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Nueve vidas de metas cumplidas

Nueve vidas de metas cumplidas

La periodista Elena García Quevedo conversa con el biólogo Miguel Delibes de Castro, una de las ‘Voces sabias’ del libro que presentó ayer en el Aula de Cultura de El Norte

Victoria M. Niño

Sábado, 12 de marzo 2016, 12:49

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Fueron elegidos por su experiencia, por sus logros profesionales en distintos campos, por pertenecer a la edad de las conclusiones. Elena García Quevedo quería esbozar el mapa intelectual y espiritual de España a través de ellos. El resultado es el libro Voces sabias. El arte de vivir en tiempos de cambio (Paidós) que ayer presentó en una sesión del Aula de Cultura de El Norte, patrocinada por Caixabank y con la colaboración de la Junta y el Ayuntamiento.

La periodista estuvo acompañada por uno de los protagonistas del libro, uno de los nueve sabios convocados, Miguel Delibes de Castro. El biólogo lamentó con una sonrisa que hubiese sido convocado por «viejo, por ser hijo de mi padre y cuando Elena me ve me dice que estoy más gordo». A pesar de todo, sucumbió a la «persuasiva y enredadora» entrevistadora, a la que acabó hablando de «cosas que no son lo mío». Sacar del quicio conocido a Margarita Salas, Joaquín Fuster, Iñaki Gabilondo, Nuria Espert, Luis Goytisolo, Vicente del Bosque, Mayor Zaragoza y José Luis Sampedro, además del vallisoletano, fue el propósito de Elena.

La música de Jorge Arche centró al público, arrancándole del bullicioso centro de la ciudad en un viernes comercial para llevarle a «la Tierra, a la meseta, las hojas volando, el viento», invitó la autora.

Delibes de Castro, sabedor del molino al que lleva a sus invitados Elena García de Castro, pidió la palabra para decir libre fuera del hechizo de la molinera. «La muestra aleatoria que ha escogido tiene truco. Atodos nos ha ido bien. Lo que me ha llamado la atención de todas las entrevistas es que todos señalan la empatía, el cariño a los demás como algo importante, sentirse uno entre muchos está en todos. También el respeto por las opiniones de los demás y la pasión por lo que hacemos son otras constantes».

Elena García Quevedo intercaló la lectura de sus «retratos» en la conversación con Delibes de Castro. El esbozo de cada personaje parte de una inquietud por el presente, «en un cambio vertiginoso» y con una mirada sobre el futuro. Varios de esos sabios apuntan a un futuro con mayor preponderancia femenina. Ahí el científico aclara su respuesta escrita. Miguel Delibes recuerda que ya en la Cumbre de Río «se dijo que para salvar la Tierra debíamos dar más importancia a las mujeres. Es verdad que muchos países han logrado ordenar recursos y natalidad porque se le ha otorgado a la mujer más capacidad para decidir. Desde ese punto de vista, el empoderamiento de la mujer es fundamental para mejorar la gestión del planeta Tierra». Para Elena «no se trata de un poder excluyente, sino de suma. Es tiempo de dar luz a valores que hoy están en segundo plano».

La necesidad de los demás

García Quevedo se propuso aprender con estos nueve sabios, de su vida más que de su profesión. De Vicente del Bosque solo tenía referencias de que «era buena gente, porque como le aclaré yo de fútbol no sé nada». El chaval que olvidaba comer por dar patadas al balón en su pueblo salmantino, el chico que quería ser maestro como su padre para ayudar a defenderse en la vida a otros, acabó siendo seleccionador. «Un tipo que parece grande y lejano, no era así para nada. Te explica como está sembrando, cómo le exigen ganar y él busca un camino coherente». Entre las frases que le rodean y que llamó la atención de Delibes: «Solo llegas antes, pero juntos llegamos más lejos». La necesidad de los demás, el papel que estos ocupan en cada vida, fue explicado desde la ciencia por el exdirector del Parque Nacional de Doñana: «Biológicamente estamos preparados para querer a los más cercanos y dejar fuera a los extraños. Pero a medida que la Tierra se nos ha hecho más pequeña, tenemos la obligación de hacer más grande el objeto de nuestro amor. Es fácil decirlo, pero cuando se ponen mal las cosas, volvemos sobre lo nuestro, como ocurre ahora en la UE. Las tendencias centrífugas van contra la globalización, que debe ser también de sentimientos. Por eso creo que debiéramos ir hacia una gobernanza más global, que es lo único que nos permite proteger la naturaleza».

El neurocientífico Joaquín Fuster propone un constante cambio de rutinas para mantener vivo el cerebro, como ejemplo pone la decisión de hablar con su mujer cada día en un idioma. Ahí De Castro, a pesar de ser el más joven de la selección, reconoció su resistencia al cambio, «personalmente me cuesta, cambiar de ordenador es una tragedia», afirmaba con sorna. La importancia del entorno familiar, la estabilidad personal y la pasión por su trabajo también salieron a relucir en la mesa. «Te das cuenta de que lograr lo que querías no es tanto una cuestión de suerte como de mérito, no personal, sino familiar. Casi todos somos de familias medias, estables, en las que se inculca a los hijos la necesidad de saber. Luego lo de llegar alto es más relativo, ¿qué es llegar a lo más alto? Pues en mi caso no ha sido ganar más dinero, porque me ofrecieron otros trabajos para ganar mucho más pero tenía que ir a Madrid y dejar lo que me gustaba. Estar contento contigo mismo porque haces lo que te gusta es fundamental».

Elena García Quevedo visitó la enfermedad, asidua compañera en la vida de Iñaki Gabilondo. Leyó las confesiones de un periodista que triunfaba socialmente de lunes a viernes y se recluía en un hospital los fines de semana durante los diez años que estuvo enferma su primera mujer. Las ausencias y las presencias, el sentido de eslabón en la cadena de transmisión de la vida entre su padre y su hijo, la necesidad de preservar los afectos, formaron parte de los secretos revelados. «Al final me dijo: Lo que nos queda es darnos cuenta de que la vida no es lo que esperábamos», leyó García Quevedo. Sin embargo, para Delibes el eje del libro es el negativo de esa afirmación: «Las nueve historias que recoge son de personas para las que la vida resultó lo que querían. Hemos hecho lo que deseábamos. Otra cosa es que hay dramas vitales que preferirías que fueran de otra manera, pero en conjunto somos el ejemplo de la fuerza que te da el hacer lo que quieres». La autora enumeró las recetas aprendidas y, sobre todas, citó a Sampedro: «Hazte cada vez más quien eres».

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