Araceli Mangas: «España no será nunca un Estado fallido gracias al dique de la UE»

Europa se la juega. España se la juega. El mundo entero se la está jugando ya. He ahí la transcendencia de todo lo desatado por el coronavirus en apenas unos meses de omnipresencia y ubicuidad. Son muchas las preguntas y pocas las respuestas (no hablemos ya de las famosas evidencias científicas, que han quedado en evidencia). Pero si alguien puede tener algunas de esas respuestas es, sin duda, la catedrática de Derecho Internacional Araceli Mangas. Una salmantina de pro que este viernes, a partir de las 19h., protagonizará una nueva sesión on line del Aula de Cultura, con el patrocinio de Obra Social laCaixa y Fundación Vocento.

–España ante Europa y el mundo, ¿qué imagen estamos proyectando?

–Pésima. El Estado no funciona y los poderes públicos institucionales están más interesados en la guerra abierta entre sí que en la vida de la gente. Y el drama es que no hay oposición, no hay alternativa. Nuestra democracia no ha superado el test de estrés en la pandemia. Es la imagen de un Estado próximo a la desestructuración, antesala del Estado fallido. Ni el gobierno de la Nación ni los autonómicos garantizan los servicios públicos de seguridad (respeto a la propiedad más elemental que es la vivienda familiar, justicia empantanada); sanidad (denegó el acceso a hospitales a más de 20.000 españoles que ni tan siquiera se contabilizan como fallecidos por COVID-19; de facto, los servicios médicos para otras graves enfermedades se han paralizado). No hay mando técnico responsable de las emergencias sino un charlatán de feria, que es la voz de su amo político.

–¿Es Europa un proyecto fallido?

–No, en absoluto, ¡qué error! Hubo dos o tres semanas en marzo de nacionalismo sanitario. La Comisión dudó al no tener competencias. El respeto al Derecho por parte de las instituciones europeas es sagrado y la Comisión no ha querido ser un legislador absoluto como los políticos españoles: no puede imponer normas sin tener competencias solo porque lo crea necesario. ¿Cómo la UE va a ser un proyecto fallido si sale a los mercados internacionales para obtener 750.000 millones de euros y los pone a disposición de los 27? Manda tanto en los dineros que decidió –sin aceptar un mercadeo con los Estados– repartir a los que más lo necesitan, Italia y España. Sánchez no tuvo que sudar para conseguir el dinero, sólo puso la mano. España no será nunca un Estado fallido gracias al dique de contención de la UE.

–Trump ha sido un elemento desestabilizador del tablero internacional, ¿sería mejor que ganara o que perdiera las próximas elecciones?

Obviamente que pierda, ¡por Dios! Ha dañado las relaciones transatlánticas y el comercio internacional y a nuestros productos. Ha renunciado al liderazgo occidental, al multilateralismo y a la defensa de la democracia. Si gana Biden, tiene que reconstruir toda la gobernanza global.

–Como jurista, ¿cómo valora el último movimiento del gobierno para controlar a los jueces?

–Que España ya es Polonia; o Hungría.

–¿Qué podemos hacer con los «nacionalismo españoles»?

–Paciencia y persuasión con la gente, y autoridad sobre los políticos cuando brinquen sobre la ley y la Constitución.

–¿Qué lección debería extraer el mundo de esta pandemia?

–España debe modernizarse: regeneración, y reconstrucción verde y digital. El mundo: la globalización es un fenómeno irreversible que puede tener correcciones. La hiperespecialización fragiliza a los Estados. La soberanía sanitaria, es decir, la seguridad de los aprovisionamientos sanitarios y la vida de la población dependen de un país que es un rival sistémico, China. Hay que reestructurar la política industrial nacional y reubicar sectores estratégicos, como la producción sanitaria. España debe tener, como lo hacen otros socios de la UE, una reserva estratégica sanitaria para proteger a su población.