo. Para envidia nuestra.
–Le asusta el hecho de que alguien, leyendo su libro, diga -como los niños- eso de «¿cuándo llegamos?»
–La gente que lo ha leído, pido perdón por la inmodestia, pero es verdad, me ha dicho que se le ha hecho corto. También porque el libro es corto, lo que quizá sea parte del encanto de viajar. Leguineche dio la vuelta al mundo y lo contó en un libro, pero sospecho que yo me aburriría al tercer mes de viaje. O no, vete a saber. Stevenson decía que el placer del viaje es doble porque consiste en querer irse y luego en querer volver.
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–¿El de este libro es un viaje odiséico o quijotesco?
–El viaje es el gran tema de la literatura, de Ulises al Quijote pasando por Moby Dick o Proust, que viaja en el tiempo hacia atrás. El viaje es la metáfora por excelencia de la vida sobre la tierra, y la función de la literatura siempre ha sido su registro, su antes, su durante y su después. Ese cambio interior es lo que justifica la narración.
–Y para que no todo sea literatura, ¿algo que decir de España, de ésta?
–La España de hoy tiene un interés muy modesto, unos personajes más bien mediocres. Como periodista debo pronunciarme sobre la actualidad cada día; como escritor, anhelo otro tiempo, pasado o futuro, pero otro. Lucho contra la desafección y la nostalgia, porque sé que son reaccionarias y tramposas, pero cuesta comprometerse en este panorama. Por eso viajo.
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